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"En carrera diplomática no se trata de ser brillantes, sino de ser tenaces"

María Granados Machimbarrena, graduada en RRII y Derecho, ingresa en el cuerpo diplomático


FotoCEDIDA/María Granados, alumni de la Facultad de Derecho.

21 | 03 | 2025

María Granados Machimbarrena, natural de San Sebastián, es graduada de la I promoción de  Relaciones Internacionales de la Universidad de Navarra y graduada también Derecho por el mismo centro académico.  Desde diciembre de 2024 forma parte del cuerpo diplomático tras superar una oposición dura, que ha requerido el esfuerzo y el estudio diario durante años, pero con la que asegura ha cumplido el sueño de representar a su país y prestar un servicio público. “En carrera diplomática no se trata de ser brillantes, sino de ser tenaces. Y de no tener mala suerte, porque solo con suerte no se aprueba, pero los infortunios y las injusticias existen y pueden hundir hasta al candidato más preparado”, asegura.

María Granados termina ahora su fase de formación en la escuela diplomática y se incorporará al Ministerio de Asuntos Exteriores en abril. 

¿Quién o qué te impulso a dedicarte a la carrera diplomática? 

Cuando terminaba el colegio mi padre me trajo el programa de la oposición. No tenía ni idea de qué quería estudiar, porque todo (o casi todo) me parecía interesante. La oposición me pareció que encajaba con mis inquietudes: un test que incluía cultura general, un ensayo (me apasiona escribir), idiomas (que siempre me han gustado) y los temas, que eran de gran variedad y suscitaban mi interés. Pensaba que los que escogían ese camino se convertían en eruditos poco a poco. La pasión por el saber me la inculcó mi padre. A la hora de escoger el grado de Relaciones Internacionales, lo descubrió mi madre, y me parecía demasiado completo como para existir. Ya en segundo curso me inscribí también en asignaturas de Derecho para completar mi formación. En 2019 tomé la decisión de opositar a Carrera diplomática, aunque empecé en septiembre de 2020.

¿Por qué ser diplomática?

Me ilusionaba pensando en ser representante de mi país y sobre todo de poder dar un servicio público. Quería poder ayudar a los españoles que estuvieran en el extranjero. Me encanta el mundo internacional, la idea de poder estar en la Unión europea, en la OTAN o en cualquier país y ser de utilidad. Quien más me ha impulsado y me ha sostenido en este trayecto sin duda alguna ha sido mi familia.

¿Qué destacarías de todo el proceso de estudio, la preparación? ¿Cuáles fueron los principales obstáculos?  

Es muchísimo más duro de lo que podía imaginar. Era consciente de que no iba a ser un camino nada fácil, de que son muchas horas de estudio diario, de que tu vida se pone en pausa en cierto modo mientras la de los demás avanza. Pero no podía pensar en lo que iba a costar tantas pruebas, tanta tensión, caer dos veces a las puertas y querer levantarse, no sabe uno ni cómo, pero sí por qué.

Muchos opositores no están acostumbrados al fracaso, conmigo estudiaron personas brillantes que son muy competentes y trabajadoras y siempre lo han sido, pero que a la hora de afrontar los ejercicios de la oposición nada de lo anterior les había preparado para el suspenso. Y hay que contar con él. 

En Carrera diplomática son muy pocas plazas (en 2023, 2024 y 2025 han sido 28), no se trata de ser brillantes, sino de ser tenaces. Y de no tener mala suerte, porque solo con suerte no se aprueba, pero los infortunios y las injusticias existen y pueden hundir hasta al candidato más preparado. Del estudio destacaría el orden, la rutina, aunque pueda ser variable y no exista una receta de éxito en número de horas o programación. Los preparadores son una pieza fundamental. Y el principal obstáculo es sin duda la mente, que hay que trabajarla. Si algo han logrado estos años es ayudarme a conocerme a mí misma: lo que me aporta, lo que necesito, lo que debo evitar, de quién rodearme, cómo controlar mis nervios o cómo disimularlos, y a callar y escuchar mucho, aunque a veces se me olvide.

¿Cómo recuerdas el examen?

Son cuatro ejercicios: un tipo test de 100 preguntas con 5 más de reserva sobre el temario y otras cuestiones de cultura general o relacionadas con el temario de alguna manera; un ejercicio de idiomas (inglés y francés), que incluye una parte escrita y una parte oral; un ensayo a redactar sobre un tema de actualidad propuesto al momento; y un "cante" de 4 temas (15 minutos cada uno, en total 1hora explicando los temas que salen en sorteo).

El temario consta de alrededor de 200 unidades, y lo redacta y estructura cada cual según considere con la ayuda de los preparadores y de manuales. El ejercicio más complicado varía para cada opositor, pero en mi caso, aunque suspendí el cuarto en dos ocasiones, mi mayor temor fue idiomas. Se requiere de un dominio de ambos y es un examen muy largo en el que transcurren muchas horas y se pasan varios meses de tensión esperando resultados. 

¿Y cómo conociste el resultado?

Estaba de viaje en el extranjero. Uno de mis mejores amigos, que estaba casi más nervioso que yo, refrescó la página y le aparecieron los resultados. Yo había estado tanto tiempo esperándolos que decidí no obsesionarme y seguir visitando la ciudad sin mirar el móvil. Cuando me dijo que había aprobado me puse a temblar y entré en una nube de la que aún no he bajado. Nunca había recibido tantos mensajes y llamadas de felicitación. Sin duda ha sido uno de los momentos más bonitos de mi vida. Enseguida llamé a mi familia y ellos me ayudaron a procesarlo, estuvimos emocionados semanas recordándolo. Cuando después de tanto sacrificio se logra cumplir un sueño, la emoción es difícil de explicar e imposible de transmitir.

¿A qué te dedicas ahora, dónde estás trabajando en la actualidad?

Estoy terminando la fase de formación en la Escuela Diplomática en Madrid, y me incorporaré al Ministerio de Asuntos Exteriores en abril. En mayo y junio haremos de enlace (“asistencia”, “vínculo”) de los distintos representantes de todo el mundo que acudan.

¿Qué consejo darías a una persona que quiere dedicarse a la diplomacia?

Para opositar, constancia, tener claro el porqué y tener tiempo para uno mismo, descansando al menos un día a la semana completamente. Trabajar como si ya hubiera resultado, para convertirse en aquello que se aspira ser. Para ser parte de la Carrera diplomática, se debe lidiar con la incertidumbre, el maltrato psicológico de estudiar sin conocer resultados, largas esperas de notas, que amigos caigan, a veces injustamente, y se debe tener mucha flexibilidad. Se trabaja la paciencia, la adaptabilidad, se debe estar dispuesto a conocer a gente de todo tipo, a hablar con cualquiera con educación y respeto, a callar mucho, a ir más allá de las palabras, evitar prejuicios, estar dispuesto a servir a todos y a estar listo ante cualquier contratiempo. Y cuando parezca que uno ya se lo sabe todo, que lo piense dos veces. Todavía habrá habilidades por descubrir y acontecimientos que vivir.

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