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Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, publica un libro sobre la Virgen de las Maravillas de las Recoletas de Pamplona

La obra ha sido editada por el Servicio de Publicaciones del centro académico y patrocinada por la Fundación Fuentes Dutor


FotoJosé Castells/

La monografía sobre La Virgen de las Maravillas de las Agustinas Recoletas de Pamplona. Historia, arte y devoción, es el resultado de un proyecto de investigación, gestado y pensado desde años atrás, pero realizado y hecho realidad a lo largo del último año. Se trata de una obra de Ricardo Fernández Gracia, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Navarra, director de su Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Algunos hechos de tipo religioso, con enorme contenido cultural, se convirtieron, en siglos pasados, en sociológicos. Entre ellos, podemos citar lo ocurrido, en la capital navarra, con el culto y la fiesta de Nuestra Señora de las Maravillas de las Agustinas Recoletas, desde 1656 hasta mediado el siglo XX. Su entrada en el arte, la literatura, la piedad popular y las celebraciones lúdicas y festivas, en Pamplona, fue un fenómeno in crescendo en el que se vio involucrado todo tejido social de la ciudad.

En 1656, llegaba la imagen a Recoletas, en el contexto muy seiscentista de sociedad cautivada por los fenómenos celestiales y altamente sumisa a los sentidos, siempre más vulnerables que el intelecto. Si a ello unimos el protagonismo en el hallazgo y entrega del icono por parte de fray Juan de Jesús San Joaquín, lego carmelita descalzo, del que se hablaba en la Corte, en San Sebastián y en muchísimos lugares por los milagros que protagonizaba, tenemos los componentes para que la imagen contase con un halo de misterio y una fama de hacer prodigios que llegó muy lejos, incluso hasta tierras novohispanas.

Quienes han escrito sobre la imagen siempre repite el hallazgo y sus circunstancias, pero apenas se ha investigado sobre la propia escultura, su ajuar, mantos, joyas, su retablo arcangélico, único en su género en Navarra, su culto, milagros y su imagen multiplicada, tanto en trampantojos pintados, como en grabados, litografías y fotografías.

Tratar de todo ello ha llevado al autor de la monografía a contemplar multidisciplinarmente objetos bien distintos, la mayor parte de los cuales se conservan en la clausura. Para ello ha consultado exhaustivamente todos los fondos, referentes al tema, en el archivo conventual. Para cuestiones puntuales y precisas se han completado las búsquedas en el Archivo General de Navarra, en distintos archivos parroquiales y en los de algunos santuarios, como Roncesvalles o Loyola.

El primer capítulo se centra en una contextualización del monasterio, su arquitectura, sus retablos, las piezas señeras de su clausura, el devenir diario de las religiosas a través de los siglos y los grandes momentos festivos a lo largo del año.

El segundo capítulo reúne todo aquello relacionado con la llegada de la imagen por manos del hermano Juan de Jesús San Joaquín, en 1656 y la elección del título de la advocación.

En el tercer capítulo ocupa de la imagen propiamente dicha y de los lugares de su culto. En un principio, entre 1656 y 1674, se colocó en la sala capitular y, más concretamente, en un armario con unas puertas doradas con pinturas de los epítetos de las letanías, realizados a punta de pincel. En 1674, gracias a un nombre que hasta el presente poco decía, Juan Antonio Berástegui, fue posible la construcción del retablo para la imagen. Desde el punto de vista iconográfico, es el único con los siete arcángeles en Navarra.


Foto de Jesús Garzaron

El cuarto capítulo se dedica a las reproducciones de la imagen. Trampantojos pintados en Pamplona y Puebla de los Ángeles en Nueva España y distintos grabados en el siglo XVIII fueron testigos de una devoción y un culto en alza, que se fue extendiendo por muchos lugares fuera de las fronteras navarras.

El culto ordinario y extraordinario es el objetivo del capítulo quinto. En él se trata de su fiesta anual que ha tenido, a lo largo del tiempo, distintas fechas. La novena que precedió a su celebración parece que cobró un singular desarrollo a partir de 1844 en que se editó un texto para su desarrollo y unos gozos que serían musicalizados por distintos maestros.

El último capítulo se centra en el estudio de los mantos, las joyas, la corona de plata, las potencias del Niño Jesús o la media luna de contenido inmaculista. El mayor esfuerzo en este apartado ha consistido en intentar situar cronológicamente las piezas del listado de las múltiples joyas que fueron llegando al convento con destino al adorno de la imagen, puesto que la relación no cuenta ni siquiera con el año. Lo conservado es mínimo, pero a la vez ilustrativo de lo que fueron las jocalias con las que contaron las religiosas para presentarla al modo que gustaba la sociedad de siglos pasados, hasta 1913, en que la imagen se vino a mostrar ya sin mantos y gran cantitad de adornos.

El libro ha sido editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, con el patrocinio de la Fundación Fuentes Dutor, de Pamplona. La edición en papel, no venal, se destina fundamentalmente a bibliotecas, academias, archivos y centros de investigación. La versión digital se podrá descargar, gratuitamente, tanto desde la página web de la Biblioteca de la Universidad de Navarra, como desde la de la Fundación Fuentes Dutor. El libro es de gran formato (33 x 22,5 cm.), ha sido maquetado por Jesús Irisarri de Pretexto y editado por Gráficas Castuera, y tiene 178 páginas. La mayor parte de las fotografías son obra de José Luis Larrión.

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