“Enseñar a realizar tareas rutinarias, tanto las sencillas como las complicadas, carece de sentido, ya que dichas tareas van a ser asumidas en proporción creciente e imparable por máquinas y robots”. Así lo ha afirmado Juan Arana, catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en el seminario “Algunas consideraciones utópicas sobre el problema educativo”, organizado por el ‘Grupo Ciencia, Razón y Fe’ de la Universidad de Navarra.

Tal y como ha señalado en su intervención, desde hace un tiempo se está dando un proceso de globalización científico-tecnológico que ha modificado de forma sustancial las condiciones del mercado laboral: “La utilización masiva de la inteligencia artificial y de la robótica permitirá asumir por medio de máquinas buena parte de las tareas que todavía hoy desempeñan los seres humanos”. En este sentido, ha indicado que “es conveniente dar una educación polivalente que faculte para una rápida y no traumática integración del ser humano en los diversos entornos profesionales. Nada como una educación generalista de alto nivel para aportar la estabilidad anímica y el equilibrio vital”.

Ante este panorama futuro, y con el objetivo de “efectuar un análisis personal del proceso educativo, en relación con la inserción y promoción laboral”, Arana ha planteado algunas consideraciones, fruto de una larga experiencia pedagógica: “La parte más utópica de mi propuesta consiste en propiciar que la fase álgida del esfuerzo autoformativo y la asunción de compromisos laborales se posponga a la década de los 30 a los 40 años, y el periodo de progresivo desenganche laboral ocurra tan solo a partir de los 60, llegando hasta los 70 para un sector estimable de la población”. Asimismo, ha añadido que “ello no debiera conseguirse a golpe de prohibiciones y legislaciones restrictivas, sino mediante refuerzos positivos, proponiendo a los jóvenes un ilusionante programa de tareas socialmente rentables, antes de enfrentarlos a la responsabilidad del trabajo productivo. Se trata de tomar conciencia de que el trabajo productivo ya no es indispensable en la misma medida que antes para la supervivencia de la humanidad, porque gracias a la ciencia y la técnica es preferible resolver de otro modo la mayor parte de las tareas rutinarias, mientras que otras actividades sólo están al alcance de hombres y mujeres y cada vez van a ser más necesarias para preservar el futuro e incluso la propia supervivencia del género humano”.

El catedrático ha sostenido que “en las carreras profesionales del porvenir, la adaptabilidad a nuevos entornos y la aptitud para asumir nuevos cometidos va a ser la regla y no la excepción”, por lo que “no va a haber más remedio que hacer algunas reformas en profundidad y la primera es, sin duda, el sistema educativo”. “Las tareas de relevancia social que utópicamente propongo promocionar y gratificar durante una fase previa a la inserción laboral son la formación y la procreación. Conseguir que a los 30 años la mayor parte de los miembros de la sociedad se hayan convertido en ciudadanos con un conocimiento no frívolo ni superficial del hombre, la naturaleza y la sociedad, resolvería una porción de problemas sociales. La utopía que propongo mira hacia el futuro y no al pasado”, ha afirmado.

Juan Arana fue el ponente de la IV Lección Conmemorativa Mariano Artigas, celebrada en la Universidad de Navarra el pasado 17 de octubre. Es catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla, donde pertenece al Grupo de Investigación ‘Filosofía y Cultura Contemporánea’ del departamento de Filosofía y Lógica y Filosofía de la Ciencia. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, es profesor colaborador de doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra y miembro colaborador del ‘Grupo Ciencia, Razón y Fe’. Su labor de investigación se ha centrado en la filosofía de la naturaleza y el conocimiento, con especial interés en la relación entre modernidad y religión.