David Thunder: "No es posible gobernar bien una sociedad compleja desde un estado central"
El investigador del grupo ‘Religión y sociedad civil’ del ICS ha publicado el libro 'La República Policéntrica: una teoría del orden civil para sociedades libres y plurales'

FotoLeire Escalada
/David Thunder, en el Instituto Cultura y Sociedad con su libro.
07 | 03 | 2025
¿Cómo afrontar el descontento de buena parte de la ciudadanía frente a los gobiernos actuales en Occidente? ¿Es posible mantener el bienestar y la seguridad en un mundo cada vez más polarizado? ¿Se necesita redefinir el papel del Estado? David Thunder, investigador del grupo ‘Religión y sociedad civil’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, aborda estas y otras cuestiones en su último libro, La República Policéntrica: una teoría del orden civil para sociedades libres y plurales (The Polycentric Republic: A Theory of Civil Order for Free and Diverse Societies, en su título original), publicado por Routledge en enero 2025.
En la obra, el autor critica la soberanía del Estado moderno y el contrato social moderno, señalando las disfunciones que, a su juicio, provocan los sistemas de gobierno centralistas y burocratizados. Asimismo, propone a los lectores el ejercicio de reimaginar un nuevo orden político y social definido por el pluralismo, el respeto de las libertades individuales, las relaciones horizontales y el empoderamiento de las comunidades locales frente a las instituciones centralizadas. “El problema de la centralización excesiva del poder político es que no se adapta suficientemente a las diversas necesidades de la sociedad. No es posible gobernar bien una sociedad compleja y de gran escala desde un órgano central como un estado nacional”, defiende Thunder.
En este sentido, señala que “al imponer normas, incentivos y sanciones que afectan a la vida interna de una amplia variedad de asociaciones no estatales diversas, desde familias a escuelas, universidades, iglesias y empresas, el Estado soberano impide que las asociaciones y organizaciones locales desarrollen sus propias normas, costumbres y narrativas compartidas y las adapten a sus propias misiones y valores distintivos”.
A esta situación se suma la actual crisis del estado del bienestar, el descontento ciudadano y el auge de los populismos, así como los retos que deben afrontar las sociedades occidentales, vinculados al envejecimiento demográfico, entre otros. “Es un problema muy complejo y la única solución en este caso son iniciativas que vengan de la sociedad civil y no dependan de una financiación centralizada”, apunta. Como respuesta, alude a la necesidad de “alianzas entre el sector público y el privado a nivel regional. Por ejemplo, hospitales privados que sirvan también a las necesidades públicas. Es algo que ya existe, pero hay que potenciarlo”.
Nuevo paisaje político
En su propuesta, Thunder aboga por la “república policéntrica”, un modelo federalista, que podría ser aplicado en distintos sistemas de gobierno y que busca “disminuir el peso de las instituciones estatales y favorecer las locales, brindando mayor poder a los lazos territoriales políticos locales para conformar una identidad cívica”. Se trata de “una devolución de poder a nivel municipal y regional para que la autoridad fluya de abajo hacia arriba”. En otras palabras, propone “una liga de ciudades y cantones independientes que operen dentro de los límites de una constitución flexible, respetuosa con las prerrogativas razonables de las asociaciones locales, desde las comunidades municipales y los pueblos hasta las escuelas, las universidades y las cooperativas agrícolas”.
Esto permitiría, además de eliminar en buena parte el lastre de la burocratización, “que más ciudadanos pudieran ver sus necesidades cumplidas porque un sistema policéntrico es más adaptable a las diversas demandas”. Como ejemplos de algunos modelos que ya están implementando modelos de estilo, señala el caso de los cantones suizos y la progresiva descentralización del sistema sanitario en Reino Unido. Para el autor, otorgar una mayor autonomía a las entidades locales posiblita, además de potenciar la libertad individual, que las regiones sean “más competitivas fiscalmente y más eficientes para atraer talento e inversión”.