Ayuntamientos navarros. Merindad de Pamplona
Por Eduardo Morales Solchaga
Introducción
Durante los siglos de la Modernidad y de la mano de un reanimado urbanismo y del creciente protagonismo del poder municipal, muchas de las casas consistoriales fueron bien renovadas, bien construidas de nueva planta, incorporando variados servicios y un carácter simbólico de autoridad. De hecho, la mayoría de las conservadas en Navarra sientan sus bases en dichas centurias, resultando decisiva también la renovación de las “ordenanzas para el buen gobierno de los pueblos” aprobadas por las Cortes en 1547, que trataron de regularizar y uniformar el gobierno municipal y le otorgaron nuevas atribuciones.
Se levantaron en plazas céntricas tanto de origen anterior –como por ejemplo ocurre en Pamplona, Estella o Viana– como también resultantes de un nuevo diseño urbanístico a modo de plaza mayor, como en el caso de Larraga, donde además del ayuntamiento se proyectaron granero, mesón y toriles.
Los nuevos edificios municipales presentan una serie de rasgos comunes, repitiéndose en todos ellos la disposición de elegantes balconadas, que servían como palco de autoridades, así como también la heráldica correspondiente en lugar preeminente de la fachada. También incorporaban soportales con funciones vecinales, comerciales o simplemente de abrigo. En algunas ocasiones culminan con un remate para campanas y reloj, inscripciones acreditativas o alguna alegoría asociada a las virtudes del buen gobierno, como en Pamplona o Vera de Bidasoa.
Cara al interior, los edificios normalmente se articulan en torno a un zaguán, que da paso a la escalera de honor, y en el piso noble, al salón de plenos, donde reside la autoridad del municipio. A estos elementos esenciales se sumaron otros muchos, atendiendo a las necesidades de cada villa o ciudad: desde calabozos hasta graneros o almacenes, pasando por el peso real, espacios comerciales, tabernas, viviendas e incluso escuelas elementales.
Los edificios concejiles navarros ofrecen morfológicamente las mismas características que la arquitectura doméstica señorial, primando en las fachadas de la Ribera el ladrillo, en las tierras norteñas la piedra y los muros enfoscados, y combinándose hábilmente ambos materiales en la zona media, donde también se preservan ayuntamientos enteramente pétreos.
En Navarra, como se ha comentado, se conservan múltiples ejemplos, y en esta visita virtual –sin vocación cuantitativa– se muestran algunos de los más interesantes de la Merindad de Pamplona.
FERNÁNDEZ GRACIA, R. [Coord.], El Arte del Barroco en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2014.
ANDUEZA UNANUA, P., La arquitectura señorial de Pamplona en el siglo XVIII. Familias, urbanismo y ciudad, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2004.
ANDUEZA UNANUA, P., Patrimonio y familia: la casa y el espacio doméstico en Navarra, Pamplona, Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, 2019.
VV.AA., Casas consistoriales de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988.
VV.AA., Catalogo Monumental de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, vol. V., 1994-1997.
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