Creamos en el Periodismo
Celebramos a San Francisco de Sales y también celebramos la profesión y miramos con optimismo los retos que tenemos por delante. Ocho periodistas comparten sus buenos deseos y predicciones periodísticas para este año.
Siempre hay algo que puede dar luz: el buen periodismo.
RAZONES PARA CREER EN EL PERIODISMO
Este día en el que celebramos al patrón de la Facultad de Comunicación, San Francisco de Sales, a quien el papa Pio XI en 1923 puso como ejemplo de moderación y caridad para periodistas y escritores, se presta a una reflexión especial.
Nos anima a pensar sobre quiénes somos y qué hacemos, y cómo las profesiones de la comunicación pueden contribuir a reparar algunas de las heridas contemporáneas: la soledad, la desesperanza, la división, las guerras o las mentiras. Nos insta de manera directa a pensar en las historias que contamos, en los ejemplos que señalamos, en las técnicas que usamos para ser eficaces en una estrategia.
Esto sitúa en primer término la responsabilidad de las profesiones para las que formamos, que pueden tener un impacto profundo en la vida de las personas, las instituciones y las sociedades. Dedicarse a la comunicación requiere conocer a fondo el mundo que nos ha tocado vivir, y amarlo en su complejidad y con sus profundas contradicciones. También de una formación intelectual a la altura de la responsabilidad que se ejerce. Y, por supuesto, de la formación técnica que permita aprovechar las oportunidades para crear y difundir mensajes de todo tipo. Y además, apunta a la necesidad de una actitud permanente de escucha y de comprensión que tienda a acercarse para poder acercar.
El periodismo está sufriendo un acoso constante por muchos flancos, lo que pone de manifiesto su importancia y su necesidad
Entre las profesiones de la comunicación, el periodismo está sufriendo un acoso constante por muchos flancos, lo que pone de manifiesto su importancia y su necesidad. Por eso este año hemos querido comenzar pidiendo a un grupo de profesionales unas líneas sobre los retos del periodismo para el 2025 que pudieran suscitar la esperanza entre quienes, por profesión o por convicción, creen en su papel en una sociedad realmente libre.
Quiero agradecer la generosidad de quienes han contribuido a esta iniciativa. Pero no queremos ni debemos poner puertas a la esperanza, y menos en un año jubilar. Y por eso confiamos en seguir enriqueciendo estas ideas con otras que vayan llegando a lo largo del año y que puedan aportar motivos y razones para creer en el periodismo.
Mientras tanto, aquí va este primer adelanto que nos anima a mirar fijamente a lo que nos rodea, y a reconocer que estamos aquí para crear puentes.
MARC MARGINEDAS
COM'90
Periodista y corresponsal de guerra
2025, el año en el que el Periodismo será más necesario que nunca
No nos alarmemos, pero empezamos el año con una noticia inquietante. Meta, la empresa fundada por Mark Zuckerberg y matriz de Facebook, Whats App, Instagram y Threads, acaba de hacer pública su decisión de suprimir su programa de moderación de contenidos, eliminando la verificación de datos y sustituyéndola por ‘notas de la comunidad’, siguiendo el modelo implantado en X, antes Twitter, por Elon Musk. A partir de ahora, las audiencias contarán con una herramienta menos a la hora de garantizar la veracidad de los contenidos transmitidos en estas plataformas.
Como es de suponer, ello quiere decir mayor margen de maniobra, a escala mundial, para las noticias falsas, los manipuladores, los pseudomedios, los intrusos en nuestra venerada y vocacional profesión de informar…
Pero toda moneda tiene su reverso, y esta no es una excepción. En un mundo donde cada vez más líderes, gobiernos y estados renuncian a su obligación de mantener una comunicación honesta y veraz con sus ciudadanos, sustituyéndola por propaganda y difusión de bulos o medias verdades como métodos para lograr sus objetivos políticos, los periodistas seremos más necesarios que nunca. Porque nos convertiremos en uno de los bastiones de los que disponen nuestras sociedades para protegerse de las tentativas de manipulación a través de la comunicación, tentativas que, por otra parte, no son privativas de ninguna ideología política y que no se limitan a un solo país o bloque político internacional.
Es bien cierto que, debido a las sucesivas crisis en el modelo de negocio de los medios de comunicación, la profesión periodística se ha precarizado en los últimos años. Pero hay un elemento intangible que ningún recorte salarial o laboral podrá arrebatarnos, y que está íntimamente relacionado con lo dicho anteriormente: la satisfacción de empoderar a la sociedad, de hacerla más resiliente ante las eternas tentativas de engañarla por parte de fuerzas maliciosas.
Según datos de la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario, este 2025 arranca con alrededor de 110 conflictos armados en todo el planeta. Pero son particularmente dos, la invasión de Ucrania y la guerra de Gaza, los que sin duda acapararán las portadas de los diarios. Independientemente de los esfuerzos internacionales que puedan emprenderse para traer la paz a esas dos zonas del mundo, ambos son un recordatorio adicional de la relevancia que mantiene nuestra profesión periodística, en esta era de redes sociales y comunicación instantánea. Porque ni los algoritmos, ni los mensajes de 280 caracteres, ni las crónicas redactadas mediante inteligencia artificial, podrán sustituir jamás la capacidad del ser humano de empatizar con el sufrimiento ajeno y transmitirlo a su audiencia.
El periodismo siempre ha sido una piedra angular de la democracia. Su misión ha sido dar al público la información que necesita y merece saber para que los ciudadanos puedan gobernarse a sí mismos. Esa misión es hoy más esencial que nunca.
Hoy somos testigos del aumento de la polarización, del debilitamiento de las democracias y del ascenso de aspirantes a autócratas. También somos testigos de un fenómeno peligroso: La gente es cada vez más incapaz de ponerse de acuerdo sobre un conjunto común de hechos. Peor aún, ya no podemos ponernos de acuerdo sobre cómo determinar qué constituye un hecho. Todo ello pone en peligro las democracias e incluso el progreso humano.
Los profesionales del periodismo deben, y pueden, desempeñar un papel central a la hora de garantizar que nuestras democracias acepten debates acalorados sobre las políticas, aun cuando nos pongamos de acuerdo sobre los hechos básicos subyacentes. Para ello, debemos afrontar los cambios radicales en las formas en que la gente consume la información. Tendremos que cambiar radicalmente la forma en que los medios de comunicación transmiten la información.
Los desafíos a la democracia y a una prensa independiente son tan grandes hoy que no hay otra buena opción que cooperar unos con otros
Para ello habrá que aprovechar las nuevas herramientas que nos proporciona la tecnología para contar historias de manera más eficiente y eficaz. También significa que los periodistas de todo el mundo tendrán que colaborar más estrechamente: periodistas en ejercicio con programas universitarios de periodismo, periodistas con tecnólogos y periodistas de un medio de comunicación con periodistas de otro.
Los desafíos a la democracia y a una prensa independiente son tan grandes hoy en día que no hay otra buena opción que cooperar unos con otros.
CARMELA RÍOS
Periodista y experta en redes sociales
Pocas veces en la historia el periodismo había tenido tantos y tan poderosos enemigos. Desde actores relevantes de la tecnología mundial hasta ejércitos digitales de distintas esferas ideológicas. Todos tratan de dilapidar la credibilidad de los medios de referencia y convencer a sus seguidores de que es posible ejercer o disfrutar el periodismo con ayuda de una red social y contenidos que, a caballo entre la información, el entretenimiento y la contienda política, no respetan las mínimas reglas de la profesión.
Los ciudadanos están desconcertados y apabullados. El menú de información que llega a sus redes sociales, a sus teléfonos móviles contiene una mezcla densa de información y desinformación. Nunca ha sido tan grande la tentación de dimitir del propósito cívico y democrático de aspirar a conocer la verdad.
Defender el periodismo, la revolución de 2025
El contexto nos reta pero no debemos dar ni un paso atrás. La revolución del periodismo supone comprender profundamente el entorno digital, aprender a observarlo con método, adaptar nuestras herramientas de trabajo (consulta no algorítmica de las redes sociales, inteligencia artificial, periodismo en el terreno adaptado a plataformas) e informar a todas las audiencias allá donde se encuentren. Y conversar, la gran asignatura pendiente del periodismo clásico.
ÁNGEL ARRESE
COM'90
Catedrático de Comunicación en Fcomunav
Hoy nos vemos inmersos en un entorno tecnológico e informativo complejo, en el que los medios periodísticos suponen una parte cada vez menos importante de nuestro menú de consumo de contenidos. Los ciudadanos se informan a través de las redes sociales, son menos conscientes de la diferenciación entre contenidos informativos de calidad y contenidos tóxicos, desconfían de forma creciente de las instituciones (entre ellas los medios), y perciben que el ‘periodismo’ ha dejado de ser esa actividad profesional, respetuosa y respetable, plural e independiente, que en el pasado jugaba un papel fundamental en la configuración del universo de cuestiones públicas que merecían una atención compartida, y cuya discusión era esencial para el progreso de la sociedad, para el contrapeso de poderes en las democracias.
Los medios son cada vez más necesarios. Y necesario es también que sigan trabajando para reforzar su identidad
No es extraño que en ese contexto, ante la creciente desconfiguración del periodismo y de los medios como eje vertebrador de la discusión pública en torno a los temas de interés para la ciudadanía, se haya desfigurado también los conceptos de verdad y veracidad, surgiendo fenómenos como el de las fake news y la desinformación. La ‘verificación’, primer deber del periodismo, se ha convertido en un proceso central de discusión en la arena pública, ante la facilidad y el creciente interés de poderes de todo tipo (políticos, económicos, sociales, etc.) por desvirtuar la realidad en su favor. No sorprende, en este sentido, que la duda generalizada sobre la veracidad de los contenidos periodísticos esté siendo aireada y alimentada (desde su pistoletazo de salida con el discurso trumpista sobre las fake news) por los populismos y extremismos políticos, de izquierdas y de derechas, que desean enmascarar y simplificar al máximo la realidad, desautorizando el rol de los medios como voces privilegiadas en esa esfera pública. El objetivo no suele ser necesariamente que se apoye a un partido político frente a otro, a un interés particular respecto a otro. El objetivo es más bien contaminar esa esfera pública, y sembrar la desconfianza en los medios de comunicación, los gobiernos y la propia idea de que la verdad es posible.
En tal situación, los medios periodísticos deben jugar cada vez un papel más importante, que se ve reforzado ante decisiones recientes como la de Meta de dejar de ‘chequear’ muchos de sus contenidos. Porque como señala The Economist, las redes sociales no son, no han sido, ni deben ser el lugar donde se dilucide la verdad posible sobre los temas de interés y de actualidad, y por ello los medios son cada vez más necesarios. Y necesario es también que sigan trabajando para reforzar su identidad (frente a tantos sucedáneos de todo tipo), como servicios de noticias con vocación de servicio al bien común, elaboradas por una redacción profesionalizada, bajo la responsabilidad editorial de una dirección, siguiendo los procesos, principios y estándares de actuación, y códigos éticos periodísticos generalmente aceptados. O dicho de otra forma, que sean la institución que históricamente ha formado parte esencial de la configuración de sociedades avanzadas, justas, libres y plurales.
CHARO MARCOS
COM'98
Fundadora de Kloshletter y del pódcast AM
La resistencia del oficio radica en su capacidad de reinventarse, adaptarse a las nuevas circunstancias y mantener su compromiso con la verdad y la transparencia
LA RESISTENCIA
Los medios de comunicación se enfrentan a enormes desafíos. No importa cuándo leas esta frase. El periodismo lleva décadas acosado por graves problemas que han hecho temblar las estructuras mismas del oficio. La crisis de confianza, la precariedad laboral, la irrupción de las tecnologías digitales y la creciente desinformación han puesto a prueba la resistencia de los periodistas y los medios. Pero aquí seguimos.
Con el transcurso de los años, los retos que asoman son cada vez más complejos. Este 2025, el periodismo sufrirá nuevos ataques por parte del poder político, que busca controlarlo mediante estrategias cada vez más sofisticadas centradas ahora en leyes restrictivas, presión económica y campañas de desprestigio. La independencia de los medios estará en jaque mientras los gobiernos intenten influir en la narrativa mediática con información sesgada o falsa.
A estos ataques políticos se suma la situación económica global. La industria periodística sigue lidiando con vientos en contra que la debilitan aún más. La caída de los ingresos publicitarios, el dominio de las plataformas tecnológicas y la resistencia de la audiencia a pagar por contenidos de calidad generan un entorno incierto. La sostenibilidad de los medios depende de encontrar nuevas formas de financiación que permitan mantener la independencia editorial.
Por si fuera poco, el periodismo también debe incrementar su resistencia contra la desinformación y la fatiga informativa que asedian a la audiencia. La proliferación de noticias falsas, amplificadas por redes sociales y herramientas de inteligencia artificial, ha generado una crisis de credibilidad sin precedentes. Cada vez resulta más difícil distinguir la verdad de la mentira, y esto socava el papel del periodismo como garante de la información veraz. La fatiga informativa, además, ha llevado a muchas personas a desconectarse, a apostar por contenidos de poca profundidad o sesgados que refuercen sus propias creencias en lugar de desafiar su pensamiento.
Y lo peor de todo es que los enemigos del periodismo tienen a su disposición herramientas cada vez más avanzadas para debilitarlo. La tecnología, que debería ser aliada de la verdad, se ha convertido en un arma de desinformación masiva. La manipulación de datos, los deepfakes y la automatización de contenido engañoso están en manos de quienes buscan desacreditar a los medios y erosionar la democracia.
Sin embargo, a pesar de todos estos retos, el periodismo sigue siendo una amenaza para quienes abusan del poder y atentan contra nuestras democracias. Si no, no pondrían tanto empeño en acabar con él. La resistencia del oficio radica en su capacidad de reinventarse, adaptarse a las nuevas circunstancias y mantener su compromiso con la verdad y la transparencia. En este 2025, los medios deben apostar por el rigor, la independencia y la innovación para seguir cumpliendo su misión fundamental: servir a los ciudadanos con honestidad y valentía.
ÍÑIGO ALFONSO IMÍZCOZ
COM'01
Periodista de RNE
En estos momentos en los que la vida digital nos dice “tú solo puedes”, en los que el algoritmo nos hace más solitarios, hay que reivindicar el trabajo en equipo, la redacción
En estos tiempos recios con artefactos sofisticados en los que, para muchos, no es fácil distinguir la verdad de la mentira encontramos un buen momento para recordar el origen de todo esto: regresemos, una y otra vez cuando estemos confundidos, al periodismo. Al que nos enseñaron nuestros maestros que tuvieron que abrirse paso también en situaciones muy complicadas. En esencia: contar lo que ocurre y lo que sabemos, respetar los hechos, actuar de acuerdo con unas pautas profesionales y transmitirlo honestamente a la audiencia. No es poco pero tampoco heroico. Es simplemente nuestro trabajo. Ahora que un teléfono móvil en la mano y dos o tres cuentas en redes sociales pueden haberlo cambiado todo (¿quién sabe?)… el periodismo emerge en esta crisis contemporánea de los mediadores como una víctima y al mismo tiempo como un actor imprescindible para su solución.
EN LA REDACCIÓN
Para descontaminar el aire y restaurar la confianza en la vida pública, ahora tan enfrentada y polarizada, nuestra profesión tiene que ocupar su lugar. Debe colocar al lector, espectador y escuchante en el centro de todos los esfuerzos. Así que será útil prestigiar la deliberación: nuestros mecanismos para construir historias interesantes y veraces que nacen de la escucha, la conversación, la aportación y del conocimiento de otros profesionales compañeros de redacción. En estos momentos en los que la vida digital nos dice “tú solo puedes”, en los que el algoritmo nos hace más solitarios y nos encierra en una suerte de cámara de eco, hay que reivindicar el trabajo en equipo. La redacción. Esa rara avis, esa mesa ancha intergeneracional, mutilada por los recortes y ajustes de gasto en las sucesivas crisis del sector, hoy emerge como un escudo para el buen profesional. Juntos podemos mejor. Juntos sabemos más. Juntos discutiremos, debatiremos y acordaremos los enfoques. Hoy que reivindicamos el periodismo y queremos seguir aportando a él nuestros mejores esfuerzos y talentos también es el momento para reconocer que solos no podemos y que para este viaje es mejor encontrar los mejores compañeros.
JUAN ANDRÉS MUÑOZ
COM'97
Fundador de Pamplonews/Editor en jefe de ACI Prensa/EWTN
El periodismo pasa por uno de sus momentos más desafiantes (aunque siempre ha sido desafiante ser periodista) y, a la vez, más apasionantes. Como profesional con más de un cuarto de siglo de experiencia en medios digitales, radio y televisión, veo con optimismo el futuro, especialmente por el papel crucial que juegan instituciones como la Universidad de Navarra en la formación de las nuevas generaciones de periodistas. La capacidad de adaptación siempre ha sido una característica de nuestra profesión. En la era digital, esta resiliencia cobra especial relevancia ante los constantes cambios tecnológicos y los nuevos modelos de consumo de información.
Los periodistas del futuro necesitan desarrollar no solo habilidades técnicas, sino también un sólido criterio ético y profesional que les permita navegar en un ecosistema informativo cada vez más complejo. La batalla por la verdad es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Como periodistas tenemos la responsabilidad de ser faros en medio de la niebla. La verificación de datos, el contraste de fuentes y la capacidad de explicar historias complejas de manera clara y precisa son habilidades más valiosas que nunca, junto con la formación humanística que nos ayuda a entender con profundidad qué es y cómo se comparta el ser humano.
El compromiso con la verdad, la ética y el servicio público seguirán siendo nuestros pilares fundamentales
Mi deseo para los próximos meses es que seamos capaces de reconectar con nuestra audiencia, a la que debemos servir, a través de un periodismo de calidad, riguroso y comprometido con la verdad. Los futuros periodistas deben entender que nuestra profesión va más allá de la mera transmisión de información. La Universidad de Navarra, al convertirse en un punto de conexión entre la investigación y los profesionales de los medios, está sentando las bases para un periodismo más fuerte y resiliente. Este enfoque innovador, unido a los valores tradicionales de nuestra profesión, será fundamental para formar periodistas con criterio capaces de enfrentarse con éxito a los retos del mañana.
A los estudiantes y futuros periodistas les digo: el periodismo no sólo sobrevivirá, sino que se fortalecerá. La clave está en mantener vivos los principios fundamentales de nuestra profesión mientras nos adaptamos a las nuevas realidades. El compromiso con la verdad, la ética y el servicio público seguirán siendo nuestros pilares fundamentales.
AINHOA PAREDES
COM'98
Corresponsal en Londres. Informativos Telecinco (MEDIASET ESPAÑA)
Necesitamos periodistas. De eso no hay duda. Y necesitamos que sean los mejores. Y que sean buenas personas; que su ética esté por encima de todo. Y que esta gane al ruido que nos eclipsa, que nos ensordece, y que nos hace, en ocasiones, perder la perspectiva.
Ese ruido que nos dificulta la comprensión de la información que queremos entender y desentrañar para poder trasladarla a los lectores, a los oyentes o a la audiencia también, a veces, nos desanima. No lo vamos a ocultar… Porque nos apasiona nuestro trabajo, pero también somos personas; seres humanos que, ante esta misión, necesitamos encontrar dónde agarrarnos constantemente para no perder la ilusión. Hablo en nombre de los corresponsales que dormimos poco y vivimos con el móvil pegado a nosotros y encendido 24 horas al día. Y peleando para que la información internacional siga teniendo el hueco que se merece en los medios de comunicación este 2025, más allá de Estados Unidos.
Precisamente, en momentos de cierto desánimo, recurro a que me inspire uno de mis referentes: Manuel Chaves Nogales. Es considerado el mejor periodista español del siglo XX. Murió hace poco más de 80 años con solo 47, en la ciudad en la que vivo: Londres. Este sevillano que huyó de Francia y se refugió en la capital británica cuando los nazis entraron en París durante la Segunda Guerra Mundial, siempre aplicó hasta el final su filosofía profesional: “andar, observar, preguntar, entender y contar”. También cuando la vida le llevó a ser freelance.
PERIODISTAS DE BLOC Y BOLÍGRAFO
Así que ahí seguiremos nosotros, incluidos los periodistas autónomos, contando lo que pasa en los países en los que vivimos y tratando de hacerlo con cercanía y empatía. Como lo hizo Manuel Chaves Nogales que, además, nunca dejó de salir de España y hacer de reportero en el extranjero, incluso cuando era jefe. Recorrió Europa a pie y también desde el aire (La vuelta a Europa en avión, 1929), con su bloc de notas en el bolsillo. Porque consideraba que comprender lo que ocurría fuera de nuestras fronteras no solo era importante, sino que nos iba a ayudar a entender lo que pasaba en España.
Necesitamos periodistas que sean buenas personas; que su ética esté por encima de todo. Y que esta gane al ruido que nos eclipsa, que nos ensordece, y que nos hace, en ocasiones, perder la perspectiva
Y aunque abracemos la Inteligencia Artificial para convertirla en un aliado y así evitar que nos engulla, no dejemos por favor ese bloc de notas y el bolígrafo. Y es que la esencia del periodismo no debería cambiar en este 2025. El periodismo que hacía Chaves Nogales se puede y se debe hacer también en la actualidad. Las prisas que marcan nuestro día a día como comunicadores, dentro y fuera de las redacciones, no son excusa.