El periodista y escritor irlandés John Waters visitó el pasado 5 de abril la Universidad de Navarra e impartió el seminario «Culture, religion and recent history of Ireland», organizado por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE). Waters, que comenzó su carrera como periodista musical y reportero, ha trabajado como columnista en el Irish Times y actualmente trabaja como escritor y colabora en diversos medios, como los diarios The Independent y Sunday Independent.

El ponente realizó una panorámica del catolicismo irlandés a lo largo del siglo XX y del proceso de secularización que ha experimentado el país en las últimas décadas. Según Waters, la Gran Hambruna irlandesa entre 1845 y 1849 marcó el inicio de una expansión del catolicismo en el país, simultánea a la explosión demográfica que registró en los años posteriores a la hambruna. El catolicismo irlandés se desarrolló entonces en el seno de comunidades rurales y familiares en donde se subrayó hasta la exageración el papel de la madre como transmisora de la fe, frecuentemente al margen de padres ausentes.

La evolución del catolicismo irlandés fue acompañada de una creciente preocupación por las cuestiones de moral sexual, que terminaron por focalizar muchas de sus enseñanzas. Este énfasis en lo moral a mediados del siglo XX  derivó en un debilitamiento de otros aspectos de la fe y en la pérdida de cierta trascendencia e incluso de la figura de Cristo, sustituyéndose por un creciente sentimentalismo. Este sentimentalismo se reveló incapaz de dar respuestas a la honda crisis que supuso en todo el ámbito europeo la revolución sexual y cultural de los años setenta.

Según el periodista, a esos retos se han sumado en los últimos años las cuestiones del aborto, el matrimonio homosexual o los escándalos de abusos sexuales o las recientes pretendidas revelaciones acerca de Tuam que el ponente denunció como “una gran campaña de la prensa contra la Iglesia” por no estar apoyadas en ninguna evidencia. Para Waters, la Iglesia en Irlanda se encuentra debilitada ante una opinión pública cada vez más contraria y más condicionada por una nueva tiranía de los medios de comunicación. El periodista denunció el efecto nocivo de la propaganda ideológica con la misma fuerza con la que denunció también la actuación algo timorata de los fieles católicos o de su jerarquía a la hora de defender aquellos valores que les son vitales.

Ante el panorama de cierto confusionismo y desinformación que dibujó, Waters concluyó que «sólo en la verdad está el futuro» y animó al ejercicio crítico del pensamiento frente a la tiranía del pensamiento uniforme que se difunde desde ciertos medios.