Amistades, dependencia emocional y relaciones tóxicas, tema de una mesa redonda organizada en la Universidad
La actividad se enmarca en el proyecto de Salud y Bienestar de la Estrategia 2025
03 | 04 | 2023
El 28 de marzo tuvo lugar una mesa redonda dirigida a estudiantes y profesores sobre “Amistades, dependencia emocional y relaciones tóxicas”. En la actividad, enmarcada en el proyecto Salud y Bienestar de la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra, participaron como ponentes el profesor Jokin de Irala, catedrático de la Facultad de Medicina, y la doctora Raquel Martín, psicóloga, terapeuta familiar y profesora de la Facultad de Educación y Psicología. La mesa estuvo moderada por Carolina Lupo, investigadora del grupo “Afectividad y sexualidad” del Instituto Cultura y Sociedad.
Carolina Lupo introdujo la sesión comentando que, en la actualidad, “vemos una realidad entre los jóvenes que nos interpela”. Asimismo, ayudó a reflexionar a los asistentes sobre el hecho de que, en el ámbito de las relaciones humanas, se vive una especie de paradoja existencial: “Muchos buscan desesperadamente “atarse” a otros, pero, al mismo tiempo, necesitan que ese lazo permanezca “flojo”, para poder “desatarse” ante la primera incomodidad. A esto se le suma una creciente vivencia de soledad (motivada por múltiples factores), por la que a veces se busca estar atado a cualquier precio”, afirmó.
Por su parte, la doctora Raquel Martín explicó que una persona con dependencia emocional tiende a sentirse valiosa según la mirada que recibe de los demás. “Esto puede darse tanto en un vínculo de amistad como de pareja”, puntualizó el doctor Jokin de Irala. La opinión que la otra persona tiene sobre ella, las demostraciones de afecto, el que esté pendiente de cada paso que da, etc., hace que se sienta segura, explicó. “Si la seguridad y la valía personal no le viene dada por otro, todo su mundo afectivo tambalea”.
Tal y como señaló la doctora Martín, las causas suelen ser diversas y complejas. “No existe una única razón”, aunque, como explicó, de manera subyacente sí suele encontrarse una baja autoestima, sentimiento de inseguridad, desarrollo de un apego inseguro en etapas vitales de su historia personal, deficiencia de habilidades sociales, profundo sentimiento de soledad, entre otras. Asimismo, apuntó a que no se puede olvidar la influencia de algunas redes sociales, que agudizan aún más este complejo escenario.
Como se explicó en la sesión, identificar cuándo una relación es dependiente resulta una tarea crucial, ya que es el paso necesario para salir de ella, o ayudar a otros a hacerlo. Por medio de redes sociales, el doctor de Irala preguntó a los asistentes cuáles consideran que son las señales que podrían indicar la existencia de dependencia emocional en una relación. Algunas de las respuestas que recibió fueron las siguientes: esa relación nos aísla de otros vínculos afectivos (familia, amigos) o interfiere negativamente en nuestras tareas (estudio, trabajo) o actividades de ocio (deporte, salidas); es una relación que pretende exclusividad o que nos limita a la hora de abrirnos a otros (o se siente mal o reclama cuando esto sucede); se vive en la necesidad de estar todo el tiempo con el otro, no tolera su ausencia o silencios (si tarda en responder un WhatsApp, por ejemplo); se ejerce una especie de control sobre la otra persona, no necesariamente de manera explícita o agresiva, sino que en ocasiones toma la forma de cierto victimismo, “no puedo estar sin ti”; se necesita al otro (o su aprobación) para tomar cualquier tipo de decisión.
La doctora Martín corroboró la presencia de estas señales desde una perspectiva clínica. Además, indicó que también podemos detectar algunas señales bastante claras: una relación dependiente no te ayuda a crecer, no vives la relación con serenidad, sino como en una constante montaña rusa (dependiendo tus actos de cómo reaccionará el otro), te vas convirtiendo en alguien que no eres o en quien no quieres ser. Esta dependencia emocional, que siempre tiene una repercusión negativa en la persona a largo plazo, puede tener también un impacto más nocivo si toma tintes de toxicidad. Comentó que una relación tóxica es el grado más extremo de una dependencia emocional, que nos llevaría a tomar decisiones cuya repercusión sería peligrosa desde el primer momento. “Estaríamos hablando de relaciones que conllevan conductas por las que se merma directamente la integridad moral o física de la persona: por ejemplo, sensación de miedo a sufrir un daño físico (aunque no se llegue a dar), amenazas, control de la intimidad o conductas de riesgo”, afirmó.
El doctor de Irala comentó que existe también un perfil bastante frecuente entre muchos jóvenes que, de por sí, son muy generosos y están siempre en disposición de ayudar a otros. “Es lo que llamamos el “síndrome ONG”. En estos casos, la necesidad de dependencia se reflejaría en que necesitan constantemente alguien que los necesite. Casi sin darse cuenta, se convierten en una especie de “salvadores” de otros, muchas veces en detrimento de su crecimiento personal”.
Los ponentes animaron a preguntarse si es posible una dependencia saludable, para lo cual se necesita reflexionar sobre el uso (y muchas veces mal uso) del lenguaje en nuestra sociedad. Independencia, libertad, autosuficiencia, límites, ataduras, autonomía… pueden mezclarse y confundirse. Así, afirmaron que sí existe una dependencia sana, o libre dependencia, es decir, aquel vínculo que se elige crear es una relación de amistad o noviazgo en la que se puede crecer como un nosotros, permite una apertura a los demás con respeto y libertad. Para terminar, Carolina Lupo hizo hincapié en que somos por naturaleza personas relacionales: “Todos buscamos amar y ser amados, el vínculo de dependencia es lo más auténticamente humano. Siempre que, en esa decisión tomada con libertad, elijamos amar a tal o cual persona, porque queremos amarla, porque la elegimos y crecemos junto a ella, no porque esa persona se convierta en alguien imprescindible para mi felicidad y para darle valor a quien soy. Quien me ama libremente, saca lo mejor de mí”.