El nuevo mercado de las flores pretende volver a los orígenes del mismo. La actuación principal se desarrolla en el canal, tres volúmenes diáfanos se apean a la orilla simulando las primeras barcazas del mercado. Luego, bajo el marco del programa “The Bloemen Experience” la manzana posterior es colonizada para albergar la parte museística del proyecto. Ambas intervenciones regeneran el espacio público y lo amplian, se retroalimentan. Visuales, nuevos recorridos y espacios vacíos son pequeñas cirugías que cosen la obra a la trama urbana, convirtiéndose en un nuevo landmark.

Desde los orígenes de la ciudad, este canal ha jugado un papel importante en el desarrollo comercial de esta. Siendo un límite aduanero, navegantes y mercaderes atracaban aquí para intercambiar mercancía, estableciéndose uno de los polos económicos del norte de Europa. La ciudad y su cultura siempre han estado relacionadas con la flor, y era evidente que el primer mercado de flores se instalase aquí. No obstante, los siglos pasaron y la cultura cambió, así lo hizo también su mercado, como reflejo vivo de la ciudad.

Ámsterdam vive de su imagen anacrónica, su tradición y cultura se respira por toda la ciudad, pero una gran parte de este legado se ha perdido, el culto a la flor. Su mayor exponente, el mercado, ha degenerado en un centro comercial de suvenires, perdiendo sentido, pero sobretodo cortando de raíz cualquier forma de entender cuán importante fueron las flores para el desarrollo de esta ciudad tan emblemática.

Para devolver la grandeza que corresponde a este mercado, no solo es necesario un lavado de cara de este, sino una reforma cultural a mayor escala para que este mercado siga teniendo cabida en nuestros tiempos.

Así pues nace The Bloemen Experience, una estrategia de reactivación del mercado. No solo tenemos un lugar en el que comprar flores, lugar que siempre ha sido y será, sino que entendemos porqué compramos las flores. Esta sinergia se traduce en una actuación en el frente principal y la manzana anterior, compuesta por el mercado, espacio público de calidad donado a la ciudad y un museo dedicado a la cultura floral. Este proyecto a escala urbana pretende coser el conjunto con el resto de museos de la ciudad mediante dos elementos, visuales y reclamos, ya sean nuevas fachadas o vacíos. Se abre un nuevo recorrido que permite narrar visualmente el funcionamiento interno de esta y disfrutar de un mercado de las flores mucho más genuino y digno.  

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