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“Hay que esquivar con capote y poner entre paréntesis todas las cuestiones en las que se nos invita a posicionarnos igual”

Con motivo de la apertura del congreso FORUN 2025, el filósofo Jorge Freire visitó la Universidad para dialogar sobre el lazo comunitario


FotoManuel Castells/

14 | 10 | 2024

Jorge Freire es filósofo, aunque confiesa que se siente un filólogo frustrado porque le encanta jugar con la etimología de las palabras. Estuvo presente el pasado jueves 10 en la apertura de FORUN 2025, un congreso de estudiantes para estudiantes y que este año tiene como tema la "Ciudadanía global". El encuentro se celebró en la Facultad de Comunicación, donde Freire reflexionó sobre individualismo, pensamiento crítico -o la ausencia de este- y la colectividad. 

¿La sobreinformación local, nacional e internacional está reforzando o aflojando el lazo comunitario?

Todos los días tenemos noticias de cataclismos, eventos terribles… y eso, parece, expande el círculo de nuestra empatía o de nuestra compasión. Pero no es del todo cierto, porque no te puede importar lo que está sucediendo en un país remoto más de lo que te preocupa lo que le sucede a tu vecino. Por muy cínico que parezca, hace ya bastante tiempo que Hume lo dijo: “Es preferible la destrucción del Universo que el rasguño de una mano”. Pero en la práctica no nos afecta tanto que haya, por decir algo, una matanza de 300 personas en un país remoto a que se nos muera el gato.

Nuestra empatía es una cuestión radial que va ampliando su círculo a partir de un centro que somos nosotros. No nos puede importar exactamente igual lo que sucede en las antípodas de nuestro mundo a lo que nos sucede en nuestro radio de acción. Y esta sobreinformación está haciendo que tengamos muchas noticias de muchas cosas pero que acaban induciendo a un estado anímico desalentador. Parece que nuestra vida se está convirtiendo en una especie de disaster movie

¿Qué es lo que ha pasado?

El miedo se ha cronificado en nuestra sociedad, lo que llamamos medrosía, y nos está afectando tanto que hace que se descomponga nuestra realidad. Hannah Arendt dijo que el miedo es como “un cinturón de hierro”: puede haber gente aislada por miedo pero si se juntan no se produce el efecto de comunidad. Lo que ocurre es que desaparece la libertad individual. Eso es lo que está pasando con nosotros como sociedad: parece que el elemento común es el miedo, pero lo que está haciendo es que nos repleguemos. Hay una idea muy conocida en La democracia en América (1835) de Tocqueville cuando se refiere al peligro de la tiranía aritmética. En el segundo libro, que publica en 1840, se retracta y dice que hay algo peor: el repliegue cívico, que los ciudadanos dejen de ser ciudadanos, se encierren en sus casitas y se conviertan en súbditos porque han cedido las grandes decisiones a un príncipe, a una casta de expertos, a unos tecnócratas.

Eso lo estamos viviendo ahora. En la televisión sale un experto que nos dice que, gracias a la Inteligencia Artificial, se van a perder no sé cuántos empleos del futuro y nosotros estamos impávidos como si no fuera con nosotros. ¿Desde cuándo hemos cedido ciertas cuestiones a lo que diga un sanedrín de técnicos autoproclamados? Este repliegue que estamos viviendo viene influido por el miedo que nos están metiendo. El miedo lo conocemos desde la Edad Moderna, porque ya Hobbes escribió en Leviatán que la mejor forma de gobernar es a través del miedo. Tú puedes gobernar a través del miedo, pero no vas a gobernar ciudadanos, sino una masa de borregos. El miedo y la libertad no son fácilmente conciliables. 

En este repliegue de la sociedad, ¿qué papel juegan las tecnologías, las redes sociales, la comunicación global…?

Es curioso que la era de la comunicación en la que vivimos promueva cada vez más una soledad más acusada. La palabra comunicación viene de común. ¿Cómo puede ser que la comunicación, que se supone que trata de estrechar lazos, gracias a la que tú puedes conectarte con alguien en tiempo real, hace que estemos cada vez más aislados? Cada vez vivimos más como si fuéramos átomos segregados. Esta es una gran paradoja. No somos una sociedad de individuos hermanados, sino que somos como átomos totalmente desvinculados y cada uno refugiado en su espacio privado. Ya lo anuncia Oswald Spengler en La decadencia de Occidente. Cuando vives con miedo, con angustia, etc., ves todo de forma muy angosta, como un túnel. Y solamente se habla con optimismo cuando hablamos de un pasado que fue mejor. 

Apertura FORUN2025 con Jorge Freire (10/10/2024)
Galería del acto de apertura del congreso Forun 2025. FOTOS: Manuel Castells

 

 

¿Dónde queda el espacio para el pensamiento crítico y la conciencia colectiva?

Habría que distanciarse de esta sociedad porque se nos pide que seamos espectadores, como un coro griego que tiene que sorprenderse, asustarse, emocionarse, conmoverse. La sociedad pide que tú seas espectador y que te conmuevas ante lo que ves. Pues yo me niego a convertirme en un coro griego porque yo soy ciudadano. Una forma de huir de esta carnavalada sería sencillamente marcar una cierta distancia. Por ejemplo, tratar de discriminar qué es lo importante y qué no lo es. Separar el grano de la paja. Tenemos que ser críticos en el sentido de no tragarnos todo lo que nos dicen. Hay que esquivar con capote y poner entre paréntesis todas las cuestiones en las que se nos invita a posicionarnos igual. 

¿Es posible alejarnos de todo esto y romper con lo que nos han impuesto?

Yo creo que las soluciones individuales no nos sirven. Por ejemplo, si hay una lluvia ácida tú te puedes comprar una mascarilla y te salvas solo tú, pero no has solucionado el tema de la contaminación. De esta forma, con el individualismo, no vamos a restituir el lazo comunitario. Pienso en lo que les cuesta a las abejas hacer su panal, la miel… Si tú le pegas un pelotazo, el panal se rompe y no hay quien lo arregle. Ante una sociedad rota a lo mejor no hay forma de suturar esa herida, a lo mejor no tiene arreglo. Espero equivocarme. Pero cabe recordar que nuestra naturaleza es comunitaria. El individualismo está equivocado, nos vende una visión del humanismo errada. El ser humano no es alguien solo en una isla aislada, no es un Robinson que no necesita a nadie. Estamos ante una visión antropológica que tenemos que compartir: el ser humano es un animal social que necesita de los demás, es un ser relacional y eso nos remite a la comunidad de nuevo. 

¿Qué papel tienen los jóvenes?

Es curioso porque, aunque ejercen su papel en democracia y votan, no son capaces de tumbar gobiernos. Ni siquiera los programas políticos están orientados a los jóvenes, sino a los baby boomers, porque esta sociedad está envejecida. Y los jóvenes tienen una visión negativa de todo, porque tampoco se sienten integrados. Por no hablar de las tecnologías. Es algo que también se ve en los padres, con la naricita en la pantalla. No es un problema generacional. Ya decía Nietzsche en Así habló Zaratustra que “toda generación que no es ascendente es degeneración”.

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