Eduardo Ramírez Repáraz
Centro Cultural y Parque Urbano para el Barrio de la Guindalera, Madrid
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Carlos Brage Tuñón
El barrio de la Guindalera es un área mayormente residencial, con una baja oferta de espacios dotacionales públicos que permitan a los vecinos de cualquier rango de edad acercarse a la cultura y a espacios que permiten reforzar las relaciones sociales.
La propuesta se aleja del pensamiento de biblioteca o centro cultural tradicional como un espacio cerrado y concentrado con el fin de buscar una organización funcional que acoja a los vecinos y se abra al barrio. De esta manera, el proyecto se constituye en cinco pabellones diferenciados y distribuidos en el conjunto de la parcela, disminuyendo así la barrera entre el centro cultural y el barrio.
La integración en la parcela y en el barrio se realiza a través de la propia topografía, de la vegetación y de los “caminos de deseo”, trazados creados por el paso de los propios vecinos a través de la parcela a lo largo de los años. Los pabellones se han situado a diferentes cotas en las zonas más llanas del terreno, buscando crear diferentes entornos para cada uno de ellos. A esto se le suma la integración de la vegetación como factor cohesionador del proyecto. Esta vegetación confiere un nivel de confort térmico óptimo al interior de los pabellones, ya que se sitúa en su cara sur, protegiéndolos de la radiación solar directa.
A través de caminos pavimentados, siguiendo los trazados de los “caminos de deseo”, se intenta unir tanto los pabellones entre sí como los pabellones con el barrio a través de un camino principal que recorre la parcela de forma diagonal de suroeste a noreste y senderos que terminan de tejer la parcela.
Cada uno de los pabellones alberga varios espacios que poseen una gran flexibilidad funcional dada su configuración orgánica y su desarrollo en una única planta, creando en los espacios intersticiales, lugares de relación en un umbral entre interior y exterior que favorece los encuentros sociales. Los espacios orgánicos poseen un cerramiento totalmente traslúcido que permite el intercambio de conocimiento entre las diferentes áreas intelectuales, creativas y plásticas que se llevan a cabo en el centro. Esta mezcla de conocimientos concede a los vecinos un desarrollo en una gran diversidad de áreas y un descubrimiento de nuevas funciones.
Entre los cinco pabellones se diferencia el pabellón central, que actúa de nodo entre todos ellos y acoge los espacios más característicos: el auditorio y la sala de exposiciones, además de una cafetería y la zona de administración principal. Los otros cuatro pabellones recogen actividades muy variadas que pueden cambiar en función de las necesidades de cada momento gracias a su gran flexibilidad.
Las grandes cubiertas que recogen los espacios actúan como refugio y acogen a todo aquel que se encuentra bajo ellas. Sirven de unión entre todas las actividades que se realizan bajo su sombra. Estas cubiertas sobrevuelan los espacios apoyándose en unos finos pilares que se desvanecen a la vista. Estos pilares, son perfiles tubulares metálicos que forman dos anillos recorriendo el perímetro de los espacios. A ellos se les suma el núcleo de hormigón armado que proporciona arriostramiento estructural al pabellón.
El proyecto busca disminuir el límite entre parque, centro cultural y barrio que supone actualmente la parcela, acercando el conocimiento a los vecinos y favoreciendo el encuentro social entre todos ellos.