“No creo que las máquinas puedan pensar creativamente como los seres humanos”
El profesor y antiguo alumno de la Universidad, Carlos Blanco, impartió el seminario de febrero del Grupo ‘Ciencia, Razón y Fe’ centrado en “La lógica de la creatividad”
“No creo que las máquinas puedan pensar creativamente como los seres humanos, ni incluso de manera más creativa y profunda”. Así lo destacó el profesor de la Universidad Pontificia Comillas, Carlos Blanco, durante su participación en el Seminario de febrero del Grupo ‘Ciencia Razón y Fe’ (CRYF) de la Universidad de Navarra, centrado en “La lógica de la creatividad”.
El profesor Blanco partió de la pregunta “¿cómo entender la creatividad?”. Y para ello fue desgranando cuáles son las cuestiones filosóficas más relevantes que se esconden detrás de este término, definido provisionalmente como la capacidad para generar ideas.
En su exposición justificó tres tesis: La primera, que la mente humana, gracias a la ciencia y a la filosofía, dispone de herramientas conceptuales básicas para entender la lógica del proceso creativo. “Al menos en sus términos generales”, aclaró. La segunda sostiene que no hay razones de peso para establecer diferencias fundamentales entre la creatividad científica y la artística. Y la tercera fue una exhortación a repensar el futuro de la creatividad desde los desafíos que plantean hoy el desarrollo de la inteligencia artificial y el porvenir de la educación de la mente humana.
En este tercer punto, Blanco mostró la importancia de fomentar la creatividad y de desarrollar la intuición, a la que se refirió como “el tesoro de la mente”. Y señaló que, aunque el pesimismo se cierne sobre el ser humano de forma continua, él se considera idealista al pensar que podemos propiciar un nuevo renacimiento de la mente humana: “No hemos de temer el progreso científico, ni los horizontes abiertos por la inteligencia artificial, sino emplear el desarrollo tecnológico de manera sabia con la luz de la prudencia. Más que sustituirnos, lo que la tecnología puede hacer es ayudarnos a aumentar nuestras capacidades y a centrarnos en aquello que no podemos automatizar”.
Para ello, señaló como fundamental el concebir la educación no como la mera transmisión de contenidos, sino como la creación de espacios de inteligencia. “Educar para comprender, para entender el mundo y dejar nuestra propia huella en él”, dijo. Y añadió: “La tecnología nos exhorta a descubrir cuáles pueden ser las habilidades más necesarias en el futuro con el objetivo de enfocar nuestros esfuerzos a cultivarlas y a potenciarlas”.
Licenciado en 2007 en Química, Teología y Filosofía es autor de más de 20 librosEl ponente, Carlos Blanco (Madrid, 1986), es profesor de filosofía en la Universidad Pontificia Comillas. En 2007 se licenció simultáneamente en filosofía, química y teología en la Universidad de Navarra, donde trabajó en el proyecto Mente-Cerebro entre los años 2011 y 2014. Doctor en filosofía y doctor en teología, entre 2009 y 2011 fue Visiting Fellow en la Universidad de Harvard, becado por la Fundación Caja Madrid. Ha publicado veinte libros, entre ellos La integración del conocimiento (2018), Lógica, Ciencia y Creatividad (2014) e Historia de la Neurociencia (2014), así como numerosos artículos de investigación en revistas nacionales e internacionales que versan sobre filosofía, historia y ciencia cognitiva.
En 2015 fue elegido miembro de la World Academy of Art and Science y en 2016 de la Academia Europea de Ciencias y Artes de Salzburgo. En 2012 cofundó la Altius Society en Oxford, que ha reunido a algunas de las mentes más brillantes de la ciencia y de la filosofía para abordar desafíos globales como el transhumanismo, la inteligencia artificial y el futuro de la educación.