Impacto del cambio climático en los Pirineos
Los lagos y turberas de alta montaña son elementos icónicos del paisaje pirenaico muy vulnerables al cambio climático y a la creciente presión antrópica.
Durante milenios, han sostenido una compleja biodiversidad y cumplido una función de almacenamiento de carbono, además de proporcionar recursos hídricos, hábitats para el pastoreo y recursos para el turismo. Su conservación en el marco de un desarrollo sostenible de la montaña constituye un reto y una oportunidad para concienciar a la sociedad de los efectos del cambio global en territorios considerados prístinos.
El proyecto REPLIM ha permitido el establecimiento de una red transfronteriza de monitorización de lagos y turberas en los Pirineos para actuar como observatorio de los impactos del cambio climático y las actividades humanas en la alta montaña.
Los resultados obtenidos hasta la fecha indican que tanto lagos como turberas actúan como acumuladores de contaminantes en sus sedimentos, pudiendo caracterizar el depósito retrospectivo de estos compuestos. Así, la contaminación actual por plomo y metales pesados ha disminuido con relación a la contaminación histórica, asociada a la minería y la metalurgia de las épocas romana, medieval y contemporánea, gracias a las medidas de restricción de los combustibles con plomo implementadas a finales del siglo XX. No obstante, los cambios recientes (aumento de las temperaturas, mayor erosión en las cuencas) pueden favorecer la movilización de algunos metales pesados (mercurio, plomo), con el consiguiente peligro para los ecosistemas.
El aumento de las temperaturas en los Pirineos ha provocado también un incremento de la temperatura de las aguas superficiales de los lagos, mayor en verano y particularmente en otoño. El estudio de los sondeos lacustres indica un aumento de la actividad biológica (productividad) durante las últimas décadas que puede estar asociado a incrementos en la temperatura o cambios en el régimen térmico de los lagos, que favorecen el desarrollo de algas y variaciones en la cantidad de nutrientes que entran en los lagos. En los casos de Acherito y Cregüeña, se observa un incremento general de la productividad de diatomeas.
Las medidas relacionadas con el ciclo del carbono inorgánico realizadas en aguas tanto superficiales como profundas de los ibones, revelan que éstos tienden a emitir CO2 a la atmósfera, un proceso que podría ir en aumento ante la previsible subida de la temperatura ambiental en los próximos años debido al calentamiento global. Este mismo comportamiento se ha detectado respecto a los flujos de gases de efecto invernadero emitidos por las turberas, observándose un incremento de las emisiones de CO2 y CH4.
Dado el ascenso de temperatura proyectado por los diferentes modelos climáticos regionales y globales, es posible que el incremento de emisión de gases de efecto invernadero vaya en aumento en las próximas décadas. Si tenemos en cuenta que las turberas almacenan actualmente un tercio del CO2 atmosférico, la evolución de las turberas de sumideros a fuentes de CO2 en un escenario futuro podría acarrear cambios drásticos en la temperatura del planeta. Por ello, el seguimiento de estos ecosistemas indicadores del cambio climático resulta de extraordinaria importancia.
REPLIM (EFA056/15) ha sido financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través del programa INTERREG-POCTEFA (UE) 2014-2020. Sus resultados contribuyen al desarrollo de la estrategia del Observatorio del Cambio Climático de los Pirineos (OPCC), que forma parte de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP).
Socios del proyecto:
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Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
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Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU)
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Universidad de Navarra (UNAV)
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Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF)
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Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS)
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Université de Pau et del Pays de l’Adour (UPPA)