Pensar
Aquí el otro: el texto polifónico
Os proponemos una reflexión dirigida, especialmente, a los filólogos: Javier Yániz,
alumno de 4º de Filología Hispánica, propone un análisis lingüístico de una
pregunta lingüística. A los filólogos les gusta "destripar" frases y palabras,
sus estructuras y significados. Esto que nos plantea, ¿qué significa?
¿Es texto o discurso? ¿Conversación o comunicación? Como las reflexiones
lingüísticas no son nada fáciles, al final, como suele pasar en la vida real, “uno no
sabe ni siquiera lo que se está preguntando”.
¿Qué pasa en la conversación cuando alguien introduce palabras que no le son propias?
La pregunta con la que se construye el siguiente artículo quizá merecería alguna aclaración, especialmente, respecto a los términos que la componen. En definitiva, ¿qué significa esta pregunta? Entender que pretendemos decir en nuestras propias preguntas, entrar en el sentido y su posible interpretación, muchas veces da cuenta de que uno no sabe ni siquiera lo que se está preguntando. "Quien habla, mucho yerra", dice el refrán, intentaré, pues, errar lo menos posible.
¿Qué pasa en la conversación…?
En primer lugar, el qué. Este elemento (si nos guiamos por las definiciones que facilita el Diccionario de la Lengua Española) "pregunta por la identidad de una o varias […] cosas de un conjunto identificable", a su vez, se "pregunta por el tipo o la clase a que pertenecen una o varias […] cosas". El curioso que se dirija a la entrada del diccionario verá que se ha omitido (entre los corchetes) a la "persona", a esta se llegará un poco más tarde. Vemos que la tarea que aquí queremos afrontar atañe tanto la "identidad" de este fenómeno de introducir palabras ajenas en un discurso, como el "tipo o clase" a que pertenecen estas palabras. Al fin y al cabo, se trata de saber qué pasa con las palabras.
El segundo elemento de la pregunta es pasar, un verbo bastante ambiguo, pues este tiene la capacidad de dar cuenta de un proceso que implica un movimiento espacial como en "pasa el tren" o temporal como "pasa el tiempo". Incluso, como vuelve a indicar el DLE, puede designar la acción de "introducir algo por el hueco de otra cosa" regalándonos el ejemplo de "pasar una hebra por el ojo de una aguja".
Resumiendo, nuestra pregunta inicial parece centrarse en resolver el misterio de los acontecimientos: “¿Qué pasa?”. Lo hace remitiendo a su manifestación espaciotemporal (contextual) y estructural: “Qué pasa?”. Y esto, sin olvidar de la clase y de la identidad del objeto: de estas palabras ajenas.
¿Qué pasa en la conversación cuando alguien…?
El tercer elemento es la conversación. Sobre ésta, aunque se podría dedicar un amplio párrafo, ingenuamente por mi parte y presuponiendo en el lector que conoce, por ejemplo, las aportaciones de la pragmática, simplifico de manera radical diciendo (y sintiendo esta oración tan barroca que termina con los dos puntos): Acción de hablar entre dos o más seres. Esta definición totalmente ampliable evita el término "comunicación" a propósito.
Pero, primero, vamos a por el cuarto elemento: alguien. Con este alguien me gustaría dejar en incertidumbre la existencia física o lingüística (casi metafísica) del que "introduce las palabras que no le son propias". Quizá alguno esté pensando en la teoría de la enunciación con sus diferentes actantes (sujeto empírico, locutor y enunciadores). Por ahí van los tiros, pero nos gustaría tener fijo el blanco antes de disparar. Alguien en la conversación es el responsable de aquello que enuncia, sin embargo, ¿recae este aquello en el hablante? Parece que en el diálogo cotidiano el hablante y la voz del discurso son la misma persona. Así en: "Me gustan las películas de Marvel" (dicho por mí) soy aparentemente el responsable. Pero el caso de la literatura puede ser algo más interesante. Así, La familia de Pascual Duarte empieza de esta manera: "Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían razones para serlo". ¿En quién recae aquí la responsabilidad de los enunciados? ¿En Camilo José Cela? ¿En Pascual Duarte que es narrador y personaje de ficción?
¿...cuando alguien introduce palabras que no le son propias?
"Words, words, words…", como en la tragedia de Shakespeare. Palabras en plural, sabiendo que la construcción de un discurso (¿o un texto?) implica más que colocar palabras una detrás de otra en una secuencia. Con un trazo grueso podríamos ligar la conversación al texto y la comunicación al discurso, es decir, las cuestiones lingüísticas con el texto y las contextuales con el discurso. Aunque esta división ha sido practicada por los estudiosos, se puede ver que no es siempre tan clara. Entonces, para ser exactos, ¿se trata de una conversación o de una comunicación?
En este punto, me nace una preocupación. Me pregunto: ¿y qué fue primero? ¿La conversación o la comunicación? En otras palabras, los elementos meramente lingüísticos o los elementos contextuales; los elementos lingüísticos que permiten la comunicación o la intención comunicativa que se sirve de los elementos lingüísticos.
Qué pena… Solo nos quedaba por despejar el final de nuestra pregunta inicial, y ahora caemos en la cuenta de que preguntarnos por la "conversación" puede suponer un problema. ¿Cómo puedo llamar entonces al momento espaciotemporal en que uno o varios sujetos deciden pasar del silencio (sin ni siquiera mirarse) a interactuar mediante la palabra?
Estas cuestiones casi nominalistas quizá parezcan que puedan carecer de importancia (“¡Llámalo cómo quieras y déjame en paz!”, podría pensar querido lector), pero, a la hora de iniciar esta investigación, pueden ser clarificadoras. ¿"Iniciar"?. Aquí no quiero decir ‘iniciar desde la nada’, sino iniciar desde algún punto. En mi caso, sería desde la pregunta que yo mismo me he lanzado y que me gustaría poder responder, y que veo que, de momento, se la voy a dejar al querido lector…
¿...cuando alguien introduce palabras que no le son propias?
La recta final de la pregunta dice "que no le son propias". Esta ajenidad de las otras palabras (aquí quizá case mejor el término "enunciado") remite a la introducción del otro en el discurso propio. ¡Aquí está la cuestión!
Así, ese alguien inserta un punto de vista (también llamado "enunciador") en la conversación que propone a otro. Esas palabras ajenas pueden ser una repetición de lo que acaba de decir el otro (así las palabras ajenas dichas por ese alguien funcionan como un eco); o puede tratarse de la recuperación de las palabras de un tercero. Incluso, las palabras pueden no aparecer de manera explícita y tratarse de una mención a un acto de habla (una conversación) que ha ocurrido en otro momento. Sin ser ingenuos, hay que tener en cuenta que la introducción de lo dicho por el otro está presentada siempre bajo la mediación del alguien, del que habla. Por ello, no es extraño que la cita directa (uno de los procedimientos más claros donde se marca la voz del otro) no responda tan fielmente como pudiéramos pensar a lo dicho por el otro.
Y, de momento, no digo más porque he oído desde el pasillo como:
⎯¡Vamos a comer!
...Ojalá este mismo texto sirva para ejemplificar la complejidad que entraña responder a esa pregunta. Ahora bien, ¿a cuál de todas?
Bibliografía
Itziar Edurne Arechederra Pérez, “Ecos diafónicos y trifónicos en un debate televisivo”, en Polifonía e intertextualidad en el diálogo (coord. Clara Ubaldina Lorda Mur). Arco/Libros: 2012. (Madrid), 158.