Pensar
Habilidades de liderazgo en femenino: Isabel Carrilero
Eva María Infante Deus, alumna de 2º del Grado en Filosofía, Política y Economía (PPE), nos presenta el segundo coloquio del ciclo "Habilidades de liderazgo en femenino”. En esta ocasión, han contado con la invitada Isabel Carrilero, directora de innovación en IGNIS energía, quien recalcó la importancia de la reflexión de nuestras acciones tanto a nivel personal como profesional
El pasado viernes 22 tuvo lugar en la Universidad de Navarra la segunda charla del ciclo Habilidades de Liderazgo en Femenino. Tras la inauguración, en la que se contó con el testimonio de María Beunza, socia de Happeninn, invitamos a Isabel Carrilero, directora de innovación en IGNIS energía y colaboradora de la iniciativa Ciencia en el Parlamento, bajo el título“Cargando de energía la batería”.
Fue, sin duda, una charla un tanto fuera de lo común tanto por la activa participación del público como también por el carácter personal del encuentro. Desde un primer momento, Carrilero nos adelantó su actitud de curiosidad ante la vida y no dejó de darnos consejos desde la experiencia, especialmente de las malas experiencias.
Al comienzo de su intervención, Carrilero recalcó que había grandes catástrofes que te ayudan a crecer. Recordó el momento en el que decidió no tener prisas en hacer las cosas durante sus apurados estudios de Química o cuando se dio cuenta que la vida puede dar la vuelta a tus planes inesperadamente. Nos habló de la necesidad de relativizar, de no autoexigirse cosas que no son necesarias y de la importancia de saber pedir ayuda. Cuestiones que aprendió en su veintena tras una estancia en Francia.
Nos invitó a pensar sobre la importancia de trabajar en algo que nos guste, de rodearnos de personas que nos abran los ojos y de saber controlar el propio ego. Recalcó la idea de trabajar a conciencia, de hacer las cosas bien y de no olvidar que hay esfuerzos que tienen resultado, en su caso: liderar un proyecto de innovación en torno al hidrógeno verde. En suma, Isabel Carrilero cerró su ponencia recalcando la importancia de preguntarnos por qué hacemos las cosas.
Tanto mi generación como la precedente se hacen esta pregunta casi de forma automática y natural. Cuando pienso en lo que quiero hacer, o cuando una amiga me habla de su futuro, lo hacemos pensando en qué es lo que queremos cambiar, qué podemos mejorar, qué podemos implementar, cuáles son nuestras ilusiones para el mundo que nos queda. Siempre pensamos en los ideales o valores que queremos materializar a lo largo de nuestras trayectorias profesionales. Y, sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar qué tenemos que hacer nosotras en ese camino. Vemos de forma más o menos clara la implicación laboral, pero no siempre nos detenemos tanto en cómo vamos a vivir, en cómo queremos gestionar nuestra vida y el por qué de hacerlo de una determinada manera.
Algunas de las lecciones con las que me quedo son con la importancia de saber encontrar un balance entre la vida personal y profesional y de saber rodearse de personas que te permitan abrir los ojos y la mente. Pienso en estas cuestiones con especial atención por las circunstancias en las que creo que mi generación y las venideras vivirán. No solo porque los espacios y tiempos de trabajo se volverán cada vez más líquidos y los espacios privados más permeables, sino también porque avanzamos hacia sociedades que buscan perfiles más especializados y transversales que exigen una constante preparación y autosuperación.
A esto hay que sumarle que la conciliación familiar, cada vez más, ya no solo abarca el cuidado de los hijos sino también el de los propios padres, especialmente cuando las familias son pequeñas. En este sentido, me parece imprescindible saber hacer un buen balance de prioridades y necesidades a la hora de planificar la vida y también tener en cuenta que, como dice Carrilero: “No es tanto las cosas que te pasan sino también como las gestionas”. Saber que de vez en cuando toca frenar y pensar a qué quieres dedicar tu tiempo y plantearte qué es lo que te hace verdaderamente feliz. Para eso, tener a personas al lado que sean capaces de señalarnos aquellas cosas en las que nos equivocamos y para descubrirnos nuevas oportunidades y proyectos. Y, por supuesto, tener el objetivo de convertirnos en una de esas personas y ayudar a quienes podamos en el camino.
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