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“El deseo es uno de los rasgos más consustanciales de la condición humana”

David García Cueto, Jefe de Departamento del Museo del Prado, imparte en la Universidad de Navarra la tercera sesión del ciclo Francisco Calvo Serraller

30 | 01 | 2025

El historiador David García Cueto, Jefe de Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del Museo del Prado, ha sido el encargado de impartir la tercera sesión del ciclo de conferencias Francisco Calvo Serraller que la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra organiza en colaboración con la Fundación Amigos del Museo del Prado.

Durante su intervención, en la que ha abordado “El deseo en la pintura del siglo XVII, entre la fascinación y la censura”, ha aludido a la antigua Roma, afirmando que “El desnudo en el mundo antiguo carecía de perjuicio y la representación de los encuentros íntimos eran una celebración de la vida o incluso propiciatorio de la fertilidad, de la abundancia o de la propia felicidad”. Como ha explicado, esta visión se alteró de forma sustancial en la Edad Media, para volver en el Renacimiento y desaparecer de nuevo en el siglo XVI.

El primer acto de censura en Europa, según ha señalado, se produjo cuando Fernando II accedió al trono del Imperio austro-húngaro. Su predecesor, Rodolfo II, era un gran coleccionista de arte, también de pinturas consideradas lascivas, pero el nuevo emperador decidió tomar medidas radicales. El especialista ha relatado que ”aboga por quemar todas las pinturas que estaban en ese momento en el castillo de Praga con carácter impúdico en una gran pila al aire libre. Hoy día, desde luego, los historiadores del arte lo lamentamos muchísimo”. Sin embargo, como ha explicado, muchos eludían la censura gracias a astutas estratagemas. Entre otras, ha mencionado que tendían a “envejecer” las obras, adoptando un estilo pictórico más antiguo o indicando fechas anteriores al Concilio de Trento: “De esa forma, las autoridades no hubieran podido hacer una condena retrospectiva”.

Algunos artistas famosos, ha relatado el historiador del arte, también conseguían escapar de las restricciones. Por ejemplo, Guido Reni representaba desnudos de Baco y Ariadna sin que las autoridades lo persiguieran porque, “pensaba que al pintar dichos cuadros, no tenía intención de ofender a Dios”, ha explicado el ponente recogiendo las palabras del propio artista. Otros, como Pedro Pablo Rubens, rechazaban directamente la autoridad. Así lo ha contado García Cueto: “El cardenal infante don Fernando, hermano de Felipe IV, que pasa un tiempo en Flandes, le pide a Rubens que haga un poco más casta una pintura en la que aparecían mujeres desnudas, pero el pintor le responde No alteza de ninguna manera porque ha de ser por el bien del arte”.

El historiador ha concluido su conferencia poniendo énfasis en la mirada de las artistas femeninas durante los siglos posteriores: “En el Renacimiento y el Barroco, los desnudos están encargados por hombres, hechas por hombres y destinados a una contemplación fundamentalmente masculina”. Salvo Artemisia Gentileschi, no abundaban las mujeres artistas de renombre, aunque el experto ha matizado que “no significa que hoy día cualquiera de nosotros, hombre o mujer, pueda disfrutar de la contemplación de estas obras”. Así, ha puesto como ejemplos más contemporáneos a Tamara de Lempicka y Cecily Brown, quienes representaron el desnudo con una sensibilidad propia. “Vemos que el deseo sigue siendo un punto de actualidad en la creación artística”, ha afirmado.

Tras la pasión, la muerte y la sensualidad, la última sesión de esta edición estará centrada en el amor. Llevará por título “Ubi amor, ibi oculus. La mirada del amor en la creación artística” y será impartida por la historiadora del arte Noelia García Pérez.

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