Juan Álvarez Aznar
Madrid Confidencial. Residencia para dos hermanas en Somosaguas
Proyecto Fin de Carrera Máster Universitario de Arquitectura
Universidad de Navarra
Tutor: Luis Tena
El programa para este proyecto responde a una historia de ficción, es como un cuento. Las dos hermanas L y S, herederas de una importante colección de arte, pintura, escultura y moda, desean continuar con la colección haciéndola visible de manera selectiva y privada a su círculo más cercano. Este legado y su carácter social complejizan el nudo de esta historia.
Alejada del núcleo urbano de Madrid por la Casa de Campo, el último recuerdo que le queda de la ciudad es su cornisa. El Palacio Real, desde lo alto, otea el paisaje, configura y ordena una ciudad a sus espaldas. La parcela, al otro lado de la masa vegetal, se reconoce como un elemento autónomo más dentro de un tejido donde las construcciones aparecen como unidades independientes.
Surge el interés por habitar plenamente la parcela, por permanecer. La casa coloniza el área central mediante la disposición de cuatro patios diferenciados capaces de organizar a los distintos personajes que habitan este cuento. El perímetro se llena de vida, la masa vegetal privatiza la parcela y la protege. La casa se acomoda en el lado norte, se entierra aprovechando la pendiente existente y contiene el terreno. Construye un oasis.
Los cuatro patios responden a los cuatro personajes del cuento. L y S son las protagonistas, cada una con su patio que compone la fachada y se manifiesta sobre la cubierta. Los trabajadores e invitados, también con los suyos, completan la casa. En esta estrategia se aprecia la intención de hacer una arquitectura de sugerencias y aproximaciones a través de los sentidos; la luz, la sombra, el espacio, el agua, el color y los sonidos. Todo ello persigue conformar un mapa a través del cual recorrer la casa atravesando un paisaje sensorial.
Las geometrías que definen los límites de los patios construyen el eje vertebrador de la casa. La cruz como espacio de galería donde exhibir y convivir con el arte. Ésta se abre a cada uno de los patios estableciendo así umbrales entre lo público y lo privado, en una secuencia de recorridos tangenciales y perspectivas frontales. Todo ello a través de un juego entre lo intuido y lo evidente, que hace de la estructura espacio mediante un orden constructivo, haciendo de la materia abrigo.
La casa se erige por estratos. El basamento se construye con bloques de tierra compactada de gran formato que la dotan de monumentalidad y la vinculan al terreno en el que se enclava. El segundo nivel se construye en un hormigón casi pulido que contrasta con la rugosidad de la tierra. Estos muros, como tallados en el propio terreno, le confieren un aspecto de ruina que pone de manifiesto la vocación de la vivienda por permanecer.
Entre las líneas de esta planta es posible imaginar el peso de sus sombras, y deslizarse entre sus muros, sin detenerse en un cuarto como tal, sino entre ellos. En umbrales, que son estancias en sí mismas.
Esta propuesta pretende ser una interpretación al sueño de L y S que buscaban un espacio donde convivir y compartir el arte. No solo es una casa grande, si no una gran casa.