"Los jóvenes actuales tienden a rechazar el sufrimiento y acaban renunciando a amar"
El profesor de la Facultad de Educación y Psicología Fernando Sarrais ha publicado el libro "Temperamento, carácter y personalidad"
Fernando Sarrais, profesor asociado de la Facultad de Educación y Psicología, ha publicado el libro titulado "Temperamento, carácter y personalidad" (Ed. EIUNSA. TECONTE). Este trabajo es fruto de la experiencia de muchos años de dedicación a ayudar a las personas a ser felices, y en él, el psicólogo intenta llamar la atención sobre la importancia del mundo psíquico, de la personalidad, para vivir una vida lo más satisfactoria posible.
Este libro, según usted mismo comenta, "es fruto de la experiencia de muchos años de dedicación a ayudar a las personas a ser felices". Pero, ¿no existe un "desenfoque", entre los jóvenes especialmente, en lo que hoy se entiende por felicidad?
Los jóvenes entienden por felicidad pasárselo bien. Para ello hacen cosas que producen placer porque se acompaña de sentimientos agradables. Así pues, se puede afirmar que los jóvenes buscan la felicidad por el camino de la afectividad, muy intensa en esa edad, que produce afectos pasajeros, inestables y dependientes de las sensaciones.
Conviene recordar que la felicidad es consecuencia del amor de la voluntad libre. El amor es una moneda que tiene una cara, sentimientos positivos (paz y alegría), y una cruz, que es el sufrimiento, de una intensidad proporcional a la del amor. Los jóvenes actuales tienden a rechazar el sufrimiento y acaban renunciando a amar.
Como es muy difícil amar lo malo, el amor siempre es de lo bueno. Esta relación permite dar la receta de la felicidad: hacer el bien por amor y libremente. Pero resulta que hacer el bien es más costoso que hacer el mal. El esfuerzo por hacer el bien hace sufrir y produce afectos desagradables, por esta razón los jóvenes actuales tienden a hacer con más frecuencia cosas malas, que les hacen sentirse bien o dejar de sentirse mal a corto plazo, pero que a medio y largo plazo les produce dependencias que disminuyen su libertad y, por tanto, les impiden ser felices.
¿Dónde reside la clave para lograr esa felicidad?, ¿en el equilibrio entre qué?
La clave para ser feliz es amar, que es un acto de la voluntad. Solo se puede amar el bien, y por esto se dice que los que aman cosas malas es por una cierta parte de bien que tienen. El miedo a sufrir es el mayor enemigo del amor y de la voluntad. Pues el que está dominado por la afectividad, y en especial por las emociones negativas como el miedo no pueden ser libres en el amor.
Es toda la persona la que ama y es feliz. Las personas con mayor capacidad de amar y ser felices son las que logran un equilibrio psicológico estable, que coincide con tener una personalidad madura. Se trata de un equilibrio entre razón, voluntad y afectividad. Debe ser un equilibrio ordenado en el que la preeminencia sea de la razón, que es la que sabe cual es el camino del bien.
Las personas inmaduras o neuróticas tienen un equilibrio desordenado pues la razón y la voluntad están al servicio de la afectividad, que busca sentirse bien o no sentirse mal en el instante, aunque después se sientan infelices.
Si nos fijamos en el aumento de las enfermedades mentales y adicciones en los últimos años, vemos una quiebra- y quizá cada vez a edad más temprana- en este equilibrio. ¿Cómo se puede restablecer?
Desde hace décadas la sociedad occidental se basa en la economía de consumo, que se acompaña de un desarrollo psicológico de necesidades de bienestar y placer para que se consuma. Desde la antigüedad se sabe que las cosas y acciones que producen placer tienen un elevado riesgo de producir adicción. Por ello la educación de la personalidad debe tratar de equilibrar esa inclinación al placer con el desarrollo de un fuerte voluntad que permita el autodominio y así poder escoger el bien, aunque no produzca placer inmediato, porque es la condición de la felicidad.
El único camino para desarrollar una fuerte voluntad es el esfuerzo diario que supone sufrimiento. De aquí deriva el bien conocido dicho "el que algo quiere algo le cuesta". Sorprende ver que en la actualidad mucha gente aplica este refrán a conseguir un cuerpo diez, que provoque la admiración y el aprecio de los demás, pero no hacen lo mismo para tener una psique diez, que les permita amar con intensidad y fidelidad a pesar del sufrimiento que supone.
Es necesario potenciar una correcta educación de la personalidad para que los jóvenes tengan ilusión por un proyecto de persona interior positiva, que tiene un papel más importante en la consecución de una vida feliz que el proyecto de apariencia física o éxito profesional, que en la actualidad son los objetivos más importantes para la mayoría de los jóvenes.
De cara a los educadores -padres, profesores-, ¿cuáles son los mensajes que habría que trabajar?
Que la felicidad depende especialmente de la manera de ser. Que los sujetos con una personalidad negativa, dominada por emociones negativas, o desequilibrada son muy propensos a hacer el mal, a las adicciones y a sufrir enfermedades mentales de tipo neurótico.
Que el logro de una personalidad positiva o madura depende de que desarrollen una fuerte voluntad que les haga dueños de sí mismos y, por lo tanto, libres interiormente. Este objetivo no se puede lograr por otro camino que el de sufrir con buen humor el esfuerzo de cada día por hacer lo que se debe hacer.
Estos mensajes que tienen que ver con virtudes, valores, van muchas veces contracorriente, ya que hablar de esfuerzo, de voluntad, de sacrificio, de renuncia, está menos "de moda", es menos "atractivo" que hablar de satisfacción inmediata, capricho, éxito fácil, consumismo, popularidad, o el corto plazo. ¿Cómo se debería trabajar esto?
Aunque seamos pocos los que somos conscientes del error que supone el consumismo, hedonismo, materialismo, egocentrismo para lograr la felicidad, debemos tener el coraje de seguir hablando y escribiendo para despertar a la sociedad como lo han hecho otras personas para defender los derechos civiles, de las minorías y de la ecología.
Hay que poner granos de arena para lograr un buen montón con el tiempo en esta ecología psicológica, que frene la angustia y la depresión y aumente el grado de felicidad de los ciudadanos. Parece mentira que se repita una y otra vez que "el dinero no da la felicidad" y en cambio la sociedad se haga más consumista y para ello se necesita dinero.
Los psicólogos están hablando mucho de una nueva característica de la personalidad, la resiliencia, fortaleza para soportar el sufrimiento, como un factor clave para la felicidad. Lo han descubierto observando a los niños filipinos y africanos que están siempre sonriendo a pesar de carecer de casi todo. En cambio, los niños y jóvenes occidentales sufren frecuentes rabietas cuando no tienen cosas que tienen los amigos.
¿Cuándo se debería comenzar a trabajarlo?
Desde el inicio de la vida. Los niños nada más nacer lloran porque sufren las inclemencias del ambiente físico y las molestias de sus necesidades fisiológicas. Desde ese primer momento de la vida los adultos deben enseñarles lo que el refrán afirma "hay que aprender a poner buena cara al mal tiempo", para ello han de ser buenos modelos para sus hijos sufriendo las molestias que ellos les producen con buen humor y no cediendo con demasiada prontitud en aliviarles todas las molestias que conlleva el vivir. Lo que no se aprende de niño cuesta más aprenderlo de mayor.
Los padres buscan, a través de la educación, que sus hijos tengan personalidad propia, con criterio, que les permita discernir entre lo bueno y lo malo, y que, libremente, busquen y persigan aquello que es bueno, bello. Pero los agentes externos, muchas veces, no se lo ponen fácil.
Los agentes externos actualmente lo ponen difícil por ello los padres deben poner más esfuerzo para poner a sus hijos la vacuna contra el consumismo y el hedonismo. Para ello deben vivir ellos mismo lo que predican. Después deben procurar que sus hijos vayan a colegios, club, asociaciones donde la pedagogía de base sea el esfuerzo por ser buenos.
¿Qué importancia tiene la presentación a los educandos de buenos modelos?
Es curioso ver como en la sociedad actual hay muchas ambivalencias en el plano cultural, que crean confusión. Por una parte se fomenta el consumismo, el placer y el rechazo al sufrimiento, y, por otra, las películas, videojuegos y comics presentan a héroes fuertes y valientes con gran capacidad de sufrimiento. Esta ambivalencia está empujando a los jóvenes a refugiarse en el mundo de ficción donde son fuertes al identificarse con los héroes para huir de la vida real donde sufren por ser temerosos y cobardes y, por lo tanto, frustrados e insatisfechos.
A ver si algún día esos héroes de ficción no son necesarios porque los pueden ver en la realidad cotidiana en sus padres, educadores y amigos, y, al identificarse con ellos e imitarles, no tienen que evadirse de la realidad.
Otra ambivalencia de la sociedad occidental es la admiración y deseo de libertad personal junto con la gran difusión de las adicciones, dependencias y obsesiones. A ver cuando se premian y difunden los modelos de personas reales con verdadera libertad e independencia interior, que no son marionetas emocionales del consumo de placeres para lograr sentimientos agradables pasajeros.