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La profesora Carmen Basanta propone la creatividad pedagógica para prevenir el burnout docente


FotoManuel Castells/La profesora Carmen Basanta

¿Puede la creatividad pedagógica prevenir el burnout docente? La profesora e investigadora de la Facultad de Educación y Psicología, Carmen Basanta, impartió, en el marco de una nueva edición de las Jornadas de centros educativos organizadas por la Facultad, una sesión acerca del uso de la creatividad para el diseño de programas educativos capaces de promover el bienestar docente y evitar el síndrome del profesor quemado o burnout.

La profesora Basanta forma parte del grupo de investigación VOICES, y su principal línea de investigación se centra en el diseño de escuelas creativas a través de la formación de maestros, la educación patrimonial en la sociedad intercultural, la identidad personal y social en las narrativas artísticas, y las experiencias significativas de vida y expresión artística.

En estas jornadas, la profesora Basanta reconoció que “la enseñanza es una profesión que es al mismo tiempo gratificante e inspiradora, como compleja y demandante, donde constantemente estamos pensando en cómo conectar mejor con el alumnado y cómo hacer del aprendizaje algo significativo” y añade: “esta situación, sin duda, hace que el profesorado “llegue a su casa con una mezcla, no siempre equilibrada, de agotamiento y satisfacción, porque muchas veces nos exigimos mantener a un lado nuestras emociones negativas al servicio de la calidad de aprendizaje y de las relaciones con nuestros estudiantes, y otras tantas nos esforzamos por mantener actitudes de motivación e inspiración constantes”.

Ante esta exigencia docente, a lo largo de la sesión, la profesora Basanta planteó tres preguntas: ¿cómo se cuida un docente? ¿Quién cuida de un docente? ¿Qué tiempo dedica un docente a su crecimiento personal? Destacó la importancia de dar una respuesta adecuada a estos aspectos, puesto que su descuido puede desencadenar el síndrome del profesor quemado o burnout. “En este síndrome hay una alta demanda o carga de exigencia laboral, y la persona tiene bajos recursos emocionales y de gestión para asumir esa carga”, señala, y continúa: “los síntomas son tres: el cansancio emocional, la desmotivación y la despersonalización”. Las consecuencias de este síndrome afectan notablemente al bienestar del profesorado y a la falta de realización profesional. Uno de los objetivos de la sesión se centró en “reconocer en la creatividad, porque siempre hay algo creativo en nosotros, que pueda ayudar a prevenir este síndrome”, apunta la profesora Basanta.

Para concluir la jornada, explicó cuáles pueden ser los recursos de creatividad vinculados al arte, la contemplación, el mindfulness o la escritura creativa, que pueden usar los docentes en su práctica educativa para evitar llegar a situaciones de desmotivación y cansancio emocional que deriven en burnout.

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