“No se actúa frente al cambio climático porque hemos llegado a un nivel político, social y económico que requiere decisiones de gran coraje”
Emilio Chuvieco, catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá, imparte el seminario del Grupo ‘Ciencia, Razón y Fe’ de la Universidad de Navarra
Emilio Chuvieco, catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá, ha impartido el seminario del Grupo ‘Ciencia, Razón y Fe’ de la Universidad de Navarra. Bajo el título “Cambio climático: ¿qué sabemos y cómo respondemos?”, en su sesión ha apuntado algunas consideraciones sobre un tema que, en su opinión “está muy candente en el mundo científico, en los medios de comunicación y en la política”.
Tal y como ha afirmado, desde la revolución industrial, la temperatura media del planeta ha subido 1ºC, aproximadamente, sobre las temperaturas previas: “Desde 1880, los diez años más calientes han ocurrido desde 1998 hasta la actualidad y los más calientes han tenido lugar en los últimos tres años”. Una cuestión que está produciendo cambios visibles. “Tras la observación de los hielos, se muestra una clara tendencia descendente: estamos perdiendo unos 90.000 kilómetros cuadrados al año en la superficie. También se ha producido un aumento del nivel del agua y, según estudios de la Universidad de Lovaina, en el último decenio se han quintuplicado los desastres de origen climático”, ha asegurado. Asimismo, el experto ha señalado que el Fondo Monetario Internacional también ha hecho “una estimación de la proporción del PIB que ganarían o perderían los países, en función del cumplimiento de las tendencias del cambio climático, que es un grado sobre la situación actual: como consecuencia del impacto, la mayoría de los países pobres serían mucho más pobres”.
Frente a este panorama, y ante el aumento de emisiones de CO2 -emitimos entre 38.000 y 45.000 millones de toneladas al año-, el catedrático propone una serie de medidas como “plantar más árboles, evitar al máximo las emisiones industriales de CO2 y cambiar nuestro modelo energético hacia fuentes de baja emisión, sin olvidarnos de ser más eficientes -con medidas no excesivamente espartanas, podríamos ahorrar hasta un 20% de la energía que consumimos-”. Sin embargo, afirma que no actuamos “porque hay cierta resistencia al cambio, y hemos llegado a un nivel político, social, económico y personal que requiere decisiones de gran coraje”. Una situación que precisa de “nuevas motivaciones en el ámbito de la literatura, el cine, la ética, la filosofía y la religión”. Sobre esta última, ha defendido que las religiones podrían ser una gran fuente de inspiración moral: “Benedicto XVI aludió a un cambio efectivo de mentalidad, que nos lleve a adoptar nuevos estilos de vida, donde las opciones de consumo se basen en la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien. El Papa Francisco, que también ha hablado de este tema en Laudato Si, subraya la importancia de las decisiones que tomamos cada uno: Lo que hacemos nosotros no es trivial, uno puede ser parte de la solución o parte del problema”.
Por ese motivo, y para concluir, Chuvieco ha animado a los asistentes a “repensar nuestra relación con la naturaleza y ver cómo utilizamos los recursos del planeta, reduciendo el consumo o haciéndolo más responsable, contribuyendo a reforestar los espacios degradados. Todos tenemos responsabilidades y deberíamos tener compromisos más eficaces en este sentido”.
Emilio Chuvieco es catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá y director de la cátedra de Ética Ambiental. Director del máster en Tecnologías de la Información Geográfica, ha sido investigador visitante en universidades como Berkeley, Cambridge o el Centro Canadiense de Teledetección, entre otras. Asimismo, ha participado en numerosos proyectos de investigación, es miembro correspondiente de la Academia de Ciencias y co-editor principal de la revista Remote Sensing of Environment. Gran parte de su actividad profesional ha estado dedicada a las aplicaciones ambientales de los satélites de observación de la tierra, sobre todo en el ámbito de incendios forestales. Además, tiene especial interés en las relaciones entre fe y ciencia, en cuestiones de ética ambiental y en cómo las grandes religiones afectan a la conservación de la naturaleza.