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"La mediación en el ámbito penal complementa los procesos judiciales y mejora la cohesión social"

Inés Olza, investigadora de la Universidad, asegura que esta herramienta ayuda a reparar el daño que ha sufrido una víctima y puede tener un efecto disuasorio en menores que cometen delitos


FotoManuel Castells
/Inés Olza Moreno, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.

18 | 01 | 2022

“Desarrollar y formalizar la mediación en el ámbito penal complementa los procesos judiciales y contribuye a mejorar la cohesión social”. Así lo ha asegurado Inés Olza, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, en el marco del Día Europeo de la Mediación, que se celebra el 21 de enero. La experta coordina InMedio, un nuevo proyecto de reflexión interdisciplinar sobre el acto de mediar.

En este proceso, “desde la libertad y una perspectiva propositiva”, víctimas y victimarios se reúnen para que estos últimos asuman su responsabilidad y reparen el daño causado a las primeras, ha explicado. 

Este enfoque de justicia restaurativa no tiene como objetivo sustituir al modelo tradicional de justicia retributiva: “Los victimarios no reciben ningún tipo de beneficio ni se les rebaja la condena por participar en el proceso. Los efectos van más allá del sistema penal, son personales. El objetivo es que la víctima se sienta reparada”. 

Inés Olza ha enfatizado que el consenso de sentarse juntos “es solo un paso dentro de un proceso amplio”, que incluye un trabajo previo “profundo y particularmente exigente” con la persona que ha cometido el delito o causado un daño, así como con la víctima. “A esta no se le exige el perdón. Se pretende ver si está en la disposición psicológica, personal o vital de estar cara a cara con el agresor sin que peligre su integridad psicológica”, ha añadido.

Un vínculo impuesto con el asesino de un ser querido

De acuerdo con la experta, la mediación ahorra recursos al sistema judicial, pues “el hecho de que un juez dicte sentencia no significa que no puedan volver a surgir conflictos en el futuro”. Según ha dicho, este procedimiento “empodera a las partes para encauzar un problema de manera autónoma” y les dota de herramientas para que no tengan que recurrir más adelante “a soluciones jurídicas externas o extremas”. 

La investigadora del grupo ‘Cultura emocional e identidad’ del ICS considera que la mediación puede resultar muy útil en asesinatos y homicidios porque, además de la víctima directa -la persona fallecida-, hay otras indirectas, sus seres queridos. “El asesino genera un vínculo impuesto con ellos. Al sentarse cara a cara y escuchar su arrepentimiento, aquellos sienten que se apropian de la relación, que tienen cierto control sobre ella”, ha apostillado. 

Asimismo, Inés Olza ha puesto de manifiesto el carácter disuasorio de la mediación penal en el caso de los delincuentes que, por ser menores de edad, no resultan aptos para entrar en un proceso judicial regular. “Ofrece una gran oportunidad -ha puntualizado- para hacerles asumir la responsabilidad de sus actos, a través de la comunicación directa con la persona a la que han infligido un daño”. 

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