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Antonio Argandoña: "Es posible frenar la corrupción"

Según el profesor del IESE de la Universidad de Navarra, la dirección de la empresa es clave para conseguir este objetivo

28/10/10 14:09
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Antonio Argandoña, profesor del IESE. FOTO: Cedida

Tres de cada cuatro países de todo el mundo presentan graves problemas de corrupción, según el "Índice de Percepción de la Corrupción 2010" presentado recientemente por la conocida ONG Transparencia Internacional. Los resultados del informe denotan que el problema de la corrupción no parece cesar y que queda un largo camino por recorrer.

¿Qué se puede hacer? El profesor Antonio Argandoña, titular de la Cátedra "La Caixa" de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo del IESE de la Universidad de Navarra, asegura que a nivel empresarial la empresa necesita establecer una cultura corporativa ética e implementar una sólida estrategia anticorrupción. Es decir, la lucha contra la corrupción depende de que la dirección de la organización apueste decididamente por cumplir la ley. Esto incluye, según el profesor:

    * Considerar la honestidad en los ascensos o promociones, pero, sobre todo, su introducción en la estrategia de la empresa.

    * Definir quién asume las responsabilidades en las acciones que son más susceptibles de caer en corruptelas (responsables de contratos o permisos).

    * Establecer unos criterios generales de comportamiento ante las prácticas corruptas, que se deberían poner por escrito en un código de conducta que, si conviene, llegue a tipificar hasta el más mínimo detalle.

    * Comunicar al personal de la empresa a quién puede acudir para denunciar prácticas corruptas en el seno de la organización.

    * Comprometerse a restituir hasta donde haga falta a los afectados y dedicar medios materiales y humanos a tareas de control.

    * Aplicar medidas correctivas en caso de que se produzca algún episodio de corrupción aprovechando para dar un paso adelante en el compromiso contra este tipo de actuaciones. De este modo, lo que en principio se percibe como un problema grave puede convertirse en una ventaja competitiva si de allí surge, a largo plazo, una nueva estrategia contra la corrupción.

Para el profesor Argandoña, el empeño de no practicar la corrupción es lo mínimo que hay que exigir a una empresa, aunque lo ideal es que ésta se comprometa a luchar activamente contra ella. Primero por su responsabilidad social y, segundo, porque las posibles ganancias a corto plazo nunca superarán a los beneficios en el largo.

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