Todo proyecto presenta retos e implicaciones más allá de su propia construcción. En este caso, la propuesta para una torre de súper viviendas es una invitación a la reflexión sobre el edificio icono, la ciudad del futuro y las nuevas formas de habitar en una comunidad sostenible.

Se ha elegido para su construcción un solar dentro del plan urbanístico Madrid Nuevo Norte, continuación del actual eje vertebrador de la ciudad Prado-Recoletos-Castellana, dialogando así con toda la ciudad. La Torre Gauss, con sus 200 metros de altura, se erige como un símbolo de Madrid y como un icono significativo del futuro skyline de la ciudad.

El plan concede especial importancia al transporte público sostenible y los usos mixtos, presentándose como una oportunidad para experimentar con nuevas tipologías y conceptos de ciudad. En este caso, el proyecto busca no sólo elevar en altura la vivienda, sino la propia ciudad, favoreciendo así la sensación de comunidad y la interacción entre usuarios. Es, por lo tanto, una declaración de intenciones sobre una nueva forma de vivir y hacer ciudad.

El edificio se presenta como un trampantojo en el que la fachada, compuesta por una membrana de perfiles cerámicos que filtran el impacto solar, oculta el mundo que se genera en su interior. Estas lamas poco a poco se desvanecen sobre el cielo de Madrid y contribuyen a crear una transición del plano horizontal al vertical, reforzando así la idea de transformación del eje de la ciudad.

De este modo, se consigue recoger bajo una apariencia unitaria las dos realidades que aloja la torre: la realidad residencial. Es decir, aquella que aloja las viviendas de la torre, dividida en dos zonas simétricas en los extremos este y oeste; y, en contraposición, la realidad urbana o comunitaria, correspondiente al espacio central que conecta las zonas residenciales y materializa la idea de elevar en altura la propia ciudad a través de espacios dotacionales para el uso público.

La propia estructura de la torre responde a estas dos realidades, ejecutándose en hormigón la parte propia de las viviendas, mientras que la estructura referente al programa dotacional se resuelve mediante un entramado de acero más permeable y etéreo. 

Se apuesta por acercar la ciudad a la vivienda, integrándolas incluso en un mismo edificio. La dualidad material manifestada en la estructura es, por lo tanto, una respuesta inmediata a las distintas características de los usos albergados. Todo ello enriquece enormemente no sólo la construcción, sino también la vida que se desarrolla en el edificio. 

Es importante adaptarse a las nuevas formas de vivir del usuario del futuro, situando la experiencia por encima de la posesión o de la propiedad. La Torre Gauss es una apuesta por la interacción entre usuarios y el sentimiento de comunidad, donde los espacios dotaciones adquieren una relevancia significativa, al igual que la comunicación, siendo los responsables de elevar en altura la ciudad. El edificio no se limita a ser una suma de ‘hogares’, sino que se entiende como uno en sí mismo. Un modelo sostenible en el que se pretende reducir el impacto de la movilidad exterior. Mientras que, en el interior, esta conectividad se explota gracias a la disposición de una gran cantidad de ascensores y galerías que recorren y articulan el espacio central y lo llenan de vida y dinamismo. 

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