5 de junio. Día Mundial del Medio ambiente
Un aspecto clave para para mitigar la extinción de especies y conservar la biodiversidad de los ecosistemas es la declaración de espacios protegidos, especialmente para las especies y hábitats más vulnerables.
La protección del medio ambiente se inicia en España en 1973, con la creación de la Federación de Parques Naturales y Nacionales de Europa, que veinte años más tarde se transforma en la Federación EUROPARC como una organización paneuropea que reúne instituciones de 39 países dedicadas a la gestión de áreas protegidas y a la defensa de la naturaleza.
Según el informe anual de EUROPARC de 2020, España es el país de la Unión Europea que más superficie aporta a la Red Natura 2000; esta red es una piedra angular para la ejecución de las directivas europeas en materia de conservación de especies. Es considerada la iniciativa más importante de la Unión Europea para la conservación de la naturaleza a nivel mundial (Herrera, 2021, ‘Ecología, cambio climático y sexta extinción’, McGraw Hill). La superficie aportada por España a la Red Natura 2000 es casi el doble de la que aporta Francia.
El objetivo de la Red Natura 2000 no es crear reservas de vida salvaje en las que esté excluida toda actividad humana sino, al contrario, buscar una relación de armonía y simbiosis entre los ecosistemas naturales y el hombre. En los espacios de la Red se busca llevar a cabo actividades sostenibles desde actividades turísticas y deportivas compatibles con la naturaleza hasta actividades agropecuarias y forestales, de tal manera que se haga compatible la economía de los entes locales con la protección de la naturaleza. De este modo se incrementa la utilidad pública de los espacios naturales y mejora la sensibilidad por conservar la biodiversidad.
El último informe de la Red Natura 2000 señala que, a pesar de los importantes esfuerzos realizados en los Estados miembros, la biodiversidad sigue disminuyendo con tendencias de deterioro en la mayor parte de Europa. La mayoría de los hábitats y especies protegidas tienen un estado pobre como resultado de continuas presiones debido a los cambios en el uso de la tierra, la sobreexplotación y las prácticas de gestión no sostenibles, agravado por la modificación de los regímenes hídricos, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
No obstante, el informe también señala que se están produciendo avances positivos en cierto número de especies de reptiles, aves y mamíferos como consecuencia de los programas de protección exitosa de conservación -in situ y ex situ-, de especies como el lince ibérico, el lagarto gigante de La Gomera, varias rapaces, el oso pardo y el visón europeo, entre otros.
Los parques nacionales son uno de los elementos más sobresalientes de los Espacios Naturales Protegidos (ENP) para la conservación del patrimonio natural. El primer parque nacional europeo se declaró en Suecia en 1909. Unos años más tarde, se erigió en España el primer parque nacional de Ordesa y Monte Perdido en 1918. Desde entonces se han creado otros 15 parques nacionales, el último de los cuales ha sido el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, en la porción más elevada de la Serranía de Ronda (Málaga) declarado en 2021. Además, se han reconocido 53 reservas de la Biosfera en el programa el Hombre y la Biosfera de la UNESCO, 75 humedales de importancia internacional en el programa RAMSAR, Lugares de Importancia Comunitaria (LIC’s), Zonas de Especial Conservación (ZEC’s), Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA’s) de acuerdo con la Directiva sobre la Conservación de Aves Silvestres de la Unión Europea; Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM), numerosos parques naturales y geoparques, reservas y monumentos naturales, así como otras figuras desarrolladas por las comunidades autónomas. Esta riqueza natural supone más de 2.000 Espacios Naturales Protegidos con una superficie de unos 14,8 millones de hectáreas aproximadamente, equivalente al 28% del territorio español que representa la mayor red de protección del continente europeo. España se sitúa así a la cabeza en el objetivo de la ‘Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea para 2030’, de la Agencia Europea de Medio Ambiente, de proteger, al menos, el 30 % de la superficie terrestre.
Entre los objetivos de esta nueva Estrategia de Biodiversidad de la UE están:
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reducir el uso de plaguicidas en un 50 % para 2030;
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proporcionar espacio para animales salvajes, plantas, polinizadores y reguladores naturales de plagas;
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recuperar al menos el 10 % de la superficie agrícola como de alta diversidad;
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mejorar la protección de los hábitats intactos y un plan de restauración de las áreas degradadas y
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estricta protección de todos los bosques primarios con una hoja de ruta de reforestación para plantar tres mil millones de árboles para 2030, como una de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, que funcione como sumideros de dióxido de carbono y contribuya en parte a la descarbonización del planeta y a mitigar el cambio climático.
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Luis Herrera Mesa
Catedrático emérito. Universidad de Navarra