Fallece José Miguel Sánchez Monge, antiguo profesor de las facultades de Ciencias y de Farmacia y Nutrición de la Universidad

José Miguel Sánchez Monge, antiguo profesor de las facultades de Ciencias y de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra, ha fallecido en Pamplona a los 79 años de edad. Estaba casado y era padre de cuatro hijos. 

Nacido en Fuentes de Nava, en Palencia, en 1945, Sánchez Monge se graduó en Ciencias Químicas en la Universidad de Valladolid en 1968. Este mismo año llegó a Pamplona con el objetivo de realizar un curso en el Instituto de Periodismo a la vez que realizaba su tesis doctoral en Química. En febrero de 1969, comenzó a impartir clases de Química Analítica en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra y en la Escuela de Ayudantes Técnicos de Laboratorio, tras el fallecimiento del profesor y su director de tesis, Juan Gallego Godoy.

José Miguel Sánchez Monge se jubiló en 2013. Durante sus años en la Universidad de Navarra desarrolló diversas tareas de servicio, a la par que llevaba a cabo su trayectoria puramente académica. Fue secretario de la Facultad de Farmacia y de la Escuela de Ayudantes Técnicos de Laboratorio de la Facultad de Ciencias, más adelante conocida como Química Aplicada. Fue presidente del Sindicato Universitario, adjunto a la Dirección de Estudios de la Universidad, subdirector del departamento de Química y Edafología, y director de la sección de Química de Laboratorio de Edificación.

Más allá de su labor docente, Sánchez Monge fue vicepresidente de la Asociación de Científicos y Tecnólogos de Alimentos de Navarra, Aragón y La Rioja; y presidente del concejo de Barañain, entre los años 1982 y 1984, cuando todavía formaba parte de la Cendea de Cizur. 

"Desde mi primer día en el departamento, José Miguel se encargó de transmitirme los atributos inherentes del docente universitario. Tenía muy claros los valores y el estilo universitario que corresponde al profesor de la Universidad de Navarra, especialmente el cuidado de los detalles, el esfuerzo que se requiere para hacer las tareas bien, el cariño en el trato personal, y la alegría en el día a día", recuerda Iñigo Navarro, profesor del departamento de Química y discípulo del fallecido. 

Navarro le describe como una persona disponible en todo momento, que aportaba un ambiente positivo de trabajo, con un característico optimismo y sentido del humor. "Me convenció de que con diálogo y su mano izquierda, se podía abrir cualquier puerta; empático como nadie y al mismo tiempo, al servicio de todos nosotros. En definitiva, predicaba, ante la adversidad y los desencuentros, sin hacerse notar, la búsqueda de soluciones consensuadas y satisfactorias para todos. Más que un tutor fue un buen compañero y amigo".