Pensar
Los peores errores históricos en los videojuegos
Cerramos la trilogía de Peores errores históricos con un nuevo artículo de Gabriel Garza, alumno del grado en Historia + Diploma de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras. Una lectura obligada para todos los amantes de los videojuegos.
La realidad supera la ficción. Sin duda, la historia siempre será mucho más interesante que cualquier realidad virtual. Desde la aparición del primer videojuego (a mediados del siglo XX) hasta la actualidad, estos se han convertido en el entretenimiento por excelencia de jóvenes y adultos. Como es lógico, los creadores de videojuegos encontraron en la historia una infinitud de variantes en las que apoyarse para llevar a cabo sus narrativas. Pero ¿cómo se realiza la integración entre la historia y los videojuegos? ¿Se respeta el rigor académico o simplemente se moldea el pasado a conveniencia?
Antes de entrar de lleno, conviene destacar varios errores comunes que tienen todos los videojuegos. El primero y probablemente el más extendido es la sobrerrepresentación de periodos históricos como el Imperio romano, las cruzadas o la Segunda Guerra Mundial. Esto provoca una dinámica hermética que disuade a los creadores de ambientar otros contextos (apenas se ha representado la colonización de América, el Imperio Ruso o a las civilizaciones asiáticas).
Otro gran problema es la deformación de la historia, es decir, la modificación de los contextos históricos para edulcorar el relato. Por ejemplo, en la mayoría de los videojuegos se busca idealizar los conflictos bélicos. Al final, el jugador se convence de que, nada más levantarse de la cama, tanto los templarios como los legionarios romanos, se encontraban guerreando.
Para los creadores de videojuegos, la Edad Antigua es sinónimo de la antigua Roma. En este campo predominan los juegos de estrategia tales como la saga Total war o juegos como Ryse of Rome. La ya mencionada sobrerrepresentación (en este caso de las luchas de gladiadores o de la guerra), añadida a la fijación por los momentos conflictivos de Roma (tales como el fin de la República y del Imperio) hace que toda la historia de Roma se simplifique en dos actos.
Por otro lado, el monopolio del Imperio Romano en los videojuegos sobre la antigüedad impide el desarrollo de diseños ambientados en otros tiempos y espacios alejados de la península Itálica. Apenas hay videojuegos sobre la antigua Grecia, el mundo egipcio o las civilizaciones orientales.
La sobrerrepresentación también llega a la Edad Media. Los videojuegos que se basan en este extenso periodo, se centran sobre todo en los vikingos y en las cruzadas. Además, la inclusión de elementos fantásticos y la adecuación del pasado a una idea romántica e idealizada del período es la principal cuestión que atañe a la representación de este momento histórico. Otro error importante es la visión occidental: juegos como Crusader kings II o Europa universalis III y IV incorporan dentro de sus objetivos la “occidentalización” de los territorios, dejando de lado la tan amplia cultura oriental del medievo.
Al igual que en los juegos sobre la Edad Media, la gran mayoría de juegos de la Edad Moderna tienen el gran problema de la visión occidental. Juegos como Expeditions: conquistador hacen que se olviden de gran parte de los sucesos orientales (tales como la expansión turca o el desarrollo del Imperio ruso). A su vez, hay una escasa relevancia de otras civilizaciones o territorios que, por razones geográficas, no se encuentran cerca del mundo occidental.
En la Edad Contemporánea hay un evidente monopolio de la Segunda Guerra Mundial. Aunque actualmente se están comenzando a hacer videojuegos sobre otros momentos históricos, como la Primera Guerra Mundial o la Revolución Francesa, hay hechos históricos de la época contemporánea que aún no han sido protagonistas de un solo videojuego (la Revolución rusa, la guerra Franco-Prusiana, la Revolución china, etc.)
El mayor problema de los videojuegos (tales como Medal of honor) es la visión estadounidense del conflicto. Se da por hecho que Estados Unidos es el principal responsable de la caída del nazismo, de la victoria tanto en la Primera como de la Segunda Guerra Mundial o de la pacificación mundial durante la segunda mitad del siglo XX.
A esto hay que añadir una banalización del conflicto. En casi ningún videojuego se recuerda la resistencia de la población civil o aparecen los crímenes de guerra como los campos de exterminio. Además, se puede observar una fuerte carga propagandística del capitalismo, que se auto representa como el único sistema económico válido para la humanidad, frente a un comunismo cruel y despiadado.
A lo largo de esta serie de publicaciones*, hemos podido apreciar la abundancia de errores históricos que pueden tener los videojuegos, las series y las películas (al igual que otras formas de divulgación, como los documentales, los libros y la música). Sin embargo, lo que está claro es que el estudio de la historia ha ganado varios canales de difusión.
A fin de cuentas, todos los historiadores encontraron su vocación de alguna forma. En algunos casos fue viendo Gladiator, Isabel, en otros, jugando Assassins’s Creed y en otros leyendo un libro sobre la reconquista. Da igual el formato en el que nos encontremos con la historia, lo importante es tratar de intentar mantener la máxima la calidad histórica.
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