Carla Pérez García
Veladuras. Experiencia Museo del Prado
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Julio Clúa
Las veladuras son capas muy finas de pintura semitransparentes o transparentes, que se aplican sobre otras capas previas con el fin de cambiarles el tono, la temperatura o el brillo, y sobre todo, para permitir el paso de luz, aumentar la sensación de luminosidad y permeabilidad en los cuadros, y pintar el aire, creando atmósferas aéreas.
Partiendo de este concepto pictórico, este proyecto se concibe como una oportunidad para crear un edificio que aporte luz al mundo del arte, que lo haga más permeable y acerque su conocimiento al público en general y no sólo a los visitantes especializados; un nuevo edificio que se inserte en el Paisaje de la Luz como un nuevo monumento que responde a las demandas del presente: un monumento transparente, diluido y blando, que difumine los límites entre el arte y la gente.
El edificio no buscará mimetizarse con su entorno, sino que reclamará una personalidad propia, planteando un recorrido en el que se van atravesando distintas capas desde lo más abierto hasta lo más profundo que es la reflexión y comprensión de la pintura para dar después paso a la entrada al Museo. El recorrido parte de un pabellón en la Puerta de Goya, del que saldrá una pasarela que se extenderá por el Paseo del Prado como una alfombra que permita contemplar y poner en valor la fachada de Juan de Villanueva, y que tras cruzar la Plaza de Murillo se adentrará en el nuevo edificio, concebido en sí mismo como un recorrido expositivo y experiencial.
Un cuerpo bajo aloja dentro de él la biblioteca digital de la pinacoteca del Prado, como base y fundamento de todo lo que ocurrirá dentro de esta experiencia y se alinea a la ciudad por la calle Esparter, a la vez que se desenvuelve de forma singular y expresiva hacia el jardín botánico.
Este cuerpo mantendrá la pendiente de la calle Esparter generando así un plano inclinado en el que la calle exterior parece entrar en el interior, e integrará de forma escalonada tres jardines para hacer así más permeable el límite del jardín botánico con la calle.
De él, emergen dos volúmenes cilíndricos como si de 2 linternas se tratasen que serán los dos puntos singulares y llamativos que atraigan a la gente y que acercarán la escala de este edificio a la del Museo del Prado.
El más pequeño contiene la administración, la tienda y cafetería con una terraza con vistas panorámicas al Jardín Botánico y al Museo del Prado, mientras que el grande alberga el programa expositivo: entre el que se encuentra el mayor punto de reclamo: la sala de las veladuras. Una sala dedicada a representantes de esta técnica pictórica protagonista, en la que mediante cortinas superpuestas de distintas transparencias, los espectadores podrán adentrarse en las obras de Rembrandt, Tiziano, y por supuesto, Velazquez.
Estos espacios se ven interconectados a través de la pasarela mencionada que se va entrelazando por el edificio creando el recorrido hasta salir hacia el Museo del Prado.
La construcción del edificio buscará una materialidad leve y ligera que potencie la idea del proyecto, basada en el uso de sucesivas capas que sirvan para crear una atmósfera envolvente y sugerente de superficies veladas que permitan integrar en él el paisaje y el arte circundantes: varillas de acero galvanizado, fachadas de doble piel de vidrio, superficies reflectantes de aluminio pulido en el interior, etc.
Para incentivar el efecto flotante, la estructura será lo más ligera posible a través de losas macizas de hormigón sostenidas por un bosque de finos pilares cilíndricos metálicos con vocación de levedad y de adelgazar la estructura, dispuestos aleatoriamente para potenciar la sensación de libertad. También aparecen galerías metálicas que hablarán el mismo lenguaje que la pasarela, que a su vez está sostenida por unas esbeltas pletinas de acero que actuarán también como montantes verticales de la fachada de vidrio.
Una vez terminado el recorrido por el edificio, el visitante metabolizará lo vivido en un último paseo elevado sobre la plaza de murillo que conectará con los jardines del Boj de Moneo y la Puerta de los Jerónimos, dando así acceso a la exposición del museo del prado una vez vivida toda esta experiencia y consolidada la vivencia pictórica.