El proyecto consiste en desarrollar un edificio que sirva como sede para un grupo de comunicación multimedia. El programa planteado integra las necesidades propias de un edificio de oficinas más espacios específicos que se requieran por el tipo de actividad como es una gran sala de redacción, talleres de radio, zonas de trabajo en grupo y varios espacios públicos para realizar exposiciones o eventos. 

La parcela elegida para este proyecto es la plaza de Margaret Thatcher en Madrid, una pequeña plaza adyacente a los Jardines del descubrimiento en la plaza de Colón que pertenece al barrio de Salamanca.

La solución que se propone con este proyecto surge de la idea de “completar el bloque del barrio de Salamanca”.

El barrio de Salamanca se rige por una retícula ortogonal y ordenada donde cada manzana esta completada y densificada dejando a la vista solo los ejes de las calles y las fachadas de las manzanas. La única esquina del barrio que no está colmatada es la correspondiente a la plaza Margaret Thatcher. 

Por ese motivo propongo esta idea de introducir una fachada exterior estructural de hormigón forrada de ladrillo que envuelve el programa del interior.

Esta, se inspira en la imagen exterior de la antigua fábrica de la moneda que estuvo situada en lo que hoy en día son los jardines del descubrimiento. Esa fachada seguía muchos de los órdenes y aspectos generales que se recogen en las fachadas del barrio de Salamanca, como son; la importancia de los tres niveles o el ladrillo como material.

La fachada que propongo como imagen exterior pretende no incorporar más ruido y desorden a un espacio ya cargado de importantes hitos arquitectónicos y escultóricos.

En el interior de esta doble piel se desarrolla el programa con volúmenes translucidos, ligeros y versátiles que contrastan con la seriedad y orden de la fachada.

El proyecto sigue en planta un módulo reticular de 5m. Esto facilita la ubicación de la estructura y aporta libertad para organizar forjados a diferentes alturas y con diferentes dimensiones en planta, adecuándose a las necesidades del programa e intentando crear así una imagen de diferentes volúmenes superpuestos que en ocasiones llegan a la fachada y se apoyan en ella.

Para estos volúmenes se propone una segunda fachada ligera y translucida de muro cortina que permita el paso de la luz al interior.

Con esta libertad interior se organiza en planta baja un amplio espacio abierto para el público, que es invitado a entrar por cualquiera de las aberturas de la fachada y poder atravesar el espacio o pasear por él. Esto último se potencia con un cuidado especial del pavimento.

El resultado de todos estos elementos permite que en el edificio se den situaciones de espacios intermedios entre las fachadas donde se forman patios o terrazas a diferentes alturas, o donde se pueden encontrar vigas atravesando el cielo para apoyarse en el hormigón exterior; potenciando desde el interior imágenes de la plaza de Colon enmarcadas por ambas fachadas, una ligera y otra pesada.

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