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Los deberes y derechos de un periodista de guerra

Adrián Samayoa, alumno del doble grado en Historia y Periodismo, pone en valor la responsabilidad de los corresponsales de guerra y su labor periodística en los conflictos. 

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, y más aún con la llegada de sus tropas a su capital, Kiev, los medios de comunicación han estado monitoreando muy de cerca los sucesos con los corresponsales de guerra, quienes transmiten de primera mano el qué, cómo y por qué de lo que está ocurriendo. Este esfuerzo de los periodistas, que ponen en riesgo su vida estando al pie del cañón, tiene un sentido mucho mayor que el de entretener. ¿Somos conscientes del valor y la responsabilidad que ejercen al transmitirlas?

La acción de los medios de comunicación como cuarto poder se acentúa en los conflictos donde la población queda abrumada por propaganda que solo busca mantener los ánimos altos, llegando a manipular, esconder o invertir datos. Esta labor se realiza “no sólo para tener una sociedad informada y libre, sino para dar voz a los actores en los conflictos y, especialmente, a la población civil que en la mayoría de los casos queda silenciada bajo el ruido de la guerra”1. Esta información, dentro de un mundo globalizado en el cual las acciones de estado repercuten mundialmente, permite a la población un acercamiento a lo que está ocurriendo: con su contexto, consecuencias y les forma en un juicio propio.

Con esta información se pueden evitar los abusos de poder, el atropello a los derechos humanos y los crímenes de guerra, así como mostrar y condenar las desigualdades sociales y las injusticias. Sin ellos se conseguiría una población ignorante de los acontecimientos injustos, deshumanos o trágicos en los que, por medio de instituciones o de su gobierno, podrían ayudar a los menos favorecidos. Esta labor social de los periodistas está muy acompañada por una responsabilidad. Tal y como se ha estudiado, los medios de comunicación pueden influir en la sociedad, con términos o titulares, llegando incluso a forzar a su gobierno a participar en una guerra2.

Dentro de esta responsabilidad, el periodista debe tener dos visiones que le permitan transmitir la información precisa y en su totalidad. Primero, debe ser “infante de primera línea”, quien nos transporte al conflicto y la visión de “Estado Mayor”3 que conoce el contexto general, político, económico, estratégico y cultural. Segundo, su labor no se limita a conseguir y transmitir información, sino ordenarla y contrastarla, especialmente en esta época de sobreabundancia de información en donde imágenes o información sin contexto, transmitida con gran facilidad por una red social, puede causar una desinformación.

Cabría hacerse la pregunta: ¿Es la misión del periodista de guerra relatar las catástrofes e injusticias o es la de ayudarlo a cambiar? En definitiva, su labor no se limita a entretener a una audiencia, sino a buscar la movilización civil para acabar con estas injusticias. Su importancia y responsabilidad se puede resumir en las palabras de Christiane Amanpour, corresponsal de guerra de CNN: “Cuando la gente buena no hace nada, los malos triunfan. (...) Nosotros, los periodistas, con nuestros papeles y bolígrafos, con los portátiles y las conexiones satélites, las cámaras y los equipos de televisión, podemos marcar una diferencia, podemos ayudar a hacer del mundo un lugar mejor”.

Por último, recordando la entrega del Premio Luka Brajnovic a título póstumo al periodista David Beriáin el 17 de febrero, su esposa remarcó que los periodistas de guerra son: “El vehículo entre lo que sucede y los que estamos recibiendo la historia”. Además, señaló como Kapuscinski deja claro en su libro Los cínicos no sirven para este oficio4, que los periodistas deben ser ante todo buenas personas: “Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento en parte de su destino”.

La labor de los periodistas de guerra es esencial para poder comprender la situación de las personas que, sufriendo injusticias, son olvidadas por perspectivas que nacen de la indiferencia: el pensar que su situación no me afecta y los que se excusan diciendo que no pueden hacer nada para ayudarlos. Los corresponsales que dan su vida para que conozcamos estos conflictos nos permiten tomar mejores decisiones, facilitan la emisión de juicios más certeros y especialmente graban en los anales de la historia.

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1 González, T. S. (02 de 10 de 2019). los corresponsales de guerra: revisión y actualización del trabajo periodístico en los conflictos. Obtenido de Revista de Pensamiento Estratégico y Seguridad CISDE, 4(2).

2 Cheeley, B. (10 de 06 de 2019). Misinformed but Well Meaning: "Ethnic Cleansing" and United States Newspaper Coverage of the Bosnian War From 1992-1995. Salem, Oregon, Los Estados Unidos de América.

3 Ramonet, I. (1997). La guerra en los medios. Madrid: Editorial Debate.

4 Kapuscinski, R. (2002). Los cínicos no sirven para este oficio. Barcelona: Anagrama.


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