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“En el momento del nacimiento solo tenemos el 26% del volumen que alcanzará nuestro cerebro en la edad adulta”

El catedrático y miembro de la Real Academia Europea de Doctores Daniel Turbón imparte un seminario sobre Evolución en la Universidad de Navarra

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Daniel Turbón
FOTO: Manuel Castells
21/04/17 16:30 Laura Juampérez

Según explicó el catedrático de Antropología de la Universidad de Barcelona durante un seminario sobre Evolución que ofrece anualmente a los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, “en el momento del nacimiento nuestro cerebro tiene solo el 26% del volumen total que alcanzará en la edad adulta”.

Tal y como indicó a los alumnos de los grados de Biología y Bioquímica, la evolución humana implicó adaptaciones en el Homo sapiens que explican desde el tamaño de nuestro cerebro, hasta la existencia de fases como la “segunda niñez” o la adolescencia, que no existen en ningún otro primate: “De hecho, estas fases están definidas en nuestros genes porque tienen un sentido biológico, un sentido en nuestra adaptación y evolución como especie. Y lo mismo sucede con el tamaño del cerebro, que se fue haciendo mayor desde el Homo erectus hasta el Homo sapiens”. No obstante, “el cerebro es inicialmente pequeño para facilitar el parto, lo que demuestra también una adaptación de la especie para eliminar problemas en la reproducción”.

Asimismo, el experto detalló cómo los humanos “somos la única de las especies de primates que es parental -tanto el macho como la hembra ejercen de modelos para las crías en común-. Los chimpancés, en cambio, son matrifocales: las hembras se encargan en exclusiva de la crianza y representan el único modelo para sus crías”.

"La adolescencia está en nuestros genes"

Una vez que las crías son destetadas -porque puede haber un nuevo descendiente-, el modo de suplir su inmadurez es mediante el desarrollo del habla: “Los humanos necesitamos de nuestros progenitores para sobrevivir y alimentarnos. La dentición, por ejemplo, no es la definitiva porque la alimentación en este periodo también debe estar adaptada a unos sistemas digestivo e inmunológico inmaduros. El habla nos sirve para entender y aprender qué nos conviene comer o qué peligros debemos evitar”. Precisamente esta fase, en la que se desarrolla el lenguaje, se conoce como “segunda niñez”. Posteriormente llega la fase juvenil: “Esta etapa sí la compartimos con otros muchos mamíferos sociales y comprende desde los 7 hasta los 12 años, periodo en el que aprendemos a vivir en sociedad”.

La adolescencia es el otro periodo exclusivo del hombre que está definido en nuestros genes: “La gran revolución hormonal de esta fase del crecimiento y desarrollo es también resultado de nuestra evolución como especie”, subraya el científico y divulgador. En este sentido, el experto relató a los estudiantes cómo Darwin ya en su segundo libro (“El origen del hombre”) se atrevió a describir que muchos de los rasgos de nuestra especie “eran fruto del mayor éxito de los individuos que portaban estos caracteres a la hora de reproducirse”.

No obstante, el prestigioso científico -uno de los únicos 89 doctores españoles que forman parte de la Academia Europea de Doctores- recordó también que una cosa es la Biología y otra la Cultura: “La información acumulada o el aprendizaje que hemos desarrollado como especie es un resultado exclusivo del ser humano y de cada una de las culturas que se han sucedido a lo largo de la historia”.    

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