Lourdes Flamarique, profesora de Filosofía Contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras y colaboradora del proyecto ‘Cultura emocional e identidad' del Instituto Cultura y Sociedad (ICS), es miembro del comité de expertos de la Jornada interdisciplinar 'Familia y sociedad en el siglo XXI', que coordina el ICS por iniciativa del Vicerrectorado de Investigación. En esta entrevista habla sobre la familia desde el punto de vista de la Filosofía.

¿Cómo se ve interpelada la Filosofía por la cuestión familiar?

La Filosofía ha procurado desde sus comienzos dar respuesta a las preguntas propias de nuestra naturaleza racional y libre. Lo que también requiere comprender la existencia humana y su realidad socio-cultural; en esa medida no es ni puede ser ajena a las vicisitudes que experimentan las mujeres y los hombres en cada época. La Filosofía reflexiona sobre el cambio: distinguir lo cambiante y lo permanente es un primer paso para entender la condición humana. Si la experiencia del cambio social y cultural despierta siempre el deseo de entender, cuánto más en relación a una institución permanente de la sociedad, como es la familia, que por su universalidad y responsabilidad en la vida social puede ser considerada como un ámbito destacado para analizar y examinar el cambio cultural de las últimas décadas.

La dinámica histórica nos muestra que los cambios no solo suponen el abandono de ciertas formas de vida, el ocaso de instituciones, etc., también pueden ofrecer las condiciones idóneas para el desarrollo de posibilidades de la naturaleza humana que en otras épocas no se daban. Esto es especialmente importante en el caso de la familia, permanente y cambiante a la vez. Hay quien piensa que los cambios sociales han tenido lugar a costa de otros valores, por ejemplo los que ofrece la familia, cuando podría ser que solo van en contra de un modelo determinado de entender la vida familiar.

Volviendo a la pregunta: la Filosofía no solo comprende y diagnostica sobre la realidad social, sino que tiene que empeñarse en iluminar los caminos en los que transcurre la existencia de nuestros contemporáneos. Debe ayudarnos a descubrir el modo de realizar las exigencias de nuestra condición también de acuerdo con la realidad familiar y cultural que nos ha tocado vivir.

¿Qué temas sobre la familia y los vínculos familiares pueden ser de interés para investigar desde la Filosofía?

Son muy variados. Ya he mencionado el cambio de régimen y de estilo en la vida familiar; otros temas serían: las relaciones entre la familia y el entorno social; la configuración de la identidad personal, profesional y social, en un medio de vida netamente urbano, caracterizado por una movilidad y capacidad de interacción inédita en la historia: además, la generalización de la sociabilidad democrática e igualitaria que demanda volver a pensar el sentido de la autoridad, y la unidad en las variadas formas de diferencia. Las relaciones de familia, consumo, mercado. ¿De qué modo el régimen laboral afecta a la idea de familia? En la era del conocimiento, de la profesionalización del trabajo, ¿es la familia el agente principal en la educación de los niños? Si la responsabilidad de la educación es también social, ciudadana, ¿cómo se integran los distintos ámbitos y etapas educativas? Estos serían algunos de los temas que surgen de la familia como institución entre instituciones.

Hay otras cuestiones que miran más "hacia dentro", por decirlo de un modo gráfico. ¿Qué es esencial y qué es cultural en las relaciones familiares modificadas por la inserción en el mercado laboral de hombres y mujeres?, si es que podemos separar ambos aspectos. Como señalaba antes, a veces nos lamentamos por la pérdida de modos y maneras que son culturales y que, como tales, son consecuencias de los mismos cambios necesarios para hacer posible la vida. ¿Cómo afectan al equilibrio familiar los códigos vigentes en el trabajo? ¿Se puede diferenciar claramente el papel del hombre y de la mujer en la familia? El régimen laboral actual, con expectativas de desarrollo profesional que afectan a la persona y a la vida familiar, ¿en qué medida abre nuevos caminos o compromete aspectos irrenunciables de la institución familiar?

Desde la sociabilidad familiar merece la pena pensar también el contraste que existe entre el aprecio por la atención a las necesidades ajenas y la resistencia a entender formas de donación sin las que no es viable la familia humana: somos muy sensibles a las demandas de solidaridad ante desgracias y catástrofes, pero a menudo tenemos dificultades para incluir en nuestra organización vital esta forma de renuncia y servicio para nuestro entorno más próximo, que conlleva el cuidado de los ancianos y los niños. ¿Es que en el contexto de las sociedades desarrolladas la familia no ejemplifica tan claramente una dimensión esencial del amor que es la entrega a los demás? Si así fuera, ¿por qué no lo hace ya?

¿Qué propuesta puede hacer la Filosofía para reforzar los vínculos y las relaciones familiares?

La cuestión, ahora como siempre, es si somos capaces de descubrir el modo de realizar en la cultura actual, con sus posibilidades y limitaciones, la institución familiar genuina, esa que a lo largo de la historia se ha presentado en diversas formas, con sus logros y carencias. Por la virulencia con la que se presentan estas demandas que apelan a ideas como la justicia y la igualdad, la filosofía, junto con las ciencias sociales, debe ayudar a entender el potencial que ofrecen los nuevos modos de relación entre hombre y mujer, y los estilos de vida que favorecen los fines de la institución familiar.

¿Por qué recomienda participar en la Jornada Interdisciplinar ‘Familia y sociedad en el S. XXI'?

La Jornada será una oportunidad para tratar de comprender nuestro tiempo y nuestra realidad. La perspectiva interdisciplinar con la que está concebida asegura que contamos con los planteamientos adecuados para pensar dónde estamos, y qué carencias y necesidades tiene la sociedad en la que vivimos.

En ningún caso se trata de hacer un ejercicio de nostalgia, sino de abrir caminos. El conocimiento siempre es una ventaja. Es ganancia cierta cuando interpretamos adecuadamente las realidades que vivimos, no tomando como medida tipos, patrones y valores de otro tiempo y que, una vez idealizados, se nos presentan como seguros. Sólo así generaremos un discurso adecuado sobre el cambio en la familia, capaz de presentar su inagotable potencial humanizador. En mi opinión, el discurso sobre la familia y los cambios experimentados en el siglo pasado está dominado casi exclusivamente por planteamientos deudores de las tensiones sociales, tanto de signo progresista como conservador.

Perfil

La investigación y publicaciones de Lourdes Flamarique se centran en el pensamiento contemporáneo, tanto desde la perspectiva filosófica como de la teoría de la cultura moderna. Desde hace dos décadas es profesora de Corrientes Actuales de la filosofía en la Universidad de Navarra; además  ha estudiado en las Universidades de München, Münster y Boston. Ha sido profesora visitante en universidades de Colombia, Argentina, México y Chile. Es colaboradora del proyecto de investigación del ICS ‘Cultura emocional e identidad', que financia Seguros Zurich.

Entre sus publicaciones recientes sobre la modernidad filosófica y social destacan la edición de Emociones y estilos de vida. Radiografía de nuestro tiempo (2013), Las raíces de la ética y el diálogo interdisciplinar (2012), de artículos como -"La relación política: de la representación política universal a las cyber-revoluciones" (2013), "From the Psychologization of Experience to the Priority of Emotions in Social Life", (2012), El desmantelamiento de la utopía moderna. ¿Hacia una nueva cultura política?", (2012) Y "Emociones versus normas. El confinamiento psicológico de la experiencia social", 2009).