"En la sociedad del conocimiento la investigación no es un lujo institucional, ni algo que se pueda encomendar sólo a organismos específicos o departamentos especializados. La esencia de la industria misma ya no es la producción, sino la indagación científica y tecnológica". Esta fue una de las ideas principales que Alejandro Llano, catedrático de la Universidad de Navarra, transmitió a los más de 600 antiguos alumnos del IESE de la Universidad de Navarra que este fin de semana celebran su XXXIX Asamblea en Amsterdam bajo el título "Nueva era. Nuevos paradigmas".

El programa de este encuentro en la capital neerlandesa incluyó también la intervención de Lucio Stanca, presidente de IBM Europa; Lionel Barber, director de la edición europea del Financial Times; y Cor Boonstra, presidente de Philips, entre otros.

"Hoy, no sólo la industria, toda empresa de bienes o servicios -también la educativa- es constitutivamente investigadora", afirmó. "Ya no hay distinción estricta entre dirección e investigación, porque la propia función directiva consiste en poner a todos los miembros de la organización a pensar en lo que hacen, para hacerlo de modo nuevo y mejor".

El filósofo Llano destacó la idea de que las empresas actuales han de ser "organizaciones intelectuales", es decir, "comunidades capaces de llegar a saber más, de aprender siempre de nuevo. Sólo las organizaciones capaces de actuar de manera corporativamente inteligente serán capaces de navegar en el espacio del conocimiento abierto por la nueva economía. El destino de las que no lo logren serán los museos de arqueología industrial o burocrática".

"La capacidad de llegar a saber cosas nuevas y aprender a realizarlas es lo que da el índice de competitividad de una empresa en la nueva economía" subrayó. "Una corporación inteligente es capaz de aprender continuamente saberes nuevos, potencialidad que no se puede restringir a unos pocos especialistas o a un departamento de innovación, sino que tiene que permear la empresa de arriba abajo y extenderse a la entera sociedad".

Poner fin a la distinción entre trabajo directivo y operativo

Según el catedrático de la Universidad de Navarra, "lo importante no es enseñar, lo importante es aprender, lo cual equivale a decir que la dirección o el gobierno están ordenados al trabajo, y no a la inversa. Porque la única finalidad de la enseñanza es el aprendizaje, así como el único objetivo de la dirección es la mejora de la calidad del trabajo. Éste es el significado actual del liderazgo".

"Ser líder equivale hoy a hacer operativo un saber reconocido en la comunidad correspondiente", comentó. "Pero como ningún directivo puede ni debe saberlo todo acerca de las operaciones de su corporación, el ejercicio de su liderazgo consiste en enseñar a que otros aprendan, en establecer las condiciones de posibilidad para que sus colaboradores (ya no subordinados) lleguen a aprender lo que necesitan saber. De manera que los límites entre el trabajo directivo y el trabajo operativo se desdibujan".

"En definitiva -señaló-, como en el IESE se mantiene desde años, el trabajo directivo y el trabajo operativo no se contraponen, y cada vez se distinguen menos entre sí. Porque todos dirigen a su nivel, y ningún directivo está dispensado de ejecutar, precisamente las tareas más difíciles y delicadas, precisamente ésas que no se deben delegar".