Voluntarios ambientales analizan el agua del río Sadar y colocan cajas nido en el campus
El grupo de estudiantes y graduados de la Universidad de Navarra ha participado en un proyecto nacional e internacional sobre calidad del agua
El grupo de Voluntarios Ambientales, impulsado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, se ha involucrado en dos actividades de conservación que han consistido en medir la calidad del agua en el río Sadar y en la colocación de cajas nido en el campus universitario.
En el caso del Sadar, los estudiantes comprobaron el estado del río dentro del programa del Día Mundial del Control de la Calidad del Agua en España. Así, recogieron datos de dos tipos: bióticos -estado de la vegetación, invertebrados presentes en el agua, etc.- y abióticos -como el pH, la concentración de oxígeno o la turbidez del agua-. El grupo fue el único en Pamplona que analizó la calidad del río Sadar dentro de este proyecto internacional.
Según cuenta uno de los voluntarios, Diego Calavia, "estas mediciones se llevaron a cabo en diez sesiones. A continuación, los datos se remitieron a Adecagua, la organización que coordina el proyecto a escala nacional y que, a su vez, reenvió los datos al programa educativo internacional World Water Monitoring Day". De este modo, añade el alumno de 4º de Biología, el proyecto les permitió colaborar en la mejora del medioambiente, aprender a realizar estudios profesionales y hacerlo, además, dentro de un estudio global.
Cajas nido para herrerillos, carboneros o colirrojos
La segunda actividad del equipo, en la que colaboraron 13 voluntarios, consistió en la colocación de cajas nido en el campus de la Universidad de Navarra. "Nuestro objetivo", señala Ana Villarroya, alumna de doctorado de Biología y coordinadora del grupo, "consiste en facilitar que algunas especies de pájaros, que encuentran dificultades para anidar en nuestras ciudades debido a que los árboles son demasiado jóvenes, puedan hacerlo en las cajas nido".
Como aclara la bióloga, no todos los pájaros construyen su nido en las ramas de los árboles. Hay algunos que prefieren los huecos de los árboles o los taludes de los ríos: "Precisamente para ellos se elaboran estas cajas de cemento hecho con materia vegetal y a la medida de las especies que nos interesa cuidar".
Los voluntarios colgaron las cajas nido a una altura de 2,5 a 4,5 metros de altura, en las ramas de los árboles, con huecos adecuados para especies como herrerillos, carboneros o colirrojos. "También procuramos evitar la orientación norte-noroeste, la más ventosa; y las hemos hecho justo antes del periodo de nidificación de estas aves, que comenzará en marzo".
En opinión de la voluntaria, estas cajas nido se pueden colocar en cualquier jardín, "aunque tendremos que limpiarlas todos los años y ser conscientes de que no debemos molestar a sus habitantes en la época de cría".
En total, en las dos actividades han participado una treintena de voluntarios que, en su mayor parte, son alumnos de Biología aunque también han colaborado estudiantes de Arquitectura o de Derecho. Sus acciones, además, han contado con el apoyo de Caja Rural de Navarra.