Una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno de salud mental en su vida y será la primera causa de incapacidad en 2030
La psicóloga María Jesús Álava reclama una inversión en educación emocional en los jóvenes, y en la salud mental de los trabajadores
Una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno de salud mental en su vida y estos serán la primera causa de incapacidad en 2030. España es el país con mayor consumo de tranquilizantes del mundo y lidera el absentismo laboral por razones de salud mental, que alcanzan el 50% de los casos. Son datos ofrecidos por María Jesús Álava Reyes, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, en una jornada celebrada en la Universidad de Navarra titulada ‘Desafíos en Salud Mental: Cómo reducir el absentismo laboral e impulsar el bienestar en los jóvenes’.
Organizada por el Máster en Psicología General Sanitaria del centro académico, en colaboración con el Centro de Psicología Álava Reyes, el encuentro, al que asistieron más de 250 personas, abordó el incremento en la tasa de absentismo laboral y su relación con problemas de salud mental; así como el crecimiento de la demanda de atención psicológica de los jóvenes.
“Se habla mucho de salud mental, pero se invierte muy poco en ella. Nuestro bienestar depende básicamente de tener una buena educación emocional”, afirmó la experta. Según explicó, la pandemia nos demostró lo vulnerables que somos: “El grupo que mejor reaccionó fueron las personas mayores, al contrario que los adolescentes y jóvenes, que nos demostraron, con su malestar, que hemos fracasado en la educación emocional de las nuevas generaciones”. María Jesús Álava destacó que el 70% de los trastornos mentales se inicia en la etapa infanto-juvenil y uno de cada 20 adolescentes está en situación de riesgo de suicidio. “Si no somos capaces de invertir en educación emocional, ¿qué les estamos dando a las nuevas generaciones?”, se preguntó.
La psicóloga incidió en la importancia de formar a las nuevas generaciones de psicólogos: “Nunca antes los profesionales de psicología habíamos tenido tanto trabajo y nunca había venido la gente a la consulta tan mal”.
Respecto al absentismo laboral, recordó que mientras una baja normal dura unos 8-10 días, la media de una baja de salud mental es de 108 días al año. Asimismo, en 7 años (2016-2023) las situaciones laborales de incapacidad por temas mentales se han duplicado. “El problema es que cuando nos sentimos mal vamos al médico de atención temprana y este hace lo que puede: nos da la baja y medicación. Si tuvieran la posibilidad de remitir a los pacientes a los servicios de salud mental, nos iría mucho mejor. Pero la proporción de psicólogos y de psiquiatras es un tercio de la que necesitaríamos”.
Según la experta, estar de baja no es la mejor opción, ya que “el trabajo y las relaciones sociales suelen ser la mejor terapia”. Es momento, a su juicio, de que las empresas también inviertan en la salud mental de sus trabajadores: “Es una inversión con unos beneficios muy tangibles, ya que un equipo mentalmente saludable es un equipo más feliz, más productivo, alcanza más objetivos y tiene menos bajas”.
El absentismo laboral en jóvenes: desafíos y herramientas para combatirlo
A continuación, tuvo lugar una mesa redonda en la que participaron Elkin Luis, subdirector del Máster en Psicología General Sanitaria e investigador de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra; Javier Urra, psicólogo de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y del Juzgado de menores de Madrid; Francisco Santolaya, presidente del Consejo General de la Psicología de España; y María Jesús Álava.
Sobre la situación en la que se encuentran los jóvenes en absentismo laboral, el profesor Luis expuso que este fenómeno ya no se refiere solamente a abandonar el puesto de trabajo; también implica “no desarrollar las responsabilidades que implican cada puesto”. Además, señaló, que “debemos tener en cuenta que en las mismas empresas conviven varias generaciones: X, Z y Baby Boom”, lo que, en ocasiones, puede dificultar las relaciones, aunque también pueden ser una ventana de oportunidades.
“Hay organizaciones que han vinculado a los jóvenes para que se conviertan en mentores de personas mayores, ayudándoles a aplicar la IA a sus trabajos”. Además de estas herramientas para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes, el profesor Luis incidió en la necesidad de incluir herramientas de inteligencia emocional y autocuidado, “que llevarán a otros escenarios sobre los que encontrar nuevas maneras de abordar malestares psicológicos”.
Por su parte, Francisco Santolaya manifestó la importancia de que los psicólogos puedan especializarse en programas de posgrado como este: “La psicología se acerca cada vez más a lo patológico y se olvida de lo normal. La mayoría de las personas no tienen una patología; solo problemas que no son capaces de resolver con los recursos personales, familiares o sociales disponibles”. Por ello, señaló que “necesitamos más psicólogos, mejor preparados y con buenas tecnologías a su disposición”.
Sobre los desafíos a los que se enfrentan los jóvenes en la actualidad, Javier Urra compartió algunas de sus experiencias en el trato con estos y señaló la importancia de la actitud vital. “Hay una cuestión de pasión. Muchos jóvenes hoy en día no tienen expectativas. ¿Qué les transmitimos? Que van a vivir peor que nosotros, que no hay garantías laborales o que no podrán acceder a una vivienda. A los adolescentes y jóvenes hay que transmitirles que hay que vivir con alegría”, concluyó.