Expertos interdisciplinares apuestan por el autocuidado, el envejecimiento significativo y el diálogo intergeneracional ante el reto de la longevidad

‘La longevidad como una oportunidad social’ ha centrado una jornada de la Universidad de Navarra y la Fundación IDEA. La actividad se ha organizado como acto de presentación de la Cátedra IDEA de Nuevas Longevidades, que ha comenzado su andadura este curso académico en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS).

En el evento ha intervenido en primer lugar Ana Marta González, directora de la Cátedra, catedrática de Filosofía de la Universidad de Navarra y miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, quien ha hablado sobre el reto social que conlleva el aumento de la esperanza de vida. 

La profesora ha insistido en que esta franja de edad “no constituye el pasado, sino el futuro”, y ha cuestionado “si estamos cultural y socialmente preparados para afrontarlo”. Desde el primer punto de vista, ha destacado que “arrastramos inercias y prejuicios” en el modo de afrontar esta etapa de la vida. “Muchas veces cristalizan en distintas formas de ‘edadismo’ que solo la reflexión crítica e informada por los datos de las ciencias, nos pone en condiciones de superar”, ha apuntado.

Con respecto a los retos sociales, ha recordado que uno de los más acuciantes es el cuidado. Ha mencionado que proyecciones realizadas en 2021 estiman que la población europea necesitada de cuidados de larga duración aumentará de 30,8 millones en 2019 a unos 38,1 millones en 2050, cifras que cabe relacionar también con las previsiones de aumento del gasto social: de un 1,7 % del PIB en 2019 a un 2,5 % en 2050. “La Estrategia Europea de cuidados, presentada el año pasado, busca responder a esta realidad”, ha puntualizado.

No obstante, ha enfatizado que esta nueva situación no solo tiene implicaciones económicas que habrá que tener en cuenta para realizar ajustes en el modelo actual, sino también humanas, especialmente en lo que se refiere a la profesionalización del cuidado. Así, ha apostado por “un modelo social que, poniendo en el centro a las personas, asegure el refuerzo recíproco del sistema productivo y el sistema de cuidados”.

Posteriormente ha tenido lugar la mesa redonda ‘Desafíos y oportunidades de una sociedad que envejece’, que ha contado con Rafael Sanchez-Ostiz: Médico Geriatra, director general de IDEA y presidente de Asociación Navarra de Entidades Asistenciales (ANEA); Carolina Montoro, profesora de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras; Antonio Moreno, catedrático en Economía y decano de la Facultad de Económicas; y Camino Oslé, vicepresidenta en la Junta directiva de la Casa de la Misericordia.

Una cátedra para unir el pensar y el hacer

Rafael Sánchez-Ostiz ha destacado que el sentido de la Cátedra IDEA de Nuevas Longevidades es “unir el pensar y el hacer” y que sus cuatro líneas de actuación son la generación de conocimiento, a través de investigación, docencia y sensibilización; la innovación, a través de iniciativas como Living Lab o el espacio intergeneracional ‘Nest’; la formación de personas y el proyecto ‘Colibrí’; y la cooperación al desarrollo, a través de proyectos en países como Cuba o Venezuela. 

También ha reflexionado sobre la necesidad de promover una sanidad accesible y de calidad para los mayores y sobre el reconocimiento de la cultura del cuidado, que incluye la cualificación y reclutamiento de profesionales que se dedican a este ámbito. 

Por su parte, Carolina Montoro ha indicado que las sociedades occidentales están envejecidas no solo por el aumento de la esperanza de vida, sino también en sus bases, ya que cada vez hay menos nacimientos. De acuerdo con la experta, se plantea el desafío de mantener la justicia intergeneracional, ya que la reducción del tamaño de las familias implica una disminución de los recursos de cuidados informales, lo que introduce más presión en los recursos formales.

Como soluciones, ha propuesto retrasar la edad de la jubilación, poner en marcha políticas que protejan a las familias y los migrantes, impulsar un cuidado saludable y un envejecimiento activo; y fomentar ciudades amigables hacia los mayores, a través de la supresión de las barreras urbanas y del aumento de la participación. 

Antonio Moreno ha puesto de relieve la necesidad de “humanizar la economía”, de modo que se traslade el foco del crecimiento económico -generación de riqueza- a la equidad y la justicia -cohesión social-.

Según el decano de la Facultad de Económicas, lo demográfico, lo económico y lo social está confluyendo en estos momentos en las agendas políticas, dada la previsión del aumento de la demanda de cuidados dentro del sector servicios. Ha animado a reflexionar sobre las oportunidades que se abren desde ese punto de vista para generar nuevos trabajos y para fomentar la colaboración entre lo público y lo privado. También ha indicado que en el ámbito de la educación se plantean retos como educar la mirada intergeneracional y crear nuevos programas de formación.

Por último, Camino Oslé ha puesto de manifiesto que envejecer “es un regalo”, ya que permite disfrutar más de la familia y de la amistad, “pero también es duro”, pues no todas las personas se encuentran en condiciones de vivir bien hasta el final de sus días. Ha recordado que se puede envejecer bien, cuando se mantiene la capacidad funcional suficiente y se disfruta de la familia y la amistad; o mal, cuando se cae en la dependencia. Para conseguir lo primero ha apostado por la prevención, tanto en lo que se refiere al autocuidado como a lo que se refiere a prepararse toda la vida para la etapa de la jubilación. 

En esa línea, ha incidido en que para disfrutar de una buena vida, además de salud, dinero y amor -“como dice el bolero”- hay otro factor: tener un guion para seguir estando en el mundo y para esforzarse en ser la mejor versión de uno mismo.

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