Imanol Miqueleiz (BIO’14) investiga en Nueva York sobre la conservación de la biodiversidad en aguas dulces

Imanol Miqueleiz es antiguo alumno de Biología (2014) y doctor (2020) por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra y desde este curso disfruta de una beca, de dos años de duración, en la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York). Esta beca, concedida por la Fundación Ramón Areces, es para la realización de estudios postdoctorales en Ciencias de la Vida y la Materia.  

“El proyecto busca aumentar la información disponible a nivel mundial sobre biodiversidad dulceacuícola y sus amenazas, a la vez que se exploran oportunidades para conservarla de una forma más eficiente”, apunta Miqueleiz.

Big Data aplicado a la conservación de la biodiversidad

Miqueleiz trabaja en el laboratorio de Peter McIntyre, en el departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad de Cornell, en temas relacionados con la conservación de la biodiversidad en aguas dulces, a través del análisis de datos. “Consiste en analizar la información que se tiene sobre especies de vertebrados de agua dulce (donde viven, si están en riesgo de extinción) y juntarlo con la información que se tiene sobre amenazas (por ejemplo, el efecto del cambio climático en los ríos) y que oportunidades hay de conservarlas (a través de espacios protegidos)”.

La investigación de Imanol gira en torno a cuatro ejes. Por una parte, el joven navarro pretende en los próximos años actualizar una base de datos mundial de vertebrados de agua dulce y hacerla pública para que otros científicos puedan emplear esa información para sus investigaciones. Por otra parte, Miqueleiz tiene previsto utilizar modelos estadísticos para intentar predecir el número potencial de especies de peces en los ríos del mundo.

Otro aspecto importante que tiene previsto es el análisis a nivel global de los lugares con más biodiversidad de agua dulce única para intentar protegerlos, así como calcular el coste de protección de esos espacios naturales. “Espero poder lograr que las aguas dulces no se queden a un lado en los esfuerzos de conservación y se consiga poner en valor su importancia tanto para la conservación de la biodiversidad como para el bienestar de las personas”.