Pensar
TOMÁS MORO Y LA UTOPÍA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
Julia Urabayen aborda la preocupación renacentista por la igualdad
y el bienestar en los escritos de Tomás Moro. El gran humanista
inventó la Utopía como un proyecto de vida real. Y lo que para nosotros
ha pasado a considerarse algo inalcanzable, encuentra ahora una nueva
forma en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
William Yeames, “The meeting of sir Thomas More with his daughter after his sentence of death”, 1872
Tanto la filosofía general que sustenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos en la Agenda 2030 por la Organización de las Naciones Unidas como gran parte de los retos concretos que se especifican en cada uno de los ODS tienen una filiación directa con el proyecto político moderno iniciado durante el Renacimiento de los siglos XV y XVI. Aunque es posible encontrar precedentes parciales en las obras de algunos humanistas italianos, como Leon Battista Alberti (1404-1472) o Giovanni Pico della Mirándola (1463-1494), sin duda Utopía de Tomás Moro es la obra que, en 1516, marcó el pistoletazo de salida del nuevo modo –no hay que olvidar que modernus deriva de modo– de concebir los fenómenos sociopolíticos y las teorías gubernamentales.
Antes de explicar el modo en el que Utopía conecta con los ODS, conviene presentar brevemente al Santo. Tomás Moro (1478-1535) fue lord Canciller de Inglaterra. Antes de ocupar ese cargo había sido sheriff de Londres, lo que le permitió, por ejemplo, realizar algunas reformas sanitarias (los utopienses consideran los conocimientos médicos muy útiles y valiosos). Estudió en la Universidad de Oxford y después Derecho en la Universidad de New Inn. De 1501 a 1503 estuvo encerrado en la cartuja de Londres, donde perfeccionó su latín y especialmente el griego. Ahí adquirió el ideal humanista cristiano y su admiración por la vida monacal. Finalmente, optó por vivir su ideal cristiano en el mundo. Conoció personalmente a Erasmo y en colaboración con el gran humanista publicó los Diálogos de Luciano. En 1510 fue designado miembro del primer parlamento convocado por Enrique VIII. En 1529 fue nombrado lord Canciller, puesto del que abdicó en 1532, un día después de que el clero inglés aceptara el Acta de Fe. Fue condenado el 1 de julio de 1535 y ejecutado el 6 de julio de ese año (1). |
Tomando en consideración únicamente su obra Utopía es posible ver cómo plantea los temas más destacados de los ODS. Siglos antes del desarrollo teórico y fáctico de los Estados-nación europeos, la utopía moreana propone la necesidad de unificar la pluralidad de leyes, estatutos y jurisdicciones propias de la ciudad medieval bajo el principio de la igualdad de todos los ciudadanos ante una única y misma ley. Esta es una reforma y re-construcción de las instituciones (ODS 16) orientada específicamente hacia la reducción de las desigualdades sociales y materiales (ODS 10) de los ciudadanos, que establecerá como condición sine qua non para el éxito del proyecto político moderno la necesidad de garantizar la riqueza material de la ciudadanía mediante una movilización armónica y “sostenible” de todas las fuerzas productivas disponibles, tanto técnicas como humanas, materiales e inmateriales.
Esta movilización se realiza en tres frentes principales. El primero de ellos atiende al diseño de una infraestructura adecuada que garantice y fomente la libre movilidad de personas, servicios y mercancías no solo entre las 54 ciudades que forman la isla y la comunidad política de Utopía sino también dentro de cada una de esas ciudades. Moro expone con detalle el diseño urbanístico de las ciudades y la tipología arquitectónica de los edificios con el objetivo de facilitar la circulación de los medios de transporte; lo que constituye el primer plan de movilidad sostenible de la modernidad. Concretamente, y a diferencia de las abigarradas y estrechas calles propias de las ciudades medievales, las calles de todas las ciudades de Utopía son planificadas con un ancho mínimo de 20 pies (unos 6 metros aproximadamente) para que puedan cruzarse dos carros que circulan en sentido contrario, que es lo que permitirá evitar las continuas aglomeraciones que se producían en las ciudades medievales. Del mismo modo, tanto la tipología como los materiales de cada vivienda (que debían construirse con piedra en sustitución de la madera y el adobe) son diseñadas para garantizar su sostenibilidad en el tiempo y reducir su vulnerabilidad ante las catástrofes propias de la época como los incendios y los ataques exteriores. Innovación e infraestructura (ODS 9) son empleados con el objetivo de constituir ciudades materialmente sostenibles (ODS 11), lo que a su vez es la condición indispensable para poder plantear la posibilidad de una reforma viable de las instituciones políticas y las costumbres sociales.
Una vez conseguido el necesario desarrollo de los recursos materiales, el segundo frente al que atiende Moro se centra en la reorganización de las relaciones laborales de producción (ODS 8), la forma de consumo (ODS 12) y la educación necesaria para lograrlo (ODS 4). En lo referente al primer punto, es conocido que Utopía establece tanto la obligatoriedad del trabajo para todo ciudadano como la limitación de la jornada laboral a 6 horas diarias. Esta organización de las fuerzas laborales incluye también la incorporación de la mujer a las relaciones laborales y su instrucción en los mismos oficios en los que son formados los hombres. Del mismo modo, cada ciudad es autónoma y satisface por sí misma sus necesidades mediante una planificación de la producción a escala local a partir de economías circulares de producción-consumo donde cada familia puede disponer de todo aquello que necesite acudiendo a los almacenes públicos de la ciudad, pues en Utopía no existe ni el dinero ni la propiedad privada.
Por su parte, la educación de los niños y niñas es una actividad pública y obligatoria de la que nadie queda exento. Todos y todas son instruidos en las principales artes y oficios útiles para la satisfacción de las necesidades materiales. Los conocimientos propios de las humanidades y las ciencias políticas se reservan al reducido número de personas interesadas en ejercer de funcionarios o “traniboros”, que son las que se dedicarán a la planificación y registro de las actividades productivas. Es decir, en Utopía se produce una re-valorización de las artes y las técnicas, que habían sido habitualmente despreciadas como “artes serviles” durante la Edad Media. Esta re-valorización es uno de los puntos más relevantes del proyecto moderno, lo que ha llegado hasta la actualidad bajo la modalidad de la Industria 4.0 y el predominio de las disciplinas científico-técnicas en nuestro mundo actual. Si el anterior frente se ocupaba de la construcción de un medio habitable, este se ocupa de la producción, tanto de las mercancías destinadas a la satisfacción de las necesidades, como de los trabajadores que las producen, para lo cual Utopía dispondrá de toda una serie de servicios públicos propios del Estado de bienestar como escuelas, hospitales, mercados, viviendas de uso privado (pero de titularidad pública) y comedores públicos.
En último lugar, se abordan aquellos ámbitos cuyo desarrollo exitoso únicamente puede lograrse si se han organizado adecuadamente tanto la infraestructura material como la estructura socioeconómica de la sociedad. Moro se centra en las cuestiones, fundamentales para toda sociedad, que deben ser posibilitadas por el desarrollo y la sostenibilidad de las dos dimensiones anteriores: la ética y la religión. Concretamente, Moro propone una ética que identifica la virtud con la alegría y disfrute de un mundo natural concebido como bueno, y una religión pública y racional tolerante con cualquier tipo de creencia y basada en el concepto de “dignidad humana”. Una dignidad humana que el proyecto político moderno que subyace a los ODS afirma que únicamente es posible garantizar plenamente mediante un desarrollo sostenible de todas las dimensiones infraestructurales, sociales y económicas que se busca potenciar en cada uno de ellos.
Ambrosius Prosy Holbein, illustration of Utopia, 1518
(1) Primero, se opuso al divorcio del rey Enrique VII con la reina Catalina de Aragón. Al surgir la Iglesia Anglicana, no aceptó el Acta de Supremacía, que declaraba al rey como cabeza de esta nueva Iglesia. Por estas razones, el pensador fue condenado a la cadena perpetua, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista. Unos días después, en el juicio fue declarado reo de muerte y enjuiciado por orden del rey.
Tomás Moro, Utopía. COMPRAR.
Luciano, Diálogos, trad. castellana. COMPRAR.