Andrea Martínez Gutiérrez
Habitar la nueva ciudad
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Miguel Ángel Alonso del Val
El proyecto situado en Valdecarros, el mayor desarrollo urbanístico de España, en el distrito de Villa de Vallecas, al sureste de Madrid, busca explotar las posibilidades del uso asociado al uso terciario de oficinas, dando respuesta al nuevo modo de habitar la ciudad. Una oferta que mezcla los valores de un hotel con una vivienda permanente y donde la flexibilidad, la eficiencia, los servicios, el respeto ambiental y la calidad de vida se funden en un proyecto residencial de alquiler para una nueva ciudad.
Se plantea la construcción de un solo edificio de apartamentos con servicios independientes, donde se combinen las características de un programa de hotel de 78 habitaciones junto a un conjunto de 40 apartamentos para uso permanente que utilizarán las dotaciones y servicios del hotel, como la recepción, restaurante, gimnasio, piscina, etc. Por otro lado, se propone integrar un uso complementario y una ordenación del conjunto que corresponda al 50% de la edificabilidad de la parcela, destinada a un complejo residencial para personas mayores o “cohousing senior”, enriqueciendo y promoviendo una comunidad diversa. Supone una alternativa al modelo residencial tradicional y tiene como objetivo el cuidado mutuo entre usuarios. Enriqueciendo asi el programa, se propone una modalidad residencial complementaria que aspira a ofrecer una vivienda independiente, con zonas y servicios comunes, pudiendo así compartir espacios comunes con el apartahotel.
La parcela con una forma y ubicación singular, se encuentra junto al parque dotacional y la M-45, donde en su cara norte y sureste queda delimitada por zonas verdes de circulación peatonal, y por el oeste se delimita por una vía de servicio rodado de fondo de saco. De esa forma, el proyecto responde a la trama urbana y al eje diagonal, liberando espacio para crear una zona de desahogo que invite a los ciudadanos a entrar y recorrer nuestro edificio. Se pretende liberar tensión creando un nuevo eje contrario que mira hacia la zona verde al sureste de la parcela, y de esta forma prolongar la visual.
Al mismo tiempo, el proyecto responde principalmente a la circulación y los accesos peatonales. Para lograrlo, se propone dividir el programa en dos volúmenes diferenciados, generando una apertura que conecte el eje verde ubicado al norte de la parcela con esta. En pocas palabras, se le da mucha importancia al encaje urbano de la planta baja del edificio en su entorno para lograr que cuente con un acceso acogedor, dinámico, de escala humana y lo más permeable posible con los espacios interiores.
El proyecto crece en altura para albergar la edificabilidad solicitada. La volumetría del edificio diferencia un cuerpo principal torre de 19 plantas, donde se ubica el uso principal de apartahotel; y un segundo cuerpo de 11 plantas donde se llevan a cabo los usos complementarios y que libera parte de la parcela ofreciendo espacio privado para uso público.
Se aplica un diseño escalonado en altura en función de la privacidad y el soleamiento para diferenciar visualmente las áreas destinadas a las viviendas y las habitaciones de hotel, contribuyendo a una composición arquitectónica atractiva. De esta forma, la distribución del apartahotel cuenta con una planta baja que alberga los usos más públicos, como despachos directivos, bar-cafetería y salas de visita; mientras que las plantas superiores se destinan a los programas más privados, como son habitaciones, viviendas, comedores y salas de estar o de descanso.
La organización volumétrica se posiciona de manera estratégica de forma que mejore el asoleo de las habitaciones o viviendas, alejándolas de los bloques de gran altura y prolongando la visual. Por otro lado, el edificio desciende hacia el suroeste, buscando un ligero escalonamiento entre edificios para favorecer las vistas del apartahotel. Gracias a esta solución arquitectónica, se consigue generalmente mantener las vistas hacia el sur en la gran mayoría de las habitaciones de hotel y viviendas. Las últimas plantas de las torres van reduciendo su ocupación en planta, albergando las viviendas con grandes vistas a la ciudad.
El proyecto establece una jerarquía clara en la disposición de espacios, dando prioridad a áreas comunes, zonas de terraza y otros elementos destacados en la distribución del edificio. Con tal de potenciar la permeabilidad del edificio con el espacio público, se ubican las estancias de carácter más público orientadas a la calle, generando una escala más urbana y acogedora desde el exterior. Además, los espacios comunitarios y el lobby principal se caracterizan por su transparencia, dinamizando la fachada a la escala del peatón.
Los criterios programáticos y de gestión han sido esenciales para organizar eficientemente el uso de cada planta y garantizar una experiencia armoniosa tanto para los huéspedes del hotel como para los residentes permanentes.
La planta baja se destina a los espacios comunes más vinculados con los espacios públicos. La planta baja ocupa el 60% de la parcela, destinando el 40% restante a la ampliación de los espacios públicos para conseguir una importante comunicación para peatones y las zonas verdes, dando lugar a una amplia plaza protagonizada por la vegetación que enmarca el acceso al edificio y conecta con la trama urbana del entorno. El principal acceso al apartahotel se realiza por el eje diagonal existente, desde el cual el usuario accede al interior del edificio a través de un gran atrio de doble altura que dá la bienvenida. Se trata de un espacio amplio y escultórico inundado de luz natural. En la planta baja también podemos encontrar un bar-cafetería y una sala de exposiciones que permite el acceso a personas externas al apartahotel, y un segundo acceso en la cara norte destinado al servicio.
En la primera planta, se encuentra las oficinas y la zona de servicio del hotel. En las plantas superiores, se distribuyen las habitaciones del hotel y posteriormente las viviendas del apartahotel de manera escalonada. El escalonamiento del edificio, marcado por el cambio de programa, da lugar a una serie de espacios comunitarios y una terraza, en la planta 8 y 9. Dicha terraza crea un espacio exterior donde los residentes pueden relajarse y socializar. En la última planta, se incorpora una piscina exterior y solárium con amplias vistas a la ciudad, aumentando el confort y la experiencia de los usuarios. Estas terrazas se complementan con espacios de conexión y relación, con amplias zonas comunes equipados con amplios salones, espacios de exposición, restaurante y bar.
Por último, el edificio consta de 2 plantas sótano. La planta -2 está destinada a aparcamientos comunes, salas técnicas y trasteros. La planta sótano -1 está destinada a los espacios de servicio, con almacenes y salas técnicas, junto con salas de fitness y salas polivalentes.
Los edificios se han concebido como piezas formalmente contenidas, con fachadas portantes de hormigón pulido en tonos arena, con agregados gruesos hasta polvo de granito, puntuada por una serie de aberturas que pretende enfatizar su condición vertical en contraste con la horizontalidad del planeamiento. Este cerramiento actúa como una piel homogénea que unifica los diferentes volúmenes en los que se descompone el conjunto, proveyendo a los edificios colindantes con un sutil fondo arquitectónico.
Una vez establecido el orden funcional de los edificios, se buscó un sistema de cerramiento homogéneo que fuera capaz de resolver no sólo el aislamiento sino también la estructura. Para ello, se diseña una fachada estructural que se resuelve mediante una estructura de hormigón in situ recubierta por placas de GRC, que por su forma y disposición actúan asimismo como protección solar. El cerramiento, de vidrio y aluminio, se sitúa retrasado de manera que genera una zona intersticial en sombra y ventilada. La seriación de las costillas estructurales permite una división interior de gran versatilidad y fácilmente adaptable a las posibles modificaciones del programa que con el tiempo se puedan producir.
El conjunto, recubierto por una fachada de vidrio y hormigón, escala su perfil para adaptarse en altura a la heterogénea edificación colindante, otorgándole una mayor singularidad y reforzando su carácter de hito urbano en el nuevo planeamiento urbano de Valdecarros.
En definitiva, el apartahotel en Valdecarros representa una respuesta innovadora y sostenible a las necesidades habitacionales contemporáneas, combinando flexibilidad, eficiencia y comunidad. La integración de un cohousing senior dentro del mismo complejo residencial subraya el compromiso del proyecto con la inclusión y la diversidad, ofreciendo un modelo de vivienda que se adapta a las cambiantes demandas de la sociedad moderna. A través de un diseño cuidadoso y una planificación estratégica, este proyecto no solo proporcionará un nuevo tipo de alojamiento en Madrid, sino que también establecerá un estándar para el desarrollo urbano sostenible y adaptable en el futuro.