Seis farmacéuticos de la Universidad de Navarra han participado en Perú en un proyecto de explotación de plantas medicinales para el beneficio económico y sanitario de la zona andina del Nor-Yauyos.

El departamento de Farmacia y tecnología farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra propuso a un grupo de licenciados viajar a Perú de la mano del Instituto Rural Valle Grande de Cañete (Perú), la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y la Asociación ProPerú. El Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona también financiaron parte del proyecto.

Los graduados son Nora Sasal (Pamplona), Javier Calvo (Rentería, Guipúzcoa), Manuel Allende (Zaragoza), Marta Fernández de Vega (León), Ignacio Gil (Logroño) e Íñigo Uriarte (Bilbao).

La iniciativa se basó en la explotación de plantas medicinales como recurso económico y sanitario de la zona. En 1997, el Instituto Rural Valle Grande propuso a los agricultores aprovechar parte de sus huertas para el cultivo de plantas aromáticas, como romero, tomillo o menta. Hasta entonces, los terrenos de los nativos sólo se utilizaban para la agricultura de subsistencia. Así, secando las plantas aromáticas de modo tradicional y vendiéndolas a empresas filtrantes, se elaboraba menta, melisa... De este modo aumentaban los ingresos de las familias.

"El proyecto -explica Manuel Allende- tuvo tan buena acogida que llegó un momento en que había un gran número de plantas secas, y no podían venderlas. Y ésa fue la causa por la que nosotros fuimos: al no comercializar la planta, pensaron que sí podrían vender su aceite esencial, el compuesto químico que le da el aroma. Este líquido es muy apreciado por las industrias alimentaria, cosmética, farmacéutica... Además, tiene más ventajas: se conserva durante mucho tiempo y, al ser más caro, el beneficio es mayor".

Como agrega Nora Sasal, su trabajo consistió en formar un pequeño control de calidad de estos aceites esenciales, en un laboratorio de Cañete donado por la Universidad de Navarra. "A la vez -continúa-, constituía todo un indicador de calidad; es decir, gracias a él identificamos qué clase de cepas eran las mejores para ser cultivadas. Esta otra área de trabajo se denomina 'Optimización de cultivos'".

La eficacia de la medicina tradicional

También desde el Instituto Rural Valle Grande se comenzó un estudio sobre la medicina tradicional, para comprobar cómo los habitantes del Nor-Yauyos utilizan las plantas como remedio contra sus enfermedades: "Nosotros apoyamos en este estudio: diseñamos la encuesta entre los seis y entrevistamos a las personas sobre la curación con plantas silvestres: cómo las usaban, para qué... ", matiza Nora.

Al respecto, Manuel apostilla que "cuando esta gente enferma, su primer recurso es la medicina tradicional, y eso puede tener tanta eficacia como la de un medicamento. Según un estudio que hicimos, estas plantas curaban en la mayoría de los casos las enfermedades a las que se destinaban, y esto es una cosa que aquí no entendemos".

En Perú colaboraron directamente con dos ingenieros de Cañete. Uno de ellos continúa con esta iniciativa del control de calidad. En este aspecto, Manuel aclara: "Nosotros allí no hemos empezado nada desde cero. El proyecto empezó antes de que llegásemos, y lo hemos continuado. Les hemos echado una mano en lo que hemos podido: creamos el laboratorio de Farmacognosia y le hemos dado un fuerte empujón al proyecto".

Y ahora ya saborean las mieles con su particular éxito: "Este primer trabajo de investigación lo presentó el Instituto Rural Valle Grande al I Congreso Iberoamericano de Plantas Medicinales, donde se aceptó nuestra ponencia. Supone una gratificación ver como la comunidad científica iberoamericana reconoce nuestro trabajo".