Opinar

Estudia y mucha suerte

Mayo es el mes de los exámenes en la Universidad. Daniel Jesús Orbaiz, alumno de 3º del Doble Grado en Historia y Periodismo, nos presenta su experiencia como alumno en una de las temporadas clave
 

Llega el mes de mayo y con él, los exámenes finales de la Universidad de Navarra. Son días intensivos de biblioteca y de repasos hasta las tantas de la madrugada. Son días en los que se enfrentan dos perfiles de estudiantes: una minoría, que se ha planificado su estudio y llegan tranquilos al examen y, la mayoría, que exprimen hasta el último momento. Sea cual sea su caso, todos compartimos un objetivo: el aprobado de la asignatura y la mejor calificación posible. 

La satisfacción del examen bien hecho, del buen estudio (sea antes o después) y de ver una buen resultado en la aplicación UNAV, con icono en forma de huevo, son los gratos sentimientos compartidos por la inmensa mayoría de los estudiantes. Y es que las notas son mucho más que un número, son el reflejo de un trabajo realizado (o no realizado).

Un suspenso significa la necesidad de tomarse más en serio una asignatura. Todos aquellos que nos hemos llevado alguna vez algo a junio sabemos la rabia que produce, pero precisamente porque existe el suspenso es por lo que una matrícula de honor da tanta satisfacción. 

Desde la revolución francesa, los países se han ido modernizando económica, política y socialmente. Constituciones con más derechos, leyes más justas y el acceso a la educación como garantía básica para poder vivir de forma digna y con libertad. A todos nos gustaría ser el día de mañana buenos abogados, economistas, profesores, médicos y periodistas y todos sabemos que para ello hay que esforzarse. Y por todos es sabido que algo que se consigue sin esfuerzo dura entre poco y nada. 

Como decía al principio, son días de exámenes en la UNAV. Los días en los que la universidad parece un auténtico templo intelectual y en los que los alumnos lo dan todo “por un junio libre”, como se comenta por los pasillos. Termino parafraseando un boletín de alumnos de hace unas semanas: “Estudia, crack”. Y mucha suerte, añado.

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