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Estudiar la metáfora en 28 siglos de poesía griega para comprender mejor cómo funcionan la imaginación y la creatividad

Cristóbal Pagán, investigador del proyecto ‘Discurso público' del ICS, ha realizado una estancia de seis meses en la Universidad de Edimburgo (Escocia) gracias a una ayuda de la Fundación BBVA

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Cristóbal Pagán FOTO: Manuel Castells
21/01/16 17:07 Macarena Izquierdo

Cristóbal Pagán, investigador del proyecto ‘Discurso público'  del Instituto Cultura y Sociedad (ICS), ha realizado una estancia de seis meses en el Instituto de Estudios Avanzados en Humanidades (IASH) de la Universidad de Edimburgo (Escocia) gracias a una beca de la Fundación BBVA para Investigadores, Innovadores y Creadores Culturales. El Dr. Pagán fue uno de los 56 seleccionados entre las 1.664 solicitudes recibidas.

La investigación desarrollada en Edimburgo se enmarca dentro del proyecto EMOCCC, el primer estudio diacrónico de la expresión poética de las emociones en la poesía griega a lo largo de 28 siglos.           

Durante su estancia, el filólogo trabajó junto al profesor Douglas Cairns, del proyecto ‘Historia de la Cognición Distribuida' (History of Distributed Cognition), que se ocupa de la comprensión de la cognición desde la antigüedad clásica hasta nuestros días.

¿En qué consiste la investigación que has llevado a cabo durante tu estancia?

El proyecto consiste en estudiar los patrones semánticos y las formas de expresar la emoción del amor y del momento del enamoramiento en la literatura griega. La particularidad que tiene este proyecto es que, aunque parece una investigación de literatura griega o de filología clásica,  en realidad es un proyecto de lingüística y ciencia cognitiva. Se utilizan los ejemplos de la literatura griega para entender cómo funciona la metáfora en general porque nos sirve para entender cómo se combinan los conceptos y cómo funcionan la imaginación y la creatividad. En este caso concreto, nos servimos de la poesía griega porque nos ofrece 28 siglos de historia en los que podemos establecer diversas comparaciones.

Los poetas griegos de diferentes épocas expresan con frecuencia el amor mediante un conjunto de pequeñas historias espaciales en las que una cosa sale de otra y se mete en un contenedor distinto. Se trata de un grupo de  historias espaciales cognitivamente muy básicas, a partir de las cuales se crean pequeñas escenas y metáforas en las que algo tan complicado de explicar o de expresar con palabras como puede ser que una persona sienta atracción por otra, o que se enamore, se estructura como una escena espacial.

Es lo que ocurre con las flechas del amor. Un ser mitológico te dispara una; lo normal sería sangrar e ir al hospital, pero el resultado es el enamoramiento. Estos símbolos, que al analizarlos pueden parecer absurdos, funcionan enormemente bien en la poesía y también en el lenguaje cotidiano porque los seres humanos están hechos para ver el mundo en pequeñas escenas, preferentemente con un componente espacial.

¿Qué actividades has desarrollado durante tu estancia?

Durante el proyecto he estado en muy buena compañía. Como anfitrión, tenía el proyecto ‘Historia de la cognición distribuida' (‘History of distributed cognition') liderado por Douglas Cairns, catedrático de Griego de la Universidad de Edimburgo, y financiado por el Consejo de Investigación en Humanidades de Reino Unido (Arts and Humanities Research Council- AHRC).

Este proyecto estudia el paradigma de cognición distribuida, es decir, cómo los seres humanos piensan de una determinada manera debido a que su percepción, su cuerpo y sus relaciones entre ellos o con las cosas materiales son de una determinada forma, porque están hechos de una manera concreta. Desde las matemáticas hasta el arte, todo lo pensamos a través del cuerpo, la percepción sensorial, las estructuras sociales y la relación con el entorno que tenemos.

El proyecto analiza ejemplos de intelectuales que se han pronunciado sobre esa idea, aunque no desarrollaran un paradigma científico estructurado, y ejemplos de cómo ese fenómeno aparece en las artes y humanidades. Tiene una duración de cuatro años y he llegado durante la primera fase de su desarrollo, por lo que he podido participar en tres de los cuatro seminarios que han organizado. En uno de ellos fui ponente y pude exponer mi trabajo de investigación.

¿En qué medida has establecido contacto con otros investigadores de prestigio?

Este proyecto es, sobre todo, un proyecto de networking. Se han organizado numerosos seminarios en los que han participado más de 50 expertos en cognición distribuida. Por ello, he podido establecer relaciones con gente que no conocía o que solo conocía a través de alguno de sus trabajos.

Además, gracias al proyecto y al prestigio de la beca de la Fundación BBVA, me han admitido como fellow en el Instituto de Estudios Avanzados de Humanidades (IASH) de la Universidad de Edimburgo. El IASH es un instituto de estudios avanzados que invita a investigadores de humanidades y ciencias sociales de todo el mundo. Ha sido un auténtico privilegio trabajar allí día a día y poder participar en las actividades el centro. Esto me ha permitido entrar en contacto con expertos de muy diversas disciplinas.

La Universidad de Edimburgo es el campus más importante de Europa en el ámbito de la lingüística y muy activo en otras disciplinas relacionadas con el proyecto, lo que me ha permitido conocer a investigadores y participar en actividades de departamentos como el de Clásicas o de la Facultad de Psicología.

Ya en España, ¿qué balance haces de la estancia?

Estoy muy contento porque el Reino Unido es uno de los países en los que la vida académica es más dinámica y donde existe una mayor demanda por parte de los investigadores para hacer una estancia. Al mismo tiempo, no es un lugar en el que se consiga financiación fácilmente. La beca de la Fundación BBVA me ha permitido hacer una estancia  para la que no habría sido nada fácil obtener financiación.

He podido debatir no solo con expertos de lingüística cognitiva, sino también de  otras disciplinas como Psicología, Filología o Historia de la cultura griega.

¿Qué diferencias encuentras entre las comunidades de tu especialidad en España y Reino Unido?

En Reino Unido, el dinamismo de las universidades es mayor. La comunidad de lingüística y ciencia cognitiva, los estudios sobre el embodiment y todos los paradigmas que estudian cómo funciona la cognición en función de cómo está hecho el cuerpo humano tienen más oportunidades en Reino Unido porque hay más dinero destinado a investigación. Esto permite establecer grupos con mucha facilidad y, en definitiva, hacer más cosas.

En España existe una comunidad de lingüística y ciencia cognitiva muy activa, pero se nota la desigualdad de medios y las diferencias en la estructura orgánica de las universidades.

¿Cuáles son tus planes de futuro?

En el futuro más inmediato, se van a publicar diferentes artículos sobre el  proyecto. Algunos ya se han presentado y otros están en preparación. También estoy trabajando en una monografía. A medio plazo, existe la ambición de publicar todos los datos del proyecto, junto con otros de otros proyectos, en forma de una base de datos accesible a través de Internet.

A largo plazo, las relaciones establecidas con otros investigadores son muy importantes porque todos vamos a seguir estudiando estos temas, y varios de estos investigadores son líderes en sus campos. En el futuro me gustaría, dada la afinidad de investigación con muchos investigadores de la Universidad de Edimburgo, plantear proyectos o iniciativas conjuntas con esta universidad, que es uno de los mejores socios que se puede tener en el Reino Unido.

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