Álvaro Viscarret
Una Plaza. Un Jardín. Un manantial.
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Julio Clua
Una Plaza. Un Jardín. Un manantial. El Jardín de La Latina responde al lenguaje que relaciona la materia en contacto con la naturaleza del agua, como elemento generador del proyecto.
La ordenación de la plaza sigue el mismo esquema originario de la plaza de la Cebada del siglo XV; la fuente de la abundancia y a su alrededor, un lugar para el comercio en la ciudad.
Corresponde a la necesidad de un lugar de encuentro para todos los vecinos; es un espacio ‘democritas’, generado en torno a la pieza central que invita a la reunión de todo el barrio. Actúa como espacio flexible, al igual que en otros puntos singulares de Madrid. La primera aproximación a las aguas soterradas se contempla a través de una lámina exterior; actúa como agua conductora, conformando unas trazas que guían al ciudadano por la plaza.
El prisma toma una línea de referencia como única alineación hacia la ‘Plaza de los Carros’ y ‘Puerta de Moros’, donde se presenta la mayor actividad comercial y flujos de gente. Era, además, la entrada histórica a las murallas de villa de Madrid, a través de la Plaza de la Cebada. La intervención urbana y paisajística alcanza los límites de la parcela.
Supone una abstracción volumétrica del lienzo urbano madrileño para situarla en el centro de la plaza. Es el ciclo del agua que discurre por la acumulación de materia hasta llegar al mundo soterrado donde se estanca; simboliza las termas bajo la plaza. La idea de manantial está asociada a la geometría de la pieza, de naturaleza vítrea, que define la forma pura del agua y translúcida al relacionarse con las aguas termales. La hace ser un elemento central del espacio soterrado, haciéndola capturar luz y sonidos determinados.
El manantial actúa en la naturaleza como aguas subterráneas que afloran a la superficie. Las termas trasladan esa imagen de agua en la naturaleza. Representan una idea de manantial de aguas para la ciudad; manantial de salud, manantial de bienestar, manantial de armonía. Un oasis transparente, de reflexión y silencioso en medio del ruido madrileño.
ALZADOS: La intervención se desmarca de su entorno, haciendo más flexible el generar un espacio enterrado de termas, alcanzando, a su vez, la necesidad de un espacio verde, un jardín con múltiples recorridos conforman una visual ‘infinita’ de la plaza. Este jardín está concebido con elementos vegetales que conforman distintos espacios sombríos donde poder disfrutarlos.
Un nuevo pulmón de oxígeno para Madrid. Una oportunidad de encuentro con la naturaleza en medio de un ecosistema urbano. La defensa de la ‘plaza infinita’ es por tanto la de un espacio que responda a las necesidades del barrio, sin aferrarse a ningún uso ni público exclusivos.
Este proyecto da un nuevo aire a Madrid en su corazón urbano más castizo, lo rejuvenece y adorna de un elemento único; la plaza, que se traduce en un lenguaje propio; el jardín, que sirve de adorno para la forma del agua; el manantial.