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Consejos para cuidar la salud y el bienestar durante las vacaciones

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El verano es una temporada llena de sol, descanso y diversión; pero también, de oportunidades para cuidar de nuestra salud. Ya estés planeando unas vacaciones en la playa, explorar nuevos destinos o simplemente disfrutar de los días soleados en tu ciudad, es crucial recordar la importancia de mantener un estilo de vida saludable durante esta época del año.

Nuestros expertos ofrecen consejos para cuidar de tu bienestar durante las vacaciones, desde cómo mantener una alimentación equilibrada, hasta recomendaciones para proteger tu piel del sol y mantenerte hidratado en los días calurosos.

¡Feliz y sano verano!

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           Protegerse del sol

El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más recurrentes: en España se diagnostican 3.200 casos anuales, una cifra que aumenta un 10% cada año. Si se diagnostica a tiempo, el cáncer de piel es también uno de los que mejores tratamientos tiene.

En verano la radiación solar es mayor, y por tanto, es más necesario protegerse del sol.  ¿Cómo hacerlo?

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Reducir la cantidad de sol que recibimos a lo largo de la vida. Estar moreno implica daño de la piel, así que, en realidad, no hay ninguna forma de tomar el sol de forma saludable.

Aplicarse un fotoprotector.

Cubrirse la cabeza, sobre todo, si no hay mucho pelo.

Evitar las horas centrales del día, las horas del mediodía, que es cuando más sol hay.

Protegerse también dentro del agua, igual que debajo de la sombrilla.

Proteger mucho a los niños pequeños: el daño que acumulen ahora va a tener influencia después.

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Leyre Aguado

Especialista del Departamento de Dermatología de la Clínica Universidad de Navarra

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           Deshidratación y golpes de calor

En los últimos años, España ha experimentado veranos más cálidos de lo normal. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé también para este año un verano muy caluroso (podría situarse entre los 5 más cálidos de los últimos 30 años).

Un calor excesivo puede acarrear consecuencias en la salud. Insolaciones o un golpe de calor son algunos de los trastornos por calor más frecuentes, con síntomas como dolor de cabeza, debilidad, mareo, somnolencia, desorientación, calambres, temblores o, incluso, convulsiones.

Aunque las insolaciones pueden ser leves, un golpe de calor siempre es grave, especialmente en niños y personas mayores. ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

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Evitar la exposición directa al sol, sobre todo en las horas centrales del día, y usar cremas de protección solar.

No quedarse en sitios cerrados como puede ser el coche.

Vestir ropa adecuada y ligera.

Beber abundantes líquidos, pero sin necesidad de forzarse.

No beber alcohol ni cafeína.

Utilizar ventiladores y, en casa, ventilar durante la noche.

Mojarse o bañarse.

Reducir la actividad física durante las horas más cálidas.

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Nicolás García

Especialista del Departamento de Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra

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Otro riesgo en verano es la deshidratación. Nuestro organismo necesita una adecuada hidratación para mantener los niveles óptimos de agua. Sin embargo, en verano, este aspecto, debido al calor, se ve alterado por un aumento de la pérdida de agua mediante la piel, respiración y sudoración, principalmente. ¿Cómo evitarlo?

Es fundamental beber líquidos. Si de normal, de forma general, es recomendable beber entre 1.5 y 2 litros de agua diarios, en verano es preferible aumentar esa ingesta hasta los 2.5 litros.

Pero, ¿qué tipo de bebidas? El mejor líquido es el agua, si puede ser con bajo contenido de sodio. También se puede beber mediante infusiones, café o té.

Pero, si resulta difícil beber tanto líquido, también se puede obtener el agua mediante los alimentos: fruta, verdura e hidratos de carbono.

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           Deporte en verano

En verano, las vacaciones y las buenas temperaturas favorecen que práctiquemos más deporte. Sin embargo, hay que tomar precauciones para protegernos del sol y el calor, también en esos momentos.

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Evita practicar deporte al aire libre en las horas centrales del día. En general, la franja más peligrosa es la comprendida entre las 12 y las 17 h. Por ello, lo mejor es entrenar a primera o a última hora del día, las temperaturas son más llevaderas y la exposición a las radiaciones solares es menor.

Hidrátate. Siempre es imprescindible pero ahora más que nunca. Bebe cada 20-30 minutos y no esperes a tener sed, ya que esto es señal de una ligera deshidratación. Junto a esto, recuerda que aparte de perder líquidos, también perderás sales minerales que son importantes para el organismo. De esta manera, es interesante incorporar bebidas isotónicas para reponer estos electrolitos.

Usa protección solar. Si prácticas deporte al aire libre, la crema solar es algo IMPRESCINDIBLE. Existen foto protectores específicos para hacer deporte que son resistentes al agua y al sudor, ¡utilízalos!

Viste la ropa adecuada. Evita colores oscuros que atrapan el calor. Lleva ropa técnica de colores claros diseñada para hacer ejercicio que facilite la transpiración. Esto ayudará a la evaporación del sudor y bajar la temperatura de tu cuerpo mientras entrenas.

Escucha a tu cuerpo. Todos tenemos nuestros límites y el calor del verano puede afectarte más de lo normal, por lo que es importante que aprendas a escuchar y respetar las señales. Síntomas como dolor de cabeza, sed intensa, calambres musculares o mareos, indican que es momento de parar de inmediato, buscar una sombra e hidratarte.

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Jesús Martín

Profesor de la Facultad de Enfermería

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           Dejar de fumar

En verano disminuye el estrés laboral y/o académico. Por ello, ¿no sería un buen momento para pensar en dejar de fumar?

 


 

PON UNA FECHA

Escoge una fecha, dentro de las próximas dos semanas, para dejar de fumar. Este tiempo es suficiente para prepararte. Para evitar el fracaso no establezcas como fecha para dejar de fumar un momento difícil para ello (por ejemplo: exámenes, un momento estresante).

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Miren Idoia Pardavila

​Profesora de la Facultad de Enfermería

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CUENTALES A TUS FAMILIARES Y AMIGOS QUE QUIERES DEJAR DE FUMAR

Dejar de fumar es más fácil si tienes el apoyo de tus familiares y amigos. Pero no pueden ayudarte si no saben que estás dejando de fumar y lo que necesitas de ellos. A continuación, te damos algunas sugerencias de cómo comenzar la conversación:

  • Diles a tu familia y amigos que estás dejando de fumar porque...

  • Pídeles a aquellos familiares y amigos que han dejado de fumar que te cuenten sus experiencias

  • Pide a tus amigos y familiares que no fumen cerca de ti.

  • Identifica qué factores desencadenan el deseo de fumar y pide a tus amigos y familiares que te ayuden a evitarlos.

  • Propón a tus amigos y familia realizar actividades libres de humo (como ir al cine o al gimnasio).

  • Pide a tus amigos que no te dejen fumar ni un solo cigarrillo.

  • Habla con tus amigos y familia para avisarles de que puede que estés de mal humor las primeras semanas que dejes de fumar.

  • Pídele a un amigo o a un miembro de tu familia que hable contigo cuando tengas ganas de fumar.

  • Celebra junto a tus amigos y familiares tus logros: 24 horas, 3 días, 1 semana,... sin fumar. 
     


 

PLANIFICACIÓN Y ANTICIPACIÓN 

¡Dejar de fumar es difícil! Y es posible que durante las primeras semanas te sientas un poco deprimido, no puedas dormir, tengas problemas para pensar con claridad, estés irritable, frustrado o te sientas ansioso, nervioso y/o inquieto.  

Estos sentimientos son normales y, lo más importante, son temporales. La mayoría de las personas que vuelven a fumar lo hacen para poner fin a estos sentimientos incómodos. ¡Esto no puede pasarte! Es más fácil evitar la recaída si: Conoces cuáles son los factores que te desencadenan deseos de fumar: ciertas personas, lugares, cosas o situaciones Prepara una lista de cosas que puedes realizar cuando tengas ganas de fumar (este deseo dura unos 10 minutos). Estas distracciones tienen que ser rápidas y fáciles.
 

RECUERDA POR QUÉ QUIERES DEJAR DE FUMAR

Recordar tus metas te ayudarán a mantenerte en tu propósito: dejar de fumar. Para ello es bueno realizar una lista con todas las razones por las que quieres dejarlo. Puedes cumplimentar las siguientes frases generar tu lista de motivaciones:

Porque voy a ser capaz de _________________________ 

Porque me voy a sentir más _________________________ 

Porque voy a tener más ________________________ 

Porque no voy a tener que _________________________

Mantén la lista en algún lugar donde la veas a menudo (como el teléfono, el coche, o el armario). Esto puede sonar poco convincente, pero manteniéndola cerca cuando te recordará que quieres dejarlo. Por cierto, no te olvides de deshacerte de las cosas que te recuerdan el tabaco. Por ejemplo, puedes comenzar por destrozar tu paquete de cigarrillos y tirar los encendedores.

 

SUPERVISA TU PROGRESO CON REGULARIDAD 

Supervisar tu progreso con regularidad puede ayudarte a conocer las estrategias que más te ayudan a dejar de fumar.

 

RECAÍDAS

No te desanimes si tienes un desliz y fumas uno o dos cigarrillos. No es una causa perdida. Un cigarrillo es mejor que un paquete entero. Pero esto no quiere decir que se puede fumar con seguridad de vez en cuando, no importa cuánto tiempo hace que hayas dejado de fumar. Un cigarrillo puede llevarte rápidamente a tus viejas costumbres.

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           Dieta saludable

El verano y especialmente en vacaciones, normalmente cambiamos las rutinas: se retrasa la hora de acostarse, se realizan más actividades al aire libre, hacemos excursiones al campo o a la playa, aumentan las reuniones con familiares y amigos… etc. Todo ello influye en la alimentación: se cambian horarios, regularidad y número de las diferentes tomas (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena), se tiende a consumir alimentos más refrescantes, más fáciles de digerir y se utilizan modos de preparación de los alimentos más sencillos y rápidos.

Para evitar que estas modificaciones o cambios nos conduzcan a la realización de una alimentación desequilibrada e inadecuada, conviene mantener una dieta saludable y asegurar una adecuada hidratación acorde a nuestras características y actividad: edad, peso, práctica de deporte o gustos.

 

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En general, en esta época del año el organismo requiere menor cantidad de energía para el desempeño de las diferentes funciones, por lo que deberíamos ajustar el aporte de calorías de la dieta incluyendo comidas más ligeras que en otras épocas del año. 

Las elevadas temperaturas aumentan el riesgo de deshidratación, que debe ser compensado mediante una dieta abundante en líquidos.

También se debe incluir gran variedad de alimentos en la dieta: se deben consumir alimentos de todos los grupos en la frecuencia y cantidades recomendadas.

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M. Iosune Zubieta

Centro de Investigación en Nutrición (CIN)
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           Descanso (y sueño)

En verano dormimos menos. Los principales motivos son el calor, los cambios de rutina y la mayor exposición a la luz. Es importante mantener las medidas de higiene de sueño generales pero hay que hacer hincapié en algunas de ellas. Estos son algunos consejos:

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Mantener horarios regulares de sueño. Nuestro cuerpo tiene un reloj interno que no entiende de cambios por motivos sociales. Hay horas del día en las que está preparado fisiológicamente y metabólicamente para estar despierto y otras en las que está preparado para dormir. Adaptar nuestros horarios a este ritmo es fundamental para que nuestro sueño sea de calidad. Este horario no debería ser muy diferente al que tenemos cuando no estamos de vacaciones.

Hacer ejercicio por la mañana, antes de que el sol caliente y no a última hora del día, ya que nos dificultará dormir y el sueño será de peor calidad. La temperatura interna desciende para prepararse para dormir y el ejercicio físico por la tarde retrasa este proceso. De hecho, se recomienda evitar la actividad física en las 6 horas previas a acostarse.

No dormir siesta. La siesta restará carga de sueño para la noche por lo que, sobre todo, si dura más de 30 minutos, dificultará el sueño nocturno.

Evitar la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse, y no fumar. Ambos hábitos empeoran la calidad del sueño.

Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse. Esto incluye café, té y muchos refrescos, así como chocolate.

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Elena Urrestarazu

Especialista del Departamento de Neurofisiología Clínica y de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra.

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La cena debe ser ligera, sin grasas ni comidas picantes, y temprana. Es necesario acostarse con la digestión hecha, pero sin hambre. La digestión también sigue el reloj interno y su hora no coincide con la del sueño: el cuerpo no está preparado para realizar las dos funciones a la vez.

Evitar la exposición a la luz 2-3 horas antes de acostarse. La luz es el principal regulador del reloj interno. Bloquea la secreción de melatonina que comienza 2 horas antes de la hora interna de dormir. Por eso en verano, al ser mayor el número de horas de exposición a la luz, resulta más difícil conciliar el sueño.

Mantener la habitación en condiciones adecuadas (oscuridad, silencio, temperatura agradable). La temperatura óptima de la habitación para dormir se encuentra entre los 18ºC y los 22ºC. Con el calor del verano, lograr mantener esta temperatura puede ser todo un reto.

Es recomendable ventilar la casa a primera hora de la mañana, pues son las horas más frescas del día.

En caso de no disponer de aire acondicionado, se pueden utilizar ventiladores u otro trucos para refrescar la habitación y la cama. Dormir con la ventana abierta es un arma de doble filo: la habitación puede estar más fresca pero, dependiendo de dónde estemos, puede ser a costa de la oscuridad y el silencio.

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           Bienestar psicológico

Cuidar de nuestro bienestar psicológico es fundamental, y el verano nos brinda una maravillosa oportunidad para detenernos y dedicar tiempo a actividades que lo promuevan. Además, nos permite establecer nuevas rutinas que podemos mantener durante todo el año.

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Practica el autocuidado:. Durante el verano, dedica tiempo a cuidar de ti mismo/a. Realiza actividades que te brinden placer y te ayuden a recargar energías, como tomar un baño relajante, disfrutar de un masaje, escuchar música que te guste, escribir en un diario o practicar hobbies que te apasionen. El autocuidado es fundamental para mantener un equilibrio emocional y prevenir el agotamiento.

Establece límites en el uso de la tecnología:. Estas semanas será fácil pasar largas horas en frente de la pantalla del teléfono o la computadora. Establece límites de tiempo para el uso de dispositivos electrónicos y aprovecha ese tiempo libre para interactuar con amigos y familiares, leer un libro, practicar un hobby o disfrutar de actividades al aire libre.

Practica técnicas de relajación:. Las vacaciones también son un momento para descansar y relajarse. Dedica tiempo cada día para practicar técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda o el yoga. Estas prácticas te ayudarán a reducir el estrés y a mantener un equilibrio emocional.

Mantén una vida social activa:. Aprovecha las vacaciones para conectarte con tus amigos y seres queridos. Organiza salidas, actividades conjuntas o simplemente pasa tiempo de calidad juntos. La interacción social es fundamental para el bienestar emocional y te ayudará a crear recuerdos positivos durante estas semanas.

Busca apoyo emocional si es necesario:. Si durante las vacaciones te sientes abrumado/a, triste o experimentas dificultades emocionales, no dudes en buscar apoyo. Puedes acudir a un profesional de la salud mental.

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Mónica Pachón

Psicóloga. Profesora de la Facultad de Educación y Psicología

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