El Grupo de Investigación en Historia Reciente organiza un seminario sobre política y religión en México
La conferencia corrió a cargo de María Teresa Enríquez, profesora de filosofía de la Universidad Panamericana
El pasado 27 de abril, María Teresa Enríquez, profesora de filosofía de la Universidad Panamericana (campus de Aguascalientes, México), presentó en el seminario organizado por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) una síntesis histórica sobre las relaciones entre la política y la religión en la historia de México, desde la conquista hasta nuestros días. Con este proyecto en mente, Enríquez propuso a lo largo de su intervención una serie de claves interpretativas sobre los principales hitos de la historia del catolicismo en México.
De la época colonial destacó sobre todo el proceso de evangelización y los contactos con las religiones precristianas, con las implicaciones sociales y culturales que también llevó aparejado, el fenómeno del culto mariano a la Virgen de Guadalupe y la profunda huella de la institución del regio patronato en la configuración de la relación entre Iglesia y poder político.
A continuación desarrolló los principales temas presentes en la génesis del conflicto entre religión y poder político en el México independiente del siglo XIX: la formación de un anticlericalismo que, si bien es coherente con una corriente más amplia común a otros países latinos de tradición católica, adquirió en aquel país una indudable personalidad propia, netamente distintiva; los hitos fundamentales de las Leyes de Reforma de Juárez, en los años cincuenta y sesenta, precedidas un par de décadas antes por la llamada «Prerreforma» de Gómez Farías; así como, por último, el prolongado Porfiriato, que, sin derogar las leyes liberales, permitió una notable recuperación de la vida religiosa.
La narrativa propuesta por la profesora Enríquez conduce, de este modo, al principal núcleo argumental del conflicto religioso en el México contemporáneo, que es sin duda el clímax anticlerical que se abre a partir de la Revolución de 1917, con las grandes persecuciones de los años veinte y las guerras cristeras.
Las últimas claves interpretativas se ocupan, naturalmente, del tiempo presente, en el que es posible constatar un doble proceso. Por un lado, la evolución en sentido democratizador del régimen priista trajo consigo también un abandono de las restricciones a la libertad religiosa del anticlericalismo oficialista, pero por otro lado, México no es ajeno a las «guerras culturales» características de este inicio de siglo XXI.