Él Camino, es un proyecto que solo es posible comprender desde el lugar en el que es concebido y el usuario al cual se dirige; el paciente con cáncer. El lugar es la Quinta Torre de Arias, una finca del siglo XVI, que forma parte de los parques históricos más importantes de Madrid. 

Desde la primera vez que se visitó el parque se tuvo claro que el proyecto debía encontrarse entre semejante naturaleza, literalmente entre los árboles.

Para ello resultó determinante estudiar el lugar, que, gracias a numerosas visitas, permitieron experimentarlo, estudiar los elementos preexistentes, 12 de los cuales, protegidos. También fue interesante conocer la presencia de agua en el parque, siendo el único parque atravesado por dos viajes de agua, parte de la historia de Madrid y un recurso para los jardines terapéuticos del proyecto. Además, se llevó a cabo una clasificación de vistas y sensaciones, determinantes para escoger el lugar de emplazamiento. Y por último el estudio de los árboles, analizando las especies, diámetros de tronco, copas, alturas… Este estudio apoyado con una serie de criterios derivados del análisis del lugar permitió encontrar in situ el claro en el bosque.

Como resultado la parcela se sitúa frente al palacio a una distancia suficiente para permitir su contemplación, a 300m de la clínica edificio funcionalmente relacionado, con vistas idóneas, con una pendiente adecuada como para que el proyecto en su desarrollo longitudinal se acabe entrelazando entre las copas de los árboles… pero donde sobre todo se sintió la belleza del parque. 

El estudio de los árboles permitió el diseño de un proyecto que conserva cada uno de los árboles prexistentes. En paralelo al proyecto se plantean dos propuestas; la ampliación del aparcamiento existente, resolviendo una problemática del lugar, y la restauración de las ruinas preexistentes, teniendo en cuenta la normativa que las rige para poner en valor la historia de la Quinta a través un museo y otros usos. Además, las características torres de acceso junto con el muro histórico se mantienen marcando los caminos del parque y el propio camino que lleva al proyecto.

Por otro lado, resulta imprescindible definir el programa. Se trata de un centro para el cuidado paliativo del paciente con cáncer, más enfocado al tratamiento psicológico y de bienestar, en sintonía con la idea de los centros Maggie’s. 

Las zonas se distinguen por su uso, usuario y grado de privacidad, donde los usos se disponen en consonancia con el camino del tratamiento desde la atención, la consulta, el tratamiento, la reunión hasta el descanso o refugio, en un recorrido continuo y armónico. Distinguiendo lo público de lo privado, y las circulaciones internas de las externas, evitando circulaciones cruzadas e innecesarias. En un camino donde las vistas se entrelazan continuamente con la naturaleza, ya sea en zonas de tránsito o reposo. 

La planta inferior es de carácter más pétreo, enterrada al norte, con función servidora. Y a al sur de planta diáfana, tratando de mimetizarse con la naturaleza a través de la transparencia por el patio de un lado a otro y la conexión directa con el parque. Además, al estar retranqueada respecto a la planta superior genera una línea de sombra capaz de dar la sensación de que las bóvedas quedan flotando entre las copas de los árboles.

El diseño en todas sus fases desde la estructura hasta el último acabado ha reproducido el concepto principal; ser un camino más en el parque. Mediante lamas, falsos techos, o distintos tratamientos del hormigón pulido en suelos que marcan los recorridos. 

Estructuralmente se basa en un sistema de pilares y vigas metálicos sobre el que apoya un forjado de placas alveolares de madera. El sistema es escogido por diversas razones como su ligereza, capacidad de conformar la estructura abovedada, por ser un sistema sostenible y cuya ejecución es más idónea para evitar posibles daños a los árboles y el entorno.

En definitiva, es un proyecto que gracias al entendimiento del lugar y la enfermedad es capaz de ofrecer al paciente la medicina de la naturaleza, combinado con el empleo adecuado de materiales y dimensiones, logrando el confort y calor más propio de una vivienda que de un hospital.

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