Situado en Madrid Río, en el eje del río Manzanares, este proyecto nace de la idea de redefinir el concepto tradicional de centro de acogida. El centro pretende ser flexible, modular, que se adapte y sea autosostenible, ya que su temporalidad es efímera y está en constante cambio.

La localización del proyecto se acota entre el paseo que está debajo de la Puerta de San Vicente y el puente de Segovia. Es una zona donde existen dos tipos de muros de contención del río,  variando en su eje.

Esta propuesta consta de una subestructura que se aferra al muro del río sobre la cual se colocan una serie de módulos que pueden ir variando su posición gracias a un sistema de guías que permiten movimiento. En el caso de querer trasladar las piezas a otra parte del río, se podrán extender los rieles y mover las piezas. El centro puede adoptar distintas formas: compacto, disperso, y puede crecer o disminuir.

Los módulos son estructuras habitables que se van uniendo o separando primero, para responder a las necesidades del programa y segundo, para ir adaptándose al paisaje urbano de manera armoniosa. Es posible unir cuantas células se necesiten.

El programa se distribuye de privado a público de la siguiente manera: el área de recepción, la zona residencial, la zona de encuentro y diversidad, una zona de reflexión conjunta e individual, una zona de bienestar y comunidad, y por último, un área pública de oportunidades, que son locales para los emprendimientos de los residentes o de cualquier otro ciudadano, ofreciendo a la ciudad un espacio de iniciativa.

En cuanto a la jerarquía visual, la estrategia de agrupación permite que las piezas jueguen de forma armoniosa con las visuales. Del lado oeste se observa la subestructura y los módulos, disfrutando de una relación directa con el río, y del otro lado están las entradas de cada módulo, relacionándose con el paseo peatonal ya existente.

Estas secciones del tipo de muro 1 y 2 reflejan cómo es la relación de los módulos con el entorno y como es el funcionamiento de apertura de sus paneles. Primero, se abre una piel exterior cuando se activa el módulo, y luego la piel interior según las actividades que se realizan dentro.

La comunicación vertical del módulo es por medio de una escalera o ascensor motorizado, y las instalaciones funcionan a modo de “enchufe”, conectándose con una galería general.

Los módulos adquieren un carácter de opacidad o traslucidez según el uso que se les dé. Para responder a este carácter, se desarrolló un catálogo de tipologías de paneles para poder conformar los módulos, surgiendo distintas combinaciones. Esto le da al inmigrante la posibilidad de construir el espacio que habitará de la forma que lo necesite.

Por lo tanto este centro de acogida busca ser un espacio dinámico y evolutivo que se adapta a las necesidades de las familias inmigrantes que llegan al río Manzanares.

Les brinda la oportunidad de establecerse y contribuir a la diversidad cultural de la ciudad, garantizando el “bien-estar” de los inmigrantes para que cuando lleguen puedan encontrar alternativas de adaptación según su situación.

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