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La presente publicación ha sido realizada por Gabriel Pizarro, estudiante del doble grado en Filosofía y Periodismo. Con motivo de la celebración del Día de la Mujer, el pasado 8 de marzo, Gabriel ha escogido la obra de Leonora Carrington, a partir de la cual podemos adentrarnos a la intimidad de esta artista. ¿Se pueden descifrar con la mirada los sentimientos de este referente femenino? ¿Vosotros qué creéis? 


Un caballo de ensueño


Si te preguntaran qué animal te gustaría ser, ¿cuál serías? Yo sería un caballo, un animal fuerte, libre y veloz, además de estéticamente bello. Al parecer, Leonora Carrington también compartía esta idea. Pero, ¿quién es Leonora Carrington?

Leonora Carrington (1917-2011) fue una artista y escritora surrealista. Nació en Inglaterra, en una mansión y bajo el cuidado de una familia acomodada que poseía tierras y caballos. Desde temprana edad, mostró habilidades artísticas y, más tarde, se matriculó en la Academia de Artes de Amédée Ozenfant (pintor cubista), en Londres. En su obra se percibe una gran influencia de la alquimia y de figuras como Franz Kafka o Borges, así como de los cuentos celtas que su madre le contaba de pequeña.

Los cuadros de Leonora presentan una gran carga subjetiva, donde la británica abre su mundo interior bajo un paisaje inventado; ejemplo de ello es su Autorretrato (La posada del Caballo del Alba). Si analizamos el cuadro, podemos ver cuatro elementos que nos llaman la atención: la ventana que muestra el frondoso paisaje, el caballo de madera blanco situado encima de Leonora y una hiena. ¿No os llama la atención el salón? Vemos que estos cuatro elementos están solos en un espacio inmenso. Con este cuadro, la pintora muestra un pensamiento muy íntimo, que podría representar la soledad que siente al pertenecer a lComo se puede comprobar, la personalidad de Leonora se descifra mediante la contemplación de su obra. Resulta importante mencionar su gran importancia para el movimiento surrealista, al que nunca dejó de pertenecer, a pesar de la evolución que presenta su producción. Frente a artistas de la talla de André Bretón, René Magritte o Marx Ernst; Leonora destacó por tener un estilo inconfundible. Tal y como habíamos adelantado, la artista recibe muchas influencias de diverso origen que consigue amalgamar en una personalidad artística única, que refleja, a su vez, una compleja personalidad interior. Esto es algo que podemos comprobar si posamos nuestra mirada en Té Verde.a alta sociedad, de la que desea liberarse (como el caballo blanco que corre libre). Además, la hiena parece ser su alter ego, por eso la dibuja con un postura similar a la chica sentada en el sillón. Esta simbología resulta clave para entender su pensamiento y el modo de vida que eligió finalmente, pues decidió abandonar su estatus para vivir de forma humilde en México.

Como se puede comprobar, la personalidad de Leonora se descifra mediante la contemplación de su obra. Resulta importante mencionar su gran importancia para el movimiento surrealista, al que nunca dejó de pertenecer, a pesar de la evolución que presenta su producción. Frente a artistas de la talla de André Bretón, René Magritte o Marx Ernst; Leonora destacó por tener un estilo inconfundible. Tal y como habíamos adelantado, la artista recibe muchas influencias de diverso origen que consigue amalgamar en una personalidad artística única, que refleja, a su vez, una compleja personalidad interior. Esto es algo que podemos comprobar si posamos nuestra mirada en Té Verde.

Esta pintura nos recuerda a las creaciones de El Bosco. La mitología, la inventiva y la creación de espacios oníricos son muy recurrentes en las obras de Leonora, quizá porque ella misma tenía la esperanza de encontrar su propio lugar mágico donde poder ser feliz.

(Leonora Carrington, “Autorretrato (La posada del Caballo del Alba)”, 1937-38.
Museo Metropolitano de Arte, NY. Foto tomada de taldiacomohoy.es)

(Leonora Carrington, “Té Verde”, 1937-38. Museo del MOMA, NY.© 2022
Leonora Carrington / Artists Rights Society (ARS), New York. Foto tomada de taldiacomohoy.es)

En 1937 conoció a Max Ernst, con quién comenzó una relación y con el que se mudó a París. Durante la Segunda Guerra Mundial, Max Ernst fue arrestado por los Nazis y llevado a un campo de concentración. Presa de esta pesadilla, Carrington viajó a España para rescatarlo; no obstante, fue ingresada en un hospital psiquiátrico. En 1940 logró escapar. A partir de esta fecha se instaló en México, lugar en el que podría haber encontrado la paz que había estado buscando y donde conoció a Emericko “Chiki” Weisz. Leonora fue una gran artista que no solo dedicó su vida a la pintura, sino que también realizó escultura y escribió varios libros.

Si te ha interesado este pequeño esbozo sobre la vida de Leonora, te recomiendo el libro de Joanna Moorhead Leonora Carrington. Una vida surrealista. Aunque, si prefieres leer a la propia escritora británica, Memorias de abajo puede interesarte, pues narra su vivencia en el hospital psiquiátrico de España.


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