Paula Solans Chozas
El Jardín del Prado
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Julio Clúa
Conectar a la población con el mundo del arte, un efecto llamada a través de las nuevas tecnologías inversivas.
Esta es la intención de “El Jardín del Prado”, además de aprovechar el emblemático y característico lugar en el que se ubica para conectar, de manera visual y programática, dos hitos culturales: el Museo del Prado y el Real Jardín Botánico.
Un volumen liviano, que se relaciona visualmente con el Jardín Botánico; permitiendo que este colonice nuestro edificio con su universo vegetal; como si de los jardines de los cuadros Del Prado se tratase. Un lugar para reencontrarnos con el arte, la cultura y la naturaleza.
Se idea una envolvente vítrea, que encierra un espacio fluido en el que brotan volúmenes de diversas opacidades y transparencias. El edificio se desarrolla en dos niveles soterrados y tres por encima de la Plaza de Murillo; en ellos nacen amplios espacios como el del graderío central, que funciona como una gran plaza interior; así como múltiples patios y jardines que difuminan el límite con el Jardín Botánico. Todo esto, unido a la transparencia de la envolvente, crea grandes espacios abiertos a la luz, perdiendo en todo momento la sensación de estar bajo tierra.
En la fachada hacia la ciudad nace un volumen amable, gracias a la vegetación de un patio inglés, discreto y permeable, que no sobresale apenas en altura, sin romper la imagen de la ciudad.
La envolvente transparente de fachada y la vegetación, dejan entrever el espacio que encierra. Proyectado como un espacio abierto y fluido, en él, los interiores manan de un bosque de finos pilares circulares que ordenan los diferentes espacios. Mediante particiones interiores de policarbonato para las zonas más privadas y railes de los que descuelgan cortinas metálicas configurables para las salas de coloquio, se genera una especial atmósfera gracias al juego entre transparencias, luces y opacidades.
El alma del edificio aparece como un gran volumen del mismo granito del Prado. Un cofre pesado y opaco, de carácter opuesto al resto del edificio, que encierra las salas de inmersión, “La Caja de Arte”.
El diseño del edificio, con patios y jardines que difuminan la relación entre Botánico y Prado, queda reflejado en la temática propuesta para la sala inversiva: el Jardín del Prado. A esta se accede tras rodear uno de los patios del edificio, creando la sensación de entrar en los jardines de los cuadros del Prado. La visita termina en los propios jardines del edificio, haciendo real la experiencia inversiva.
El contraste formal y visual de este bloque remarca aún más la ligereza y transparencia del resto del conjunto.
Vidrios fotovoltaicos transparentes descansan sobre la estructura de barras y nudos de la malla espacial de cubierta, permitiendo el paso de instalaciones, dejándolas a la vista, creando un aspecto tecnológico a la vez que ligero.
La fachada, cuidadosamente diseñada con una doble piel de vidrio, se conforma con un halo exterior sujeto gracias a un contrafuerte de vidrio que desmaterializa la estructura. Esta costilla, descansa sobre una ménsula anclada al frente de forjado donde aparece el segundo cerramiento transparente. Se crea una cámara ventilada en fachada que aísla acústicamente y protege térmicamente del ruidoso exterior.
De esta manera crea un nuevo espacio para la ciudad de Madrid de reencuentro e interacción entre el ciudadano, el arte y la naturaleza.