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El poder de la propaganda

¿Hasta qué punto nuestras ideas son realmente nuestras? ¿Cómo influye el periodismo en la construcción de nuestras creencias? Mateo Abellanas, participante del concurso Excelencia Literaria, explora cómo la propaganda sigue siendo una herramienta clave para dominar el pensamiento y controlar a las masas, y la importancia de desarrollar un pensamiento crítico para evitar caer en sus redes.

No hace mucho tiempo que cierto jugador de fútbol cometió un grave error -gravísimodurante un encuentro. Tuve curiosidad sobre la opinión que se tenía sobre aquel hecho, ya que además era un jugador recientemente añadido a la plantilla y aún de calidad dudosa, y entré en el periódico deportivo digital de aquel equipo. Me encontré con que ahí todo era apoyo para el futbolista y confiaban en que aprendería del desliz y mejoraría. Y todos los comentarios seguían el mismo hilo. Sin embargo, en otro diario se le criticaba y se subían por las paredes, manifestando sus pocos deseos de la permanencia de aquel chaval en el equipo. Y los lectores que comentaban, curiosamente, estaban todos de acuerdo.

Esta era una de las enésimas veces que había revelado un ejemplo de la importancia de la propaganda en la sociedad y en nosotros mismos. La primera información que los lectores hallaron en la noticia la abrazaron y la tomaron como una opinión propia. Aquella información que habían encontrado sobre el hecho la habían adoptado, y es probable que su opinión sobre los distintos asuntos del fútbol fuera la misma que mostraba el periódico, si hicieran lo mismo con los demás artículos que leyeran.

“Rebelión en la Granja”, del escritor británico George Orwell, nos advierte claramente de los peligros de la propaganda: si el lector lo ha leído sabrá que los animales amoldaban y reformaban su propia opinión según las ideas que los cerdos les alimentaban. A través de la propaganda, los cerdos lograban mantener su poder y dominar a los demás animales, a través de lemas repetitivos como “todos los animales son iguales pero algunos más que otros” y del distorsionamiento de la verdad y la manipulación de la información. Todo aquello demuestra cómo esta herramienta puede manipular a las masas y asegurar un control sobre los demás.

Pero la historia no queda en la fantasía interior del autor: como muchos lectores sabrán, Rebelión en la Granja es una gran metáfora del régimen comunista de Stalin tras la revolución rusa. El comunismo (un gran libro que lo explica es El Esbirro, de Sergei Kourdakov, una lectura que recomiendo mucho) funcionaba gracias a la unidad ideológica que la sociedad tenía desde pequeños (inculcada por el estado). Sin embargo, aquella no sólo se debía a la educación: a través de la propaganda (su extensivo uso fue una de las características del régimen de Stalin) glorificaba su liderazgo y provocaban que los rusos lo idolatraran. Además, demonizaba a los enemigos y justificaba las purgas políticas, y a los opositores se los presentaba como traidores. En definitiva, la propaganda se utilizó para difundir una visión distorsionada de la realidad que servía a los intereses del propio régimen.

Sin embargo, no hace falta aludir a hechos históricos, basta con utilizar la lógica. Si un periódico pone en la portada una fotografía de un político con un dedo en la nariz, no se hablaría de otra cosa que de la poca profesionalidad entre los mandamases de hoy en día. Sin embargo, si simplemente lo mencionan en una columna (aunque incluya la foto) no provocaría tanto revuelo.

Y por eso el periodismo es tan importante. El mal informador podría hacer mucho daño al contar una noticia de una manera errónea. Y me voy a mojar del todo: diría que el puesto de periodista es una de las profesiones más importantes de la sociedad (sin embargo, ahora su influencia es menor a causa de las redes sociales). Su poder es tal que los mismos presidentes pueden peligrar en su cargo. No sólo la información, sino la manera de la que la recibe la persona es vital. Por eso el papel de la oposición es tan fundamental en esta sociedad donde el poder y la propaganda buscan controlar la información y la opinión pública.

Sin embargo, al final nuestra opinión es, en efecto, nuestra. Y por esa razón, el pensamiento crítico es algo imprescindible. Es aquello que me permite decidir si el muchacho futbolista se debería de quedar o no. Es aquello que los tiranos siempre intentan destruir en mí y enhbo todos. Y es aquello que me hace ser más yo; que mi carácter, mis gustos, mis pensamientos, y todo lo intrínseco de mi vida sea mío, y no de una sociedad entera, limitada por los márgenes que le dicta, una vez más, el poder de la propaganda

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