Paula Belén Pinto Álvarez
Pabellón de Música de Cámara en el Parque de El Capricho
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Eduardo Escauriaza
El objeto con el que se realiza el proyecto es la creación de un pabellón de música de cámara en honor a la Duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, una mujer ilustrada que durante la segunda mitad del siglo XVIII creó el Parque del Capricho, como deseo personal para su villa de recreo. Se trata de un jardín de 14 hectáreas en forma de cuña triangular ubicado en el barrio de la Alameda de Osuna, dentro del distrito de Barajas, en Madrid.
Muchas veces la inspiración viene de los pequeños detalles. Del arte al cine, de la literatura a la naturaleza o al trabajo de otros, nosotros, como arquitectos, tenemos el poder de transformar todas estas influencias en experiencias que brindar al usuario, pero ¿y si invirtiéramos el proceso haciendo que sea la experiencia la que moldea el proyecto? Así es como nace esta idea.
El proyecto parte de describir nuestra experiencia vivida allí con una palabra: para mí el parque es una película, una gran escenografía, con una atmósfera completamente teatral, en la que los caminos forman parte de la trama y te van conduciendo hacia los puntos álgidos, que metafóricamente son las arquitecturas.
El concebir el Parque como una película lo liga íntimamente con la música, su banda sonora, entonces, ¿por qué no llevar la música a todo el parque y que forme parte de las experiencias de cada usuario, convirtiéndose en la banda sonora de su propia película? Ahí es donde entra en juego mi proyecto, y concretamente su situación: decido ubicarlo en el mayor claro del Parque, basándome en el criterio de los radios de propagación de la intensidad sonora. De este modo se propaga hasta las inmediaciones del parque como un sonido murmullante pero perfectamente perceptible que guiará a los visitantes hasta el pabellón sin necesidad de carteles, reforzando el concepto de jardín paisajista.
La configuración del proyecto también viene determinada por otra experiencia: la particularidad de escala del Parque. Plantear un edificio que diera respuesta a la demanda de superficies del programa, era imposible ya que rompería la armonía del conjunto y haría que las preexistencias perdieran protagonismo. Es por eso que se decide semienterrar el edificio para no contaminar el alzado y crear una gran cubierta ajardinada de morfología orgánica para no contaminar la planta, de manera que la vegetación que cubre la misma se camufle con la preexistente del parque y mantener así la estancialidad actual que caracteriza el lugar.
El elemento singular del edificio es su cubierta plana extensiva; su forma orgánica surge de trazar las tangencias a las copas de los árboles del claro. Cuenta con un lucernario en forma de prisma trapezoidal que coincide en planta con el escenario del auditorio, para darle mayor dramatismo a las representaciones a través de la luz cenital.
Dado el objetivo de obtener espacios diáfanos, las luces que contempla la cubierta son mayores de lo habitual. Para que la idea sea construible se varía el canto del forjado de cubierta en función de las solicitaciones en cada punto.
De cara al usuario, se reduce el canto en el perímetro a 1 metro y se oculta el resalto con yedra para dar una sensación más etérea.
La cubierta se perfora en dos ocasiones en forma de claraboyas, una de ellas se abre para poder construir alrededor del único cedro que interrumpe el claro, respetando la preexistencia. La otra, para disponer una plataforma elevadora hidráulica que permita el acceso de los usuarios a la misma manteniendo la cubierta exenta, sin tener ningún contacto en su perímetro.
Esta cubierta apoya sobre pilares cuadrados que describen una tangente elíptica entorno a los volúmenes, lo que permite cubrir mayores luces y por consiguiente posibilitar la construcción.
Envolviendo los pilares por su cara exterior, se dispone una cortina de vidrio ondulado recocido, que pretende difuminarlos, aligerando la composición, y rompiendo con el contraste entre forma orgánica de la cubierta y figura geométrica pura de los volúmenes inferiores.
En cuanto al programa, en planta baja encontramos el uso principal de auditorio, ocupando el volumen central y el más extenso, a su alrededor se establecen una serie de usos complementarios, como sala de lectura, cafetería y recepción, ocupando un volumen cada uno de ellos.
Solo contamos con planta de sótano en el volumen del auditorio, donde se aprovecha el espacio bajo el graderío para disponer los espacios servidores, tales como los camerinos, los aseos o los cuartos técnicos.
La planta baja está rodeada por una gran escalinata perimetral, salvando el mayor desnivel en la zona norte, dejando la cubierta a ras del suelo y el menor en la zona sur, donde por motivos de accesibilidad se rompe dando lugar a una rampa que mantiene el mismo contorno.
En conclusión, el contraste, tanto de materialidad, como geométrico, como de escala, es el causante de la cubierta sea la división entre dos mundos opuestos pero que conviven en una simbiosis.